Nadie conoce a De Niro: ¿Cómo es realmente el actor más introvertido de Hollywood?
Considerado el mejor actor de su generación, es también el más desconocido: apenas ha dado entrevistas en su carrera.
El escritor Peter Biskind llegó a sugerir que está en el espectro del autismo.
La pensión que le pasa a su exmujer le tiene "trabajando a un ritmo insostenible" según su abogada.
Las tribus de indios creían que si te hacían una foto la cámaras te robaría el alma. Robert De Niro opina lo mismo sobre las entrevistas. El actor, que acaba de cumplir 78 años, apenas ha coincidido un puñado de ellas en las cinco décadas que lleva siendo una estrella. Y se ha arrepentido de todas ellas. En un fenómeno curioso y sin precedentes en Hollywood, diversos reportajes han tratado de reconstruir la semblanza de De Niro a través de testimonios de la gente que lo rodea. Pero el enigma sigue intacto: ¿Cómo es el cáracter de Robert de Niro?
Una relación difícil con su padre
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Los padres del actor, ambos artistas, se separaron cuando él aún era un bebé porque Robert De Niro Sr salió del armario. El matrimonio, eso sí, mantuvo una estrecha amistad y estimularon las inquietudes creativas del chaval: el padre lo llevaba al cine a menudo y, al volver a casa, el pequeño Robert recreaba las películas para su madre. (Años después, cuando se convirtió en una estrella, le hizo prometer a su madre que no revelaría cuáles eran los actores que imitaba de niño).
Con 16 años dejó el instituto para dedicarse a la interpretación, mientras en sus ratos libres se juntaba con pandilleros de Little Italy. Él vivía en Manhattan y le atraía la rebeldía de las calles, pero no se limitó a fetichizarlas: forjó amistades auténticas y hoy sigue conservando muchos amigos de aquella época.
La relación del actor con su padre siempre fue complicada. Cuando tenía 18 años viajó hasta Escocia para conocer sus orígenes y luego hizo autoestop hasta Italia para completar la geografía de su árbol genealógico. A medio camino paró en París, donde se había instalado su padre, y cuando fue a visitarlo se encontró con un hombre solitario, arruinado y deprimido. Así que convenció para volver a Nueva York con él.
De Niro Sr no llevaba bien ser un artista (pintor y poeta, sobre todo) que compartía nombre con la estrella de cine más famosa del mundo. En 1976, cuando su hijo ya había alcanzado el prestigio gracias a 'Malas calles', 'El padrino. Parte II' y 'Taxi Driver', se autopublicó una colección de poemas. "Estos poemas" escribió en el prólogo, "están escritos por Robert De Niro, el pintor, no confundir con Robert De Niro, el actor, que es su hijo". Él mismo admitía que la fama de su hijo atraía cierto interés hacia su obra, pero que siempre acababa eclipsándola.
En los 90, cuando abrió su restaurante TriBeCa Grill, el actor decidió decorar las paredes con cuadros de su padre. Al principio dudó si pedírselo, porque quizá le molestaría, pero la idea funcionó: De Niro Sr solía acudir al restaurante con sus amigos y pasaba las noches entreteniendo a los clientes con sus anécdotas. El pintor falleció en 1993 y 17 años más tarde su hijo produjo un documental sobre él para que su obra, su vida y su legado no desaparecieran.
"Se ha vuelto tan paranoico como Marlon"
Según su amiga la actriz Shelley Winters, De Niro fue encerrándose más y más en sí mismo conforme se volvía una cara conocida. "Se ha vuelto tan paranoico como Marlon [Brando]. Bobby solía estar presente en el momento. Solía hablar, dar opiniones, reírse. Era tan dulce. Ahora... bueno, ya no está presente".
En un momento dado, De Niro dejó de coger el teléfono y empezó a dar el de su secretaria. Quien quisiera comunicarse con él tendría que dejar un mensaje allí. "Tú no llamas a Bobby, él te llama a ti", aclaró uno de sus colaboradores. En una ocasión sonó el teléfono, De Niro lo cogió sin darse cuenta y en vez de continuar con la llamada dijo "Hola, soy Bobby, te paso con mi secretaria".
El carácter silencioso, solitario e introspectivo de Robert De Niro se debe, tal y como cuentan varios colaboradores suyos, a que está permanentemente observando. "La gente dice que está en otro lugar, en el espacio exterior" explicaba el asistente de Scorsese en 'New York, New York', "pero está ahí, en silencio, absorbiéndolo todo. Siempre está observando, siempre se está preparando para un papel". En el libro 'Moteros tranquilos, toros salvajes', el escritor Peter Biskind sugiere que De Niro se encuentra en el espectro del autismo.
Su construcción inmersiva de personajes proviene de una atención extrema a los detalles que conforman la experiencia humana. Durante el rodaje de 'Taxi Driver', la segunda de sus nueve colaboraciones con Scorsese, le indicaba al director que un corte de pelo o una taza de café no encajaban con la atmósfera de la película y Scorsese siempre le daba la razón. Para cuando rodaron 'Toro salvaje', directamente se comunicaban mediante miradas, murmullos y encogimientos de hombros.
