Jane Fonda y Robert Redford forman una de esas parejas icónicas del Hollywood clásico que dejaron huella en la memoria de miles de cinéfilos, al estilo de Humphrey Bogart y Lauren Bacall o Errol Flynn y Olivia de Havilland. En realidad, a lo largo de su carrera solo compartieron pantalla en cinco películas, y sin embargo la sensación que transmitía la química que compartían juntos nos hace creer que fueron muchas más. Pero esa aparentemente idílica relación que tenían ante la cámara tenía también un lado más oscuro por detrás.

La primera vez que las dos estrellas coincidieron en una película fue en 'Me casaré contigo' (1960), de Joshua Logan, donde Redford solo era un secundario. Después aparecieron juntos en 'La jauría humana' (1966), a las órdenes de Arthur Penn, pero no fue hasta 'Descalzos por el parque' (1967), de Gene Saks, cuando ambos intérpretes tendrían los roles protagonistas. Aunque, sin duda, su colaboración más memorable fue en 'El jinete eléctrico' (1979), de Sydney Pollack. Muchos años después, en 2017, volverían a compartir pantalla como dos octogenarios enamorados en 'Nosotros en la noche' (2017), de Ritesh Batra.

Fonda, de 86 años, reveló en una entrevista en 2023 que, pese a la imagen que siempre han dado de puertas para afuera, había tensiones entre bastidores con su compañero. La actriz explicaba que le costó acostumbrarse al temperamento de Redford (88 años), que habitualmente solía mostrar un carácter gruñón y malhumorado durante los agotadores rodajes. "Siempre está de mal humor y siempre pensé que era culpa mía", decía Jane.

Sin embargo, las cosas habían cambiado en el rodaje de 'Nosotros en la noche', o al menos ella ya tenía una idea más clara de cómo lidiar con él. "La última película que hice con él fue hace seis años. Tenía unos 80 años o algo así. Y finalmente supe que había crecido. Cuando llegaba al set tres horas tarde y de mal humor, sabía que no era culpa mía”. La veterana estrella remarcaba que, después de todo, tienen una buena relación. "Es muy buena persona. Simplemente tiene un problema con las mujeres", dejaba caer Fonda.

Una de las anécdotas más recordadas sobre la relación de Fonda y Redford es la relacionada con el beso que protagonizaron en 'El jinete eléctrico'. Lo que parecía una escena que no daría problemas a dos estrellas tan experimentadas se convirtió en toda una pesadilla logística.

Los actores se veían interrumpidos una y otra vez por tormentas eléctricas que iban y venían. Lo que tenía que ser una secuencia de apenas 20 segundos terminó necesitando 48 tomas. El dichoso beso costó 280.000 dólares y fue filmado desde diferentes ángulos hasta que Sydney Pollack se dio por satisfecho. "Habría sido más barato si hubiera besado al caballo", sentenció el malhumorado Redford.