Nos habíamos odiado tanto: 'La amenaza fantasma' sale del 'lado oscuro' 25 años después

Para despejar la pregunta de "¿qué ha pasado para que incluso los 'verdaderos' fans de Star Wars hayan empezado a mirar con cariño 'La amenaza fantasma'?" basta una respuesta de perogrullo: ha pasado el tiempo. Y no es una tontería. El tiempo es crucial en la apreciación de unas películas marcadamente 'generacionales'. Hoy esos fans 'originales' de la saga empiezan a pintar canas. Y aunque ellos vivieron el 'Episodio I' como una afrenta, a la mayoría de sus hijos, esos a los que arrastraron al cine en 1999, les encantó. Sí, incluso cierto gungan torpe y alocado cuyo nombre no quieren ni mencionar. Y a sus nietos, aunque les duela, también les flipó 'El ascenso de Skywalker'.

En efecto, Star Wars siempre fue pensada para un público infantil. Que los niños crezcan no es asunto de George Lucas. Sí, hay cosas que no tiene punto de comparación: no habrá otro Han Solo, ni otra Leia, como los de la primera trilogía. En cuanto a Skywalker... ¿Es realmente mejor el Luke de Mark Hamill, como personaje, que el Anakin de Hayden Christensen? Es, por lo menos, discutible.

Volviendo a 'La amenaza fantasma', cosas que no le perdonan los fans: 1. Jar Jar Binks. Y sin embargo, a los niños de 1999 les encantaba, y a los mayores, 25 años después, les empieza a parecer 'gracioso'. 2. El guión era estúpido e ilógico. Ya. Claro. Y el guión de 'Episodio IV' era un dechado de virtudes narrativas. Pues no. Logró trasladar la estructuras del western y el feeling de las películas de Samuráis al espacio, un éxito. Pero por lo demás era igual de absurdo, incluso ante los ojos de sus propios protagonistas, que se avergonzaban de los diálogos y las situaciones disparatas. Eso era parte de su encanto. Lo que ocurre en ambas películas no es una cuestión de guión, es una cuestión de fe. La misma que a finales de los 90 ya habían perdido los fans 'originales'. Junto a la inocencia.

3. Las actuaciones: Harrison Ford como Han Solo es algo que no va a volver a ocurrir en la historia del cine. Y más te vale aceptarlo. Carrie Fisher reformulando a las 'princesas cautivas', tampoco. Por lo demás, Ewan McGregor, Liam Neeson y Natalie Portman (los tres mucho mejores actores que los de la primera trilogía) hicieron lo que tenían que hacer: ponerse al servicio de unas cintas que buscaban nuevos adeptos y no viejas glorias.

No vamos a extendernos aquí las bondades de la cinta (la construcción de una infraestructura social galáctica coherente, la caracterización de los Sith, la música de John Williams que se marcó el mejor tema de toda la franquicia, 'Duel of the fates', etc.) porque, otra vez, es solo una cuestión de fe. Do, or do not, there is no try.

Por supuesto, hay quien piensa que nada de esto tiene sentido. Y claro que no lo tiene, como el fútbol o el Arte. Y a la vez, lo tiene. Para los fans 'verdaderos', Star Wars siempre ha estado allí, y como muchos otros productos culturales que atesoran con nostalgia, esta los enfrenta al hecho concreto de su propio envejecimiento. Al tiempo. Afortunadamente, un cuarto de siglo después de esa monumental 'decepción', empiezan a entender que si hasta Anakin pudo redimirse, 'La amenaza fantasma' también puede. Todavía hay bondad en ella.