Cuando Hattie McDaniel ganó su Oscar por 'Lo que el viento se llevó', tuvo que caminar al escenario desde una mesa aislada al fondo de la sala porque el hotel donde se celebraba la ceremonia en 1940 no permitía la entrada de negros e hizo una excepción con ella. Hollywood siempre ha ejercido como una proyección de las relaciones entre razas en Estados Unidos, sus progresos y sus tensiones, hasta el punto de que hoy resulta imposible comprender el movimiento #BlackLivesMatter sin el impulso que le dan las estrellas de cine. Estos son los actores que derribaron barreras y caminaron por un camino que, antes de ellos, ni siquiera existía.
Sidney Poitier (93) fue la primera estrella de cine negra. El primero nominado al Oscar, por 'Fugitivos' en 1959, y el primero en ganarlo, por 'Los lirios del valle' en 1964. Apenas sabía leer cuando debutó en el cine, pero se negó a aceptar papeles que fomentasen los estereotipos de la época (sirvientes, esclavos, vagabundos) y representó a un tipo de hombre negro hasta entonces inédito en Hollywood: doctores, ingenieros, profesores, periodistas y policías.
En 'En el calor de la noche', en la que interpretaba a un detective, el dueño de una plantación le da una bofetada y Poitier se la devuelve sin pestañear para a continuación volver a su carácter reservado. El actor insistió en insertar esta reacción (en el guion su personaje se achantaba ante la agresión) porque sabía que supondría una catarsis para el público.
Sidney Poitier siempre interpretaba a hombres íntegros, honestos y heroicos que miraban de frente a los blancos porque, aunque no tuvieran los mismos derechos sociales, sus personajes consideraban que la igualdad empezaba por comportarse como iguales. En 'En el calor de la noche' hizo historia tocando a un blanco hasta en tres ocasiones (meses después Petula Clark posó su mano sobre el brazo de Harry Belafonte en televisión y la polémica duró semanas, para cuando 'Star Trek' emitió el primer beso interracial de la televisión el público ya empezaba a acostumbrarse y celebrarlo) y, a pesar de esa proximidad, le llamaban "chico" tantas veces que insistía en aclarar: "Ahora me llaman señor Tibbs", una frase mítica que acabó dando título a la secuela. "Aquella fue la primera vez que el público veía a un negro bien vestido y respetado", recordaría el director Norman Jewison, "pero durante el rodaje en Tennessee solo había un hotel que aceptase alojar negros y blancos".
'Adivina quién viene esta noche' satirizaba la clase bienestante que se vanagloria de su progresismo hasta que ese progresismo se le mete en casa: Katherine Hepburn y Spencer Tracy interpretaban a un matrimonio cuya hija aparecía en casa con un novio negro. La comedia se estrenó cuando los matrimonios interraciales todavía eran ilegales en 17 estados. Tan solo dos años antes, el beso de Poitier con la actriz blanca Elizabeth Hartman en 'Un retazo de azul' (una fábula nada sutil en la que una ciega se enamora de un hombre sin conocer su raza) había sido eliminado en los cines del sur de Estados Unidos. En 1968 Sidney Poitier se convirtió en la estrella más taquillera del planeta gracias a 'En el calor de la noche', 'Rebelión en las aulas' y 'Adivina quién viene esta noche', en cuya escena más emblemática su personaje le espetaba a su padre "tú te ves como un hombre negro, pero yo me veo como un hombre".
"No creo que nadie [más] en el mundo pudiera haber sido ungido con la responsabilidad de crear una imagen completamente nueva de las personas negras, y especialmente de los hombres negros", admiró su amigo Harry Belafonte, con quien Poitier marchó junto a Martin Luther King para manifestarse por los derechos civiles. Poitier fue un símbolo de la América integracionista, un "negro amable" que apaciguó los prejuicios de los espectadores más conservadores. Esto le granjeó, por supuesto, las críticas de los sectores más radicales del movimiento que lo consideraban un vendido y un peón al servició de las buenas intenciones de la industria del cine blanca. Aquel desprecio de parte de su comunidad le desanimó hasta aparcar la interpretación para dirigir nueve películas (la más conocida, 'Locos de remate'), utilizando su popularidad para abrir camino a otros directores negros (Jordan Peele homenajeó 'Adivina quién viene esta noche' con 'Déjame salir' en 2017) y se jubiló definitivamente en 1997 como una leyenda no solo de la comunidad negra sino del cine en general.
