Sam Neill, una segunda oportunidad después del cáncer: "No sabía cuánto tiempo de vida me quedaba"

Cuando, en sus memorias aparecidas el año pasado, Sam Neill decía "estoy acabado, posiblemente muriendo", no lo decía con amargura, sino con esa resignación judeo cristiana e irlandesa -nació en Irlanda del Norte aunque se crió desde los siete años en Nueva Zelanda-, que se parece tanto al humor negro. En el libro, el protagonista en cintas tan disímiles como 'El piano' o 'Jurassic Park' no sólo hacía un recuento -en ese momento, urgente- de su vida, sino que aseguraba hacerlo prácticamente por aburrimiento: “La verdad es que no sabía cuánto tiempo me quedaba. Me encontré sin nada que hacer y estoy acostumbrado a trabajar”, decía para hablar de un libro que escribió "a toda prisa".

Todo eso parece haber quedado atrás ahora y lo cierto es que el actor no ha dejado de encadenar proyecto tras proyecto en televisión, donde esté año protagonizó junto a Annette Bening 'Un revés inesperado', miniserie basada en la novela de Liane Moriarty; vuelve a encarnar al abogado Brett Colby en la segunda temporada del drama judicial 'The Twelve' y se encuentra rodando para Netflix la serie 'Untamed', junto a Eric Bana, y en la que hace de un jefe de guardabosques en Yosemite, donde se producen una serie de crímenes.

"Soy un holgazán"

Con tanto proyecto en marcha, y habiendo salido apenas del cáncer, "holgazán" no es la palabra que parece definir más precisamente a Neill, pero así es lo que dice de sí mismo en una entrevista concedida esta misma semana a The Guardian: “Soy hombre ocioso, parece que trabajo mucho, pero básicamente soy un holgazán", ha dicho. En la entrevista también confiesa que, como su personaje en 'The Twelve' también estudió derecho, pero lo dejó porque le pareció 'increíblemente tedioso'.

Con más de cincuenta años de carrera, desarrollada al principio en el eje creativo Nueva Zelanda-Australia -aunque tuvo un desembarco temprano en Hollywood como el Damian de 'La profecía III'-, tal vez Neill hubiera sido un abogado mediocre pero es considerado un 'actor serio' que, sin embargo, está acostumbrado a tomarse las cosas con humor. Como cuando recuerda su inesperada incursión en el universo Marvel.

Se trató de un cameo en las películas de Thor dirigidas por su compatriota Taika Waititi, donde hacía del actor que hacía de Odin (Anthony Hopkins) en una obra de teatro. Se dice que Neill estaba tan pedido que iba por ahí preguntando a la peña "Entonces ¿en qué planeta estamos?" y que nunca llegó a entender un ápice de lo que allí se rodaba. “Ahora estamos en la era de las películas de acción de Marvel -le dice ha dicho a The Guardian- gente destruyendo ciudades enteras por capricho, no me resultan especialmente interesantes”.

Sobre el cáncer, dice que incluso cuando estaba "atrapado en Sidney recibiendo quimioterapia" fue solo un 'marco organizador' de su tiempo los últimos meses. Así se toma la vida, mientras disfruta de su ganado estatus de "actor de relativo éxito en cine y televisión, pero nunca estrella de cine". Puede ir a cualquier Starbucks, dice, sin ser reconocido, aunque les diga su nombre a los encargados. Y tal vez, solo tal vez, exagera un poco respecto a su capacidad de 'pasar desapercibido'.