Bill Murray, Wesley Snipes o Mickey Rourke: ¿por qué nadie en Hollywood quiere trabajar con estos actores?
Bill Murray arrojaba ceniceros, pegaba y rompía gafas porque no soportaba que le llevasen la contraria o no se hiciese lo que él quería
En el rodaje de 'Nueve semanas y media', Mickey Rourke daba miedo y tuvieron que ponerle un vigilante para evitar sus salidas nocturnas
El rodaje de 'Blade III' fue una auténtica pesadilla: Wesley Snipes fumaba marihuana en su camerino sin parar y solo rodaba los primeros planos
El éxito puede ser destructivo para ciertas personas y más en el mundo de cine. Una fama mal llevada les convierte en insoportables, déspotas y excéntricas. No hay quien les aguante y menos en jornadas tan intensas así que acaban arrinconadas por sus compañeros de rodaje. Principalmente esta es la razón de por qué en Hollywood muchos rechazan trabajar con algunos actores como Bill Murray, Wesley Snipes o Mickey Rourke. En Uppers vamos a conocer cuáles son los actores más difíciles de Hollywood y qué sucedió para que en el mundo cinematográfico no quieran ni verlos.
Marlon Brando, que murió en 2004, fue un actor indiscutible y un maestro para su profesión, pero también podría ser el rey de las estrellas despiadadas que sembraba el caos en todas las grabaciones. Conocedor de su papel imprescindible se convertía en imprevisible e insoportable discutiendo siempre con todos los directores. Pero la paciencia se acaba y el público poco puede hacer. Eso es lo que les ha pasado a algunos actores con los que nadie ya quiere trabajar por mucho que un papel se haya creado o imaginado para ellos. Es el caso de Bill Murray, Wesley Snipes o Mickey Rourke.
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Bill Murray
Este actor y humorista estadounidense de 71 años alcanzó la fama con papeles en distintas películas: Los cazafantasmas, El pelotón chiflado, Los fantasmas atacan al jefe… representando a la perfección al típico hombre cínico norteamericano de los ochenta. Con la cinta Atrapado en el tiempo Atrapado en el tiemposu éxito es total pero el rodaje debió ser un suplicio para su amigo y director Harold Ramis, ya que Murray no quería que la película fuera una comedia. Además llegaba tarde a diario y tenía “rabietas” para conseguir lo que quería.
Incluso cuentan que Murray era tan excéntrico que llegó a contratar como intermediario entre él y Ramis a un sordomudo que después comprobaron que no conocía el lenguaje de signos. Durante 21 años el actor le retiró la palabra a su amigo y director y solo se reconciliaron meses antes de su muerte.
En ¿Qué pasa con Bob?se enfrentó a su compañero de reparto Richard Dreyfuss tan solo porque le propuso cambiar unos diálogos y después le arrojó un cenicero e intentó pegarle. A Laura Ziskin, la productora de la película, la tiró a un lago durante una discusión y le rompió las gafas.
Según el mismo Murray reconoció en una entrevista a The Guardian: “Mi reputación de actor difícil viene por gente con la que no me gustaba trabajar o por gente que no sabía cómo trabajar o en qué consiste trabajar”. Otros cineastas como Jim Jarmush, Wes Anderson y Sofia Coppola han seguido contando con él.
Mickey Rourke
El actor, guionista y exboxeador estadounidense hoy tiene 69 años y prácticamente está desaparecido de la pequeña y la gran pantalla. Tras grabar El corazón del ángel, La ley de la calle o Nueve semanas y media, la crítica le calificó como “un león de Hollywood, con la intensidad melancólica del joven Marlon Brando, la electricidad de James Dean y la carga emocional de John Garfield”. Rourke era un actor intenso que transmitía el peligro como si fuera real, el problema es que también resultaba peligroso en el trato directo con él.
Cuentan que en el rodaje de Nueve semanas y media ponía de los nervios a todosNueve semanas y media porque escuchaba música de Billy Idol a todo volumen entre tomas. A las grabaciones llegaba con sus amigos a los que su compañera de reparto Kim Basinger calificó como gente rara, intimidatoria y peligrosa de verdad. Se suma el que hacían todo lo posible por “desestabilizarla antes de rodar escenas donde ella debía entrar en un estado de fragilidad”.
Rourke no descansaba y salía todas las noches hasta el punto de que llegaron a contratar a un vigilante para que le controlara. Él mismo explicó años después que “estaba fuera de control y creía que la fiesta no iba a terminar. Me podía alojar en cualquier hotel, comprar lo que quisiera y sacar a toda mi pandilla a cenar”. Hasta se compró seis Cadillacs para regalarlos a los pocos días. Se convirtió en un indeseable y un arrogante. Rechazó su participación en películas que fueron un bombazo como Rain Man, Los intocables, Platoon o Pulp Fiction sin molestarse en leer sus guiones.
Su participación en El luchador. Incluso los inversores de la película habían retirado su dinero cuando comprobaron que el director había firmado un contrato con Rourke. Más tarde reconoció que se había equivocado: “Amenacé a productores, grité a directores, olvidé el nombre de mi agente… Era tan estúpido que pensaba que cambiar me haría menos hombre. Quemé todos mis puentes. Y la gente tiene muy buena memoria”.
En Iron Man 2. Le llegó una nueva oportunidad cuando Martin Scorsese quiso ficharlo para rodar El irlandés. No obstante, Robert De Niro, que ya había trabajado con Rourke en El corazón del ángel, fue tajante y se negó a repetir la experiencia. La guinda la puso el propio Rourke al afirmar que De Niro “nunca le perdonó que interpretase mejor que él”.
Wesley Snipes
Wesley Snipes tampoco supo gestionar su éxito. Ha cumplido 59 años y además de actor es productor y practica el hapkido, uno de los artes marciales coreanos enfocados hacia la defensa personal militar y civil. Nació en Florida pero creció en el barrio del Bronx, en Nueva York.
Sus papeles en Fiebre salvaje, Demolition Man o Los blancos no la saben meter lo convirtieron en uno de los actores más versátiles de Hollywood. La película de terror y acción Bladedel director Stephen Norrington le posicionó como la máxima estrella negra de los noventa. Pero muchos relatan que el rodaje de Blade III fue una auténtica pesadilla.
Wesley Snipes fumaba marihuana en su camerino sin parar y solo rodaba los primeros planos. Todas las demás escenas las tuvieron que resolver con dobles de cuerpo. En una discusión con el director le acuso de racista y le intentó estrangular. Después le pidieron que se marchara porque ya no le iban a necesitar. Explican que el director le espetó: “Ya tenemos todos tus primeros planos, no te necesitamos”. Desde ese momento solo se comunicó con el equipo a través de post-its que firmaba como “Blade”.
A partir de eso ya no levantó cabeza. Es más, estuvo tres años en la cárcel por evadir impuestos. Es cierto que Snipes ha vuelto a rodar películas como Los mercenarios 3, Chi-Raq y Mi nombre es Dolemite pero el resto de cintas directamente se han estrenado solo en vídeo. Ahora está centrado en el rodaje de series para televisión.