Eddie Murphy (59) se convirtió, gracias a 'Superdetective' en Hollywood, en la mayor estrella de Hollywood durante los 80. "Mi repercusión en el cine se debe a que fui el primer negro en ponerse al mando en el mundo de los blancos en una película" presumía el actor, "por eso me volví tan popular, la gente no había visto eso antes. Las pelis de blaxploitation ocurrían en el gueto, nunca en el mundo de los blancos. 'Límite: 48 horas' funcionaba porque yo estaba al cargo y empujaba la trama hacia adelante".
Murphy tenía un carácter menos casto o moral que Poitier, porque el discurso de los 80 ya no era que los negros podían estar a la altura de los blancos sino que podían incluso superarlos. Pero eso no le eximía de sufrir los prejuicios racistas por parte de la industria y de la prensa: a Eddie Murphy se le reprochaba que no fuese un modelo de conducta para la comunidad negra, algo que nadie esperaría de un actor blanco.
Los medios comentaban el "séquito" de amigos que seguían a Murphy a todas partes, sus extravagantes exigencias durante los rodajes y su obsesión con ganar más dinero. "Como si fuera la única persona en Hollywood con un tráiler y un entrenador" se defendía el actor, "Tom Cruise salió en la portada de Time y no había ni una sola mención a su dinero. Él es un tío joven como yo, soltero, y que gana tanto dinero como yo. Pero el reportaje hablaba sobre ecología, sobre cómo Cruise tira de la cadena una vez cada varios días para conservar el agua. Una persona negra rica es una rareza en la sociedad. '¿Cómo has conseguido todo este dinero, negro?'. Cuando fui al programa de David Letterman solo me preguntó sobre el dinero que gano y nunca, nunca se lo ha preguntado a nadie antes. Cinco hombres juntos son descritos como una 'pandilla' o un 'séquito', mientras que cinco hombres blancos juntos son una reunión. Lo que en un blanco es visto como excentricidades encantadoras, en un negro se consideran defectos del carácter".
Murphy consiguió ser, además de un portavoz del doble rasero con el que se juzga a los negros en Estados Unidos incluso (o especialmente) cuando triunfan, el primer actor negro en hacer personajes cuya raza no estaba especificada en el guion.
Denzel Washington (65) asentó esta tendencia. Se benefició de ser el actor negro favorito de Hollywood para conseguir papeles históricos ('Tiempos de gloria', 'Grita libertad', 'Malcolm X') y después traspasar una barrera simbólica al arrasar en taquilla con películas en las cuales su raza era irrelevante. 'El informe pelícano' (aunque, en 1993, Hollywood todavía se mostraba incómodo con el erotismo interracial y eliminó una escena en la que Washington besaba a Julia Roberts), 'Marea roja' o 'El coleccionista de huesos' lo convirtieron en una de las mayores estrellas de cine de los 90 y una de las más queridas y respetadas por el gran público. Él mismo contó que en 1986 le ofrecieron interpretar a "un negro imposible de matar" en una comedia sobre un condenado a muerte por violación al que intentan ejecutar de diferentes modos (silla eléctrica, inyección letal, ahorcamiento) pero siempre sobrevive. "Tú eres judío" le dijo Washington al productor, "¿Te haría gracia ver una comedia sobre cámaras de gas? Porque a mi gente la siguen ahorcando". Un año después conseguiría su primera nominación al Oscar, por 'Grita libertad'.
