El nombre de Leonardo DiCaprio evoca recuerdos inmediatos de sus papeles más emblemáticos. Desde sus destacados papeles cinematográficos en What’s Eating Gilbert Grape (1993) y The Basketball Diaries (1995) hasta sus papeles más icónicos en Titanic (1997) e Inception (2010), Leo ha demostrado ser la definición de un actor de primer nivel. DiCaprio incluso interpretó al hombre de negocios clandestino, Jordan Belfort, en la épica El Lobo de Wall Street de 2013.
Ahora se está lanzando al mundo de los negocios y, afortunadamente, no es una operación sospechosa. No es novedad que DiCaprio ha sido uno de los actores más laureados de Hollywood de los últimos lustros. Su filmografía no es precisamente pequeña y le ha valido para alzarse con un Oscar, un BAFTA o dos Globos de Oro, entre tantos otros. Carrera que le ha servido también para situarse entre los actores mejores pagados del mundo.
Según Celebrity Net Worth, su patrimonio neto alcanza la friolera cifra de 260 millones de dólares (al cambio, unos 220 millones de euros). Los largometrajes en los que ha participado entre 1995 y 2020 le han reportado hasta 300 millones de dólares, ha ganado al menos 100 millones en patrocinios y ha donado más de 80 millones para causas benéficas.
A finales de 2015, Leo invirtió en la empresa de diamantes Diamond Fountry, que utiliza reactores de plasma para reproducir las condiciones de presión y calor necesarias que consiguen crear estas piedras preciosas. Además, al no necesitar del sector de la minería, se calcula que son mucho más sostenibles e, incluso, tardan menos tiempo en conseguirse, entre 6 y 10 semanas.
En el mismo año invirtió en Casper, una startup de venta de colchones, que entonces cerró una ronda de financiación de 55 millones de dólares, liderada por la firma de capital riesgo Venture Partners Institucional (IVP). Una operación en la que también participaron Tobey Maguire, Adam Levine y el manager de Justin Bieber.
En mayo de 2016, la startup RUNA, que comercializa de forma sostenible bebidas energéticas y té a base de guayaba anunció que una serie de inversionistas se habían unido a su misión de apoyar, mediante el comercio justo, a los agricultores indígenas de la Amazonía ecuatoriana, entre ellos se encontraba Di Caprio.
En septiembre de 2017, DiCaprio empezó a invertir en MindMaze, una empresa emergente con sede en Suiza que utiliza diversas tecnologías para estudiar las expresiones faciales y reproducirlas a través de la realidad virtual.
A principios de 2018, invirtió y se convirtió en miembro de la junta de Kingo Energy, una empresa de energía solar afincada en Guatemala. "La energía solar es clave para un futuro sin combustibles fósiles y la tecnología de Kingo ayudará a permitir un amplio uso de la energía limpia en todo el mundo en desarrollo", dijo entonces el actor, conocido también por su lucha contra el cambio climático y la sostenibilidad.
Por otro lado, Leonardo DiCaprio es también un magnate inmobiliario. Tal y como detalla Celebrity Net Worth, en el 98 se gastó 1,6 millones de dólares en su primera casa frente al mar en Malibú (California). Más tarde se hizo con otras dos viviendas en la misma zona. También es dueño de tres inmuebles en Los Ángeles, dos en Hollywood Hills y una en Silver Lake. En 2014, desembolsó 5,2 millones de dólares en la antigua mansión de Dinah Shore en Palm Springs. Además, es dueño de dos apartamentos en la ciudad de Nueva York.
Y por si toda esta retahíla de casas y lujosos inmuebles no fuera poca, en 2005 Leonardo DiCaprio gastó 1,75 millones de dólares para comprar una isla privada en Belice. La idea del protagonista de Titanic es crear el resort 'Blackadore Caye, A Restorative Island' que conservará, eso sí, toda la vegetación de la isla y estará centrado en la salud, el bienestar y la sostenibilidad.
Diamond Foundry, compañía estadounidense surgida en Silicon Valley hace una década que tiene al actor Leonardo DiCaprio como inversor, quiere abrirse al mercado europeo desde la localidad cacereña de Trujillo.
La compañía plantea una inversión de 670 millones para construir en más de 30.000 metros cuadrados una industria en la que implantará tecnología puntera para ‘cultivar’ este caro y codiciado mineral que puede suponer un revulsivo en el sector tecnológico. Porque aunque Diamond Foundry se ha dedicado hasta ahora a la fabricación de diamantes sintéticos para joyería (tiene su propia marca de joyas), los ‘extremeños’ se destinarán a uso industrial.
Se harán en láminas o chips de cristal de diamante y se usarán como semiconductores para circuitos o chips, lo que permitirá mejoras en el campo de la electrónica y la alta tecnología, especialmente el 5G y los coches eléctricos, por sus excepcionales propiedades de dureza y conductividad térmica. Los ‘diamantes de Di Caprio’ podrían convertirse, incluso, en una buena alternativa a los microchips tal y como se conocen hasta hoy, escasos y muy demandados en la actualidad, que se fabrican fundamentalmente con silicio.