Xavier, Mainat y su hijo Pol: el entorno familiar que despide a la Sardá y para el que ella fue inspiración inagotable
La actriz y humorista ha fallecido a los 78 años a causa de un cáncer. Repasamos la historia que construyó junto a sus hermanos, entre ellos Xavier Sardà, su ex pareja el productor televisivo Josep Maria Mainat y su hijo Pol, también actor y director
Rosa María Sardà era de ir con las convicciones por delante y dejar lo personal en su sitio. Pero su historia no se escribe sin la de su entorno, algo que dejó muy claro al publicar su libro Un incidente sin importancia (Ed. Planeta): "Lo escribí bien entrados los cuarenta, porque sentí la necesidad de hablar de los míos. De mis abuelos, de personajes de mi familia y de su entorno, que de no recordar yo, pienso que nunca nadie hablaría de ellos", contó a El País. Lo de menos, decía, es que fuera su vida. Un afán de mantener alejado el protagonismo sin perder su altavoz como activista ni su sentido del humor que ha mantenido hasta los 78 años. Su fallecimiento a causa de un cáncer deja un vacío en las tablas españolas.
Su participación en cintas como ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?, La niña de tus ojos o Moros y cristianos y su triplete como presentadora de los Goya (estatuilla que se llevó dos veces) son solo algunos de los logros de una carrera prolífica que ha servido de inspiración a su propia familia. Un entorno dedicado por convicción y contagio al espectáculo con nombres propios como el de su hermano el periodista Xavier Sardà, su hijo el actor, director y dj Pol Mainat o su ex pareja, el productor televisivo Josep Maria Mainat.
MÁS
“Qué difícil es morirse en el primer mundo y qué caro”: Su humor, el gran legado de Rosa María Sardá
Último adiós a Rosa María Sardá: los mensajes de Antonio Banderas, Julia Otero o Maruja Torres para despedir a la actriz
"Quería envejecer con mis amigas": las pioneras malagueñas que trajeron el cohousing a España hace tres décadas
Orígenes humildes y dos pérdidas irreparables
"Una niña de posguerra", como ella misma describió su infancia a El País, que se estrenó en los escenarios parroquiales. Nacida en 1941 en Barcelona, vivió con sus padres y sus cuatro hermanos en el barrio de Horta. Su padre, payés de la Sagrera, y su madre, que falleció cuando ella aún estrenaba la veintena, enfermera. Esta pérdida la puso al frente como referente femenino familiar para sus hermanos: Federico (empresario de la noche barcelonsa), Santiago (empresario y escenógrafo), Xavier Sardà, y Joan, que falleció a causa del VIH.
Una pérdida dolorosa de la que Rosa María reflexionaba hace unos días en Lo de Ébole dentro del contexto del coronavirus: "Nos dejó cuando él tenía 26 años víctima de una enfermedad casi desconocida en España, que era el sida. Eso era el infierno, pero nosotros seguimos viviendo con él y dándole ánimo dos año. Era muy distinto. Ahora todos se sienten implicados, cualquiera puede pillar el coronavirus. El sida era de gente marginal, de gente degenerada y se los rehuía. Fue horroroso y vergonzoso lo que se hizo con los enfermos de sida. No soy creyente, pero no puedo ir al infierno porque ya he estado allí".
Su hermano Xavier Sardà: de su infancia separados a su convivencia en pantalla
Ese inicio temprano en los escenarios de las iglesias del barrio sirvió de inspiración a su hermano Xavier. Ella era la mayor de los cinco y él el más pequeño. Pasaron parte de su infancia separados tras la muerte: Xavier y Joan viviendo con "falsos abuelos", como relata el periodista en Mierda de infancia (Ediciones B), el segundo marido de su abuela materna y su esposa. Y ella con su padre y sus hermanos medianos, Federico y Santiago en Barcelona.
A pesar de ello, como Xavier contaba: "Nunca nos soltó la mano". Precisamente agarrado de ella lo llevaba a ver sus ensayos en el teatro cuando Rosa María se las apañaba para llevar dinero a casa. Convivencia que ambos contaron a través de su medio natural, la pantalla, en una entrevista que Xavier le hizo a su hermana en La Sexta Noche en la que compartieron historias de su infancia y cómo la pérdida de Joan marcó un antes y un después en la relación familiar a causa del estigma de la homosexualidad.
Discreción y admiración mutua: su relación con Josep Maria Mainat
La discreción mediática en la relación de la artista y el productor televisivo siempre ha sido la norma, a pesar del vínculo de ambos con el mundo del espectáculo. No fue hasta pasados varios meses de su ruptura tras tres décadas juntos (y sin casarse) y un hijo en común, Pol, cuando se supo que ya no estaban juntos.
Mainat, que compartió con Sardà los inicios de su grupo cómico, La Trinca, ha acabado convirtiéndose en uno de los nombres propios de la producción de televisión en España. Es fundador de la productora Gestmusic (ahora Gestmusic Endemol), creadora de formatos como Operación Triunfo. Una pasión que ahora comparte con su hijo Pol: en febrero estrenaban juntos Canal Trader, destinado a profesionales de la negociación bursátil.
Uno de los momentos en los que Mainat se ha mostrado más personal ha sido precisamente tras conocerse el fallecimiento de quien fuera su compañera tantos años. Lo ha hecho en Twitter, sin mucha explicación y una imagen familiar que se vale por sí misma: "Fira de Santa Llúcia, 1980", ha escrito.
Pol Mainat: su único hijo, también artista
De casta le viene al galgo. Pol no solo ha seguido los pasos de su madre, sino que ha compartido camino con ella incluso. Coincidieron como intérpretes en la serie Abuela de verano, emitida por TVE en 2005 a partir del libro Diario de una abuela de verano de Rosa Regás. Y más tarde, ya en 2011, demostrando sus dotes y pasión compartida por el audiovisual; Pol incluso dirigió a su madre en la serie Dues dones divines, junto a Verónica Forqué, que se emitió en la catalana TV3.
Su admiración por Rosa María, su madre, quedó patente con un mensaje contundente y escueto -a demanda de su madre- cuando este subió a recoger en 2016 el Gaudí de Honor para la actriz, que ya pasaba uno de los momentos más complejos de la enfermedad que ha padecido durante estos seis años. "Madre, eres muy grande. Buenas noches".