Este discurso prudente y solemne ha hecho de Denzel Washington una especie de líder espiritual. "No aspiréis a ganaros la vida, aspirad a marcar una diferencia", animó a los alumnos de la universidad afroamericana de Dillard. Aunque asegura no sentir el peso de la comunidad negra sobre sus hombros, Washington camina erguido por si acaso alguien quisiera subirse a ellos: no se droga en pantalla, no fuma, no bebe, ni mantiene relaciones sexuales con blancas. Y cuando ha ocurrido, se ha asegurado de que su personaje sufriese las consecuencias (él exigió la caída final de su personaje en 'Training Day' como moraleja). No lo verbaliza, pero en su filmografía se percibe cierta querencia por representar a un hombre negro decente más afín a Poitier que a Murphy. Por eso se puede permitir dirigir y protagonizar bastiones de la cultura negra como Fences, que le dio su tercer Oscar, y alternarlos con peripecias de acción en los que persigue trenes en llamas. Sus nueve nominaciones al Oscar triplican las del segundo negro más nominado, Morgan Freeman, e igualan a Tracy, Pacino y Newman demostrando que no hay ningún tipo de barrera para Denzel Washington. Él es el listón.
Whoopi Goldberg (64) siempre defendió que, como solía decir Hattie McDaniel, es mejor interpretar a una criada que ser una criada. Pero ella adquirió semejante popularidad haciendo comedia sobre estereotipos que acabó interpretando a una pitonisa, a una monja y a una entrenadora de baloncesto. Goldberg pasó de sufrir el racismo sistémico cuando Disney se negaba a contratarla para 'Sister Act' porque temían el rechazo del público del sur a convertirse en la actriz mejor pagada de la historia por 'Sister Act 2, de vuelta al convento'. Goldberg es una de las activistas afroamericanas que abogan por la memoria histórica: colecciona arte racista del pasado porque considera que eliminarlo es fingir que no ocurrió y eso significaría no aprender de ello.
Morgan Freeman (83) habla con tanta sabiduría que su voz, casi sobrenatural, resuena en documentales, tráilers y anuncios de Visa. Su presencia tiene una dignidad despojada de todo artificio que le ha llevado a interpretar a Nelson Mandela, a Dios y al presidente de Estados Unidos. Por eso cada vez que habla sobre cualquier tema el mundo se queda en silencio para escucharlo. Freeman ha definido el 'Mes de la historia negra' como una iniciativa "ridícula": "¿Vas a relegar mi historia a un mes? ¿Cuál es el mes de la historia blanca? La historia negra es la historia de Estados Unidos. Yo no te llamo a ti hombre blanco, no me llames tú a mí hombre negro". El actor es además de la opinión de que el racismo crece cuanto más se hable sobre ello, una postura que le ha traído críticas, y que el movimiento "Black Lives Matter" (las vidas de los negros importan) no sería polémico si tan solo se hubiera añadido un "Too" (también) al final del nombre.
Samuel L. Jackson (71) ejerció como activista por los derechos civiles durante los 60, hasta el punto de ser uno de los hombres que caminaban junto al féretro de Martin Luther King en 1968. Un año después, encabezó una protesta en su universidad encerrando a los miembros del comité para exigir más presencia negra en la cúpula de la institución. La protesta consiguió su objetivo, pero Jackson y sus compañeros fueron expulsados.
Al encontrarse sin formación, se afilió a las panteras negras y comenzó a preparar una revuelta armada hasta que el FBI visitó a su madre y la avisó de que la vida de Samuel corría peligro si seguía juntándose con esas compañías. Así que ella lo montó en un avión a Los Ángeles y, tras dos años trabajando en servicios sociales, Samuel L. Jackson regresó a Moorhouse para graduarse en teatro esta vez. "Decidí que el teatro sería mi política. Podría involucrar a la gente y afectar su manera de pensar. Incluso quizá podría cambiar su mentalidad", recuerda el actor, "el mejor consejo que recibí es que tenía que ser diez veces más listo, más valiente y más educado solo para conseguir la igualdad. Y mi sueño de convertirme en actor se hizo realidad".