Esta obsesión por el control le llevó a construir un restaurante en la planta baja del edificio donde vivía para poder reunirse con sus amigos, compañeros y conocidos en un ambiente discreto. Y le ha llevado a transformarse en sus personajes con un rigor que roza lo obsesivo.
En 'El padrino. Parte II' aprendió el dialecto siciliano (su personaje tenía ocho palabras en inglés), en 'New York, New York' practicó el saxofón hasta que le salieron callos y en una obra de teatro en la que tenía que partir un tablón en dos de un golpe se apuntó a clases de karate para lograrlo sin trucajes. Pero fueron sus bajadas y subidas de peso lo que convirtieron a De Niro en el primer paradigma del actor que se somete a sufrimientos y transformaciones extremas.
En 'Taxi Driver' adelgazó 20 kilos. Cuatro años después, para preparar 'Toro salvaje', se pasó un año aprendiendo a boxear y después destrozó la musculatura que había adquirido dándose atracones de helado y pasta hasta engordar 30 kilos: en las últimas escenas de la película su personaje, Jake LaMotta, aparecía muy desmejorado físicamente y De Niro rechazó el uso de prótesis.
Él mismo ha admitido que siente que tiene que "ganarse el derecho" de interpretar un papel. Pero esta entrega, inevitablemente, le acabó cansando. Con el paso de los años De Niro cada vez fue dejando de someter su cuerpo y su mente a semejantes sufrimientos y optó por interpretaciones más cómodas en thrillers genéricos o comedias ligeras.
La muerte de John Belushi lo traumatizó
El cómico John Belushi era uno de sus mejores amigos. Juntos solían ir a las fiestas que daba Hugh Hefner en la mansión Playboy o en el On The Rox, un club privado de Los Ángeles. El 5 de marzo de 1982 De Niro estuvo en su suite del Chateau Marmont, pero se fue pronto porque no le gustaba la chica que lo acompañaba. Aquella noche Belushi moriría de una sobredosis de cocaína y heroína.
De Niro pasó varios días encerrado en su casa viendo actuaciones de Belushi en el programa de humor 'Saturday Night Live' en bucle. No dejaba entrar a casi nadie y los pocos que lo vieron en aquella época describían su estado como "temible, pero muy controlado". También dicen que se pasaba las noches haciendo llamadas de teléfono sin parar.
La viuda de Belushi contaría en la biografía que Bob Woodward escribió sobre el cómico, 'Wired', que en una ocasión le preguntó a De Niro si consumía cocaína con él. "A veces sí y a veces no", respondió el actor. Pero tras la muerte de Belushi quedó tan traumatizado que se alejó del lado oscuro de Hollywood. Su viaje de duelo encontró un destino espiritual en Colombia, donde rodó 'La misión' y meditó junto al misionero jesuita que asesoraba la producción.
Dos décadas llenas de problemas económicos
El declive de la carrera cinematográfica de Robert De Niro es tan chocante que alguien se tomó la molestia en Twitter de hacer un gráfico para dilucidar el momento exacto en el que al actor dejó de importarle todo. Películas como 'En guerra con mi abuelo', 'Dirty Grandpa' o 'Caza humana' han provocado escalofríos entre los críticos hasta el punto de preguntarse, ¿acaso no le ofrecen nada mejor?
Incluso su abogada llegó a aclarar que De Niro se ve obligado a "trabajar a un ritmo insostenible" para mantener a flote todas sus propiedades y negocios hosteleros (que lo convirtieron en un milmillonario en los 90 pero llevan años dando pérdidas) y además sigue pasándole la pensión a sus dos exmujeres.
Tras un matrimonio de 12 años y un hijo con la actriz Diahnne Abbott, que según los amigos de De Niro terminó porque a ella le atraía mucho más que a él la celebridad, tuvo dos hijos en solitario mediante la fertilización in vitro de un vientre de alquiler. En 1998 se casó con otra actriz, Grace Hightower. Tuvieron un hijo pero se separaron al año siguiente. Sin embargo nunca llegaron a firmar el divorcio y en 2004 renovaron sus votos nupciales.
Aunque nunca ha hablado sobre ello, la predilección del actor por las mujeres negras es evidente. La mayoría de las relaciones que se le conocen (y muchas de las rumoreadas, como Naomi Campbell o Whitney Houston) fueron con mujeres negras y paradójicamente casi todas pertenecían a un mundo, el de la fama y los focos, que él a su vez intenta evitar.
En 2011 De Niro y Hightower tuvieron una hija mediante gestación subrogada y en 2018, tras 20 años de matrimonio, se divorciaron definitivamente. Según la abogada del actor, Hightower mantiene unas exigencias económicas demasiado elevadas que sumadas al dinero que da a sus seis hijos y cuatro nietos le obliga a aceptar cualquier papel si el cheque es bueno.
"Me gusta mantenerme ocupado", se defiende, "Tengo un proyecto con Marty [Scorsese, 'Los asesinatos de la luna de las flores'] y otro con David O. Russell ['Canterbury Glass']. Me encanta trabajar con ellos. Y si no estoy con mis hijos y mi familia, haciendo mi vida. Siempre estoy haciendo algo. Me gusta mantenerme ocupado. ¿Qué voy a hacer si no?".