Su amor de toda la vida y una hija: el entorno de Sigourney Weaver, la actriz "demasiado alta para ser la guapa"
Sigourney Weaver recogerá en Premio Goya Internacional 2024 en la gala celebrada en Valladolid y presentada por Ana Belén y los Javis
La actriz trabajó con Rodrigo Cortés en ‘Luces Rojas’ y con Juan Antonio Bayona en ‘Un monstruo viene a verme’
No es una actriz al uso, le cerraron las puertas de las películas románticas y dramáticas y protagonizó su propia historia de amor que el cine el negó
Después de recibir el Premio Donostia a su trayectoria en 2016, Sigourney Weaver recibirá el Premio Goya Internacional 2024, tal y como la Academia española de cine ha anunciado. Un galardón que se entrega por tercera vez y que ya han recibido Cate Blanchett y Juliette Binoche y que ahora irá a manos de la estadounidense, que llegará a Valladolid para recoger el cabezón.
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La actriz, nacida Susan, pero en los 60 se cambió el nombre tras leer ‘El Gran Gatsby’, cuenta con una consolidada carrera en Hollywood, pero también ha trabajado en España. Lo hizo con Rodrigo Cortés en ‘Luces Rojas’ y con Juan Antonio Bayona, con el que se reencontrará en la gala, en ‘Un monstruo viene a verme’, lo que le llevó a estar nominada al Goya a mejor Actriz de Reparto.
Debutó con Woody Allen en ‘Annie Hall’ y su fama se disparó tras trabajar con Ridley Scott en ‘Alien’, película que dio una de las imágenes más míticas del cine con Weaver de protagonista. La actriz ha trabajado con directores de la talla de James Cameron, M. Night Shyamalan, David Fincher o Roman Polanski, consiguiendo tres nominaciones a los Oscar, ganar dos Globo de Oro y hacerse con un BAFTA.
“A lo largo de los años ha cautivado al público y se ha ganado su admiración como una de las intérpretes más queridas de los escenarios y las pantallas a nivel mundial. El trabajo ecléctico de Weaver es reflejo de su versatilidad, carisma y un talento indiscutible como actriz”, destaca la Academia en su comunicado reconociendo su trabajo prácticamente ininterrumpido durante casi 50 años. A la actriz delante de las cámaras la conocemos todos, pero ¿cómo es Sigourney Weaver en la intimidad?
Lo cierto es que la interpretación le venía de familia, su padre era productor y su madre una actriz inglesa. Parecía destinada a ser actriz, pero sus progenitores nunca estuvieron del todo de acuerdo en que su hija se dedicase a la interpretación al ser sensible a las críticas, y ahí entraba su altura.
La carga de su altura
Los inicios de la actriz no fueron fáciles. Mide 1’82, lo que durante mucho tiempo provocó que muchos directores la descartasen debido a que era más alta que sus compañeros masculinos, pero la teniente Ellen Ripley en ‘Alien’ le abrió las puertas de otro tipo de papeles y del cine de ciencia ficción.
Estudió en la Escuela de Arte Dramático de Yale junto a Meryl Streep, aunque su experiencia no fue del todo buena. “Se tomaban todo muy en serio. Todos eran muy competitivos”, recuerda. Además, sus profesores entonces le decían que no tenía talento y que su altura era un problema, como mucho podía dedicarse a la comedia, pero nunca al drama.
Sigourney Weaver no podía ser la novia en las películas románticas y tampoco entraba en los cánones establecidos para ser la chica guapa, así que encontró en la ciencia ficción un género que le ha reportado grandes alegrías a lo largo de su carrera interpretando a mujeres con gran fortaleza que siguen estando presente en sus trabajos más actuales. "Siempre fui demasiado alta para ser la novia, así que tuve que decir adiós a mi yo sexual. No hay tantos roles de mujeres como de hombres, pero nunca he envidiado a los hombres. Las mujeres son más interesantes”.
La historia de amor que le negaron en el cine
Al final la carrera de Weaver calló las bocas de sus profesores con su éxito profesional, a la vista está, y personal. La actriz se casó en 1984 con el director teatral Jim Simpson, su primer novio. Una historia de amor que nunca pudo interpretar en el cine porque le negaron protagonizar películas románticas, por lo que decidió vivirla en primera persona.
Sigourney y Jim se conocieron en una fiesta en la que no ocurrió nada, pero unos meses mas tarde ella le invitó a una fiesta en su casa donde él se quedó al terminar para ayudarla a recoger, siendo ella la que tuvo la iniciativa de invitarle a cenar. El amor surgió tan rápido que solo tres meses después se estaban casando.
En 1990 tuvieron a su única hija, Charlotte, que es escritora y mantiene una gran relación con sus padres. Su hija llegó cuando Weaver estaba en la cima de su carrera, pero su buena sintonía con su marido le permitió trabajar y viajar para poder seguir en la industria mientras él se dedicaba al cuidado de la pequeña.
Feliz de envejecer
A sus 74 años se ha enfrentado al reto de grabar ‘Avatar’ en unas condiciones exigentes manteniéndose durante horas sumergida en tanques en los que debía aprender a tener los ojos y la boca abiertos debajo del agua. Un reto con el que no quería que nadie pensase que “es muy vieja para hacer esto”.
“Suelo ser la persona más vieja en los rodajes”, ha contado sin que le suponga ningún tipo de problema. “Me gusta envejecer. No creo que sea atractivo tener una cara tensa con el cuerpo de un hombre de 65. Da miedo. Mi madre era una gran belleza y nunca sucumbió a la cirugía, pensó que era mejor envejecer con gracia y siento lo mismo”.