Will Ferrell o cómo actuar cuando tu amigo transiciona a los 61 años
Will Ferrell se embarca en un recorrido por carretera junto a su amiga Harper Steele en un documental sobre lo que significa transicionar
El viaje, en realidad es el de un hombre lleno de preguntas y una mujer dispuesta contestarlas mientras abraza públicamente su propia realidad
La comprensión de la experiencia trans es una de las tareas pendientes de la sociedad contemporánea
"Una pregunta -dice Will Ferrell en un momento de su viaje por carretera junto a su amiga Harper Steele - ¿Crees que conduces peor siendo mujer?". El chiste, tan hilarante como 'políticamente incorrecto' podría llevar a engaño sobre el tono de 'Will & Harper', el documental en el que seguimos las aventuras 'on the road' de dos personas de mediana edad: uno de los comediantes más conocidos del planeta y una guionista que resulta que empezó un proceso de transición hace dos años, cuando tenía 61 y había logrado todo en su carrera, incluido un Emmy por su trabajo al frente de 'Saturday Night Live'. Porque más que un humor grueso o una necesidad banal de epatar, lo que vemos en la cinta es una genuina empatía.
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¿Cómo reaccionarías si tu colega de hace 25 años te manda un mail en el que te cuenta, por primera vez, que quiere vivir el resto de su vida siendo quien es, una mujer? 'Will & Harper' explora ese asunto de manera directa pero sin poner el foco en la 'estrella de Hollywood con una amiga trans', sino en el recorrido emocional de dos personas que se conocen desde hace un cuarto de siglo y que sin embargo no se habían comunicado un asunto tan crucial como la propia identidad.
Harper Steele llegó como guionista a 'Saturday Night Live' -esa a suerte de Meca de la comedia televisiva americana- la misma semana en que Ferrell se incorporaba como actor. Incontables sketches después, Will y Harper (entonces Andrew) habían forjado una amistad y una camaradería que trascendía lo laboral. Los unía, claro, el sentido del humor, porque Harper -"una de las personas más divertidas que he conocido en mi vida" a decir de Jimmy Fallon- no solo se dedicaba a crear las situaciones más desternillantes que interpretaba su amigo, sino que había construido con él una amistad por la que, sin embargo, llegó a temer.
“Hola, Will -decía la carta que le escribió Harper a Will-. Hay algo que tengo que decirte. Ahora soy vieja, y por ridículo e innecesario que pueda parecer informarte, voy a hacer la transición para vivir como mujer. En los últimos 10 años he intentado entender lo que está pasando. Quise librarme de esto durante toda mi vida. Y ahora abandono la lucha. Cuando era joven pensaba que todos se sentían como yo. Luego pensé: ‘a lo mejor soy un bicho raro’. Luego, lo ignoré por mucho tiempo y acabé en terapia. Es maravilloso cuando tu mente y tu cuerpo se rebelan contra lo antinatural en lo que te fuiste convirtiendo".
En el documental, Ferrell no niega ninguna de las emociones que lo atravesaron ante la confesión de su amiga, emociones que suelen pasar por la sorpresa e incluso en escepticismo, pero fue Harper quien, ya desde esa misma carta empezó a darle pistas sobre cómo actuar al respecto. "Dudo de que ser una mujer trans cambie tanto mi personalidad. En vez de un idiota, seré una perra. Me ha hecho más feliz. Quisiera que mi felicidad se tradujera en un futuro brillante y despreocupado, lleno de valor y confianza, pero no he tenido suerte. Llevo muchas dudas y miedos conmigo, como el comediante que siempre he sido. No voy a ser buena en esto. Realmente, va a ser lento e incómodo y aterrador… y alegre. Sobre todo, espero no perder a nadie que me importe. Gracias. Nombre pendiente”.
La mejor forma que encontraron ambos amigos para reencontrarse en la nueva situación, ya que no se veían desde la pandemia, fue hacer un recorrido de Nueva York a California pasando por sitios que habían sido significativos para Harper en su 'anterior' vida, tal vez para descubrir que los lugares, como las personas, tienen esencias que trascienden las mutaciones del tiempo y de la visión que se tiene de ellas. Carreteras, bares, circuitos de coches de la América profunda que tiene, en algunos, caos, las reacciones esperables ante la insólita dupla de una celebridad de Hollywood y una señora trans. Pero el documental tampoco se centra en eso, sino en la exploración de la propia amistad, que acaba, como no, con un chapuzón en las aguas del Pacífico, un gesto sencillo de dos amigos, que tiene tanto de bautismal como de simplemente feliz.