Más que un actor, Samuel L. Jackson es un icono de Hollywood que genera unas expectativas inmediatas en cuanto aparece en pantalla. Gracias a su participación en 'Star Wars' y 'Marvel' es el actor más taquillero de la historia y utiliza su popularidad para luchar contra el racismo sin andarse con tapujos. Hace solo unos días se rió de que Donald Trump se escondiese en un sótano de la Casa Blanca durante las protestas pacíficas por la muerte de George Floyd llamándole "cobarde hijo de puta".
Viola Davis (54) es la actriz negra más nominada al Oscar junto con Octavia Spencer, su compañera en 'Criadas y señoras'. Davis es una de las estrellas más sinceras de Hollywood y ha llegado a lamentar que en aquella película la vida de las criadas negras estuviese filtrada a través de la experiencia de los blancos. "Lo único que separa a las mujeres de color de las demás es la oportunidad. No puedes ganar un Emmy por papeles que simplemente no existen", exclamó en su discurso por el Emmy por Cómo defender a un asesino.
Davis se ha erigido como portavoz de las mujeres negras en Hollywood y, por extensión, de las mujeres negras en general: "El arte es una ventana para conocer a las mujeres negras, pero ha estado limitado a mujeres montadas en un autobús, regañando a alguien o llevando un delantal. Para cuando salen de la pantalla, te quedas preguntándote quiénes son, si están enamoradas, si tienen sexo, si están furiosas. El cine carece de mujeres negras normales. No las que son didácticas o las que solo aparecen para ilustrar una anomalía social, sino las que simplemente están ahí. Yo tengo más de 50 y soy más oscura que una bolsa de papel. Las actrices como yo están relegadas a hacer castings para hacer de drogadictas, de madres o de mujeres con una mano en la cintura que siempre son descritas como 'deslenguada'. Personajes que ni te imaginas que tienen vagina. Yo podría hacer una comedia romántica. Podrían verme como ven a Nicole Kidman, Julianne Moore, Meryl Streep. Vengo del mismo lugar: estudié en Juilliard, trabajé en Broadway. Lo que hace falta es imaginación".
El año pasado, Davis presumió de estar contribuyendo a un cambio con 'Viudas'. En la primera escena de la película aparecía con Liam Neeson en la cama y salían besándose. "Él hacía de mi marido. No de esclavista. Ni yo era una prostituta", explicaba la actriz.
Will Smith (51) es una de las estrellas negras que menos se han pronunciado por la causa y que menos papeles históricos han interpretado (solo 'Alí', en 2001), en una especie de misión exitosa para que el público prácticamente se olvide de que es negro.
Pero ese rol es tan efectivo y necesario como el de los actores más activistas. Desde su segunda película, 'Independence Day', Smith miró a los ojos a las mayores estrellas de Hollywood y su raza jamás ha supuesto un conflicto en su carrera. Por eso resulta llamativo que en la serie que lo lanzó a la fama el asunto se tratase con regularidad, a veces como comedia y a veces como drama.
Ya en el sexto episodio de la telecomedia, emitido en 1990, se abordaba el racismo de la policía en un episodio en el que Will y su primo Carlton conducían hasta Palm Springs con el coche del socio de Phil. Unos policías los arrestaban al sospechar que lo habían robado y, mientras que Carlton (negro privilegiado) excusaba a los agentes defendiendo que estaban haciendo su trabajo, Will insistía en que no les habrían detenido si fueran blancos. Al final del episodio Phil y Vivian confrontaban a los policías denunciando el trato injusto (el arresto no se solucionaba hasta que no aparecía el socio blanco de Phil) y Carlton le preguntaba a su padre si la detención se debía al racismo. "Me pregunté lo mismo la primera vez que me detuvieron", respondía Phil poniendo un final amargo al episodio.