Así comienza 'Trainspotting' del cineasta escocés Danny Boyle, basada en la novela homónima de Irvine Welsh. Toda una declaración de principios que van acompañados por el electrizante 'Lust for Life' de Iggy Pop. Hace 25 años que llegó a las pantallas españolas y, sin embargo, este retrato de una Generación X, que se rinde ante las drogas, el sexo, la violencia y la música, sigue dejando poso en casi cualquiera que ve este filme. 'Trainspotting' va más allá de ser la simple historia de cuatro amiguetes que solo encuentran consuelo en la heroína; la película rompió moldes en 1996 por su estética, su narrativa y por una banda sonora que contaba con lo más sobresaliente del momento – Pulp, Blur, Elastica, Underworld y Lou Reed-. Pero, además, es imposible olvidar el guion, repleto de frases que hacen historia. Allá van algunas. Dale al play.
El pasado verano, Welsh publicó en Espala su última novela, 'El artista de la cuchilla'. Y si en 'Trainspotting', su alter ego era Mark Renton, el heroinómano que interpretaba Ewan McGregor, ahora es otro personaje de su obra culmen. Francis Begbie, interpretado por Robert Carlyle, era el único que no se drogaba, pero tenía otro defecto: era un tanto psicópata. En este nuevo libro parece haberse reformado, haber elegido una vida.