Pareja abierta, pensamientos suicidas y más: Will Smith, el chico de Bel-air que de mayor empezó a contarlo todo
En su autobiografía revela que llegó a planear el asesinato de su padre, que de niño tenía pensamientos suicidas y que sufrió un trauma sexual en la adolescencia que arrastró durante años
Su mujer y él han hablado abiertamente sobre su matrimonio abierto
El actor el favorito al Oscar por 'El método Williams'
Will Smith no ha querido dejar ni un cabo suelto en su regreso a las grandes ligas de Hollywood. En los últimos meses ha protagonizado un reality show sobre su pérdida de peso, ha publicado una autobiografía en la que revela sus secretos más sórdidos y, lo que es más importante para su carrera, ha protagonizado una película que le podría dar su primer Oscar.
En 'El método Williams' interpreta a Richard Williams, el hombre que convirtió a sus hijas Venus y Serena en estrellas mundiales del tenis mediante un entrenamiento exhaustivo, estricto y, según algunos, abusivo. Will Smith sabe mucho sobre padres autoritarios. "Cuando tenía nueve años vi a mi padre golpear a mi madre tan fuerte que ella perdió el conocimiento. Vi a mi madre escupir sangre" escribe en sus memorias, "y aquel momento, más que ningún otro en toda mi vida, ha definido quién soy".
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Reír para escapar de la realidad
Su hermana pequeña, Ellen, reaccionaba ante la violencia alejándose de casa. Su hermano mayor, Harry, le plantaba cara al padre agresivo. Will se sentía en medio y reaccionaba quedándose inmóvil, lo cual le generó un sentimiento de culpa que arrastraría toda su vida: a la hora de la verdad, era un cobarde. Pero sí podía hacer algo por su madre. Podía hacerle reír.
El título de sus memorias, 'Will', pierde en castellano su doble sentido. Además de su nombre de pila (y el de su padre), 'Will' significa voluntad. Y eso fue lo que lo salvó de chaval. La voluntad de sacar a su madre de aquella vida. La voluntad de ser una estrella. La voluntad de trabajar más duro que nadie para conseguirlo.
El trauma que arruinó su vida sexual
A los 18 años sufrió el segundo trauma que marcaría su identidad. Su novia del instituto, Melanie, le fue infiel mientras él estaba en su primera gira como rapero. Smith asegura que él no se había acostado con ninguna de las muchas chicas que se pasaban en su camerino, por lo que la traición de Melanie le hizo sentir ridículo y, sobre todo, le hizo sentir insuficiente. No había valido para proteger a su madre y ahora no valía para satisfacer a la chica con la que pretendía casarse.
Smith trató de compensar su inseguridad patológica imitando el estilo de vida de los raperos de la época: joyas de oro, coches de alta gama y docenas de chicas entrando y saliendo del hotel. Pero su trauma le generó una reacción física adversa: "Tuve relaciones sexuales con tantas mujeres que desarrollé una reacción psicosomática a los orgasmos. Literalmente me daba arcadas y a veces hasta vomitaba. Deseaba que Dios parase aquel dolor, pero seguía igual: infeliz y con arcadas". Ante estas revelaciones, un grupo de fans inició una campaña online para pedirle a su ídolo que por favor dejara de compartir tantos detalles íntimos.
Ser una estrella para sentirse alguien
Esta sensación de que no valía acabó siendo su motor para convertirse en una estrella. La comunidad del hip hop rechazaba el dúo de Smith con Jeffrey Townes, 'Jazzy Jeff & The Fresh Prince', porque sus letras eran más blandas. Eran, a ojos de los raperos que venían de las calles, dos niños bien que rapeaban sobre divertirse sin drogas y sobre enamorarse. Eran una versión neutra del hip hop. Y, por tanto, mucho más comercial: en 1988 'He's the DJ, I'm The Rapper' se convirtió en el disco de hip hop más vendido de la historia y el primer Grammy en la categoría de rap fue para ellos. Sin embargo, a los 22 años Will Smith estaba en bancarrota.
La televisión lo salvaría de la ruina. A pesar de no tener ninguna experiencia como actor, el legendario productor Quincy Jones le propuso hacer un casting en medio de una fiesta. Smith se sobrepuso a su ansiedad y salió de aquella mansión con un contrato para 'El príncipe de Bel-Air'.
En los 90, a efectos populares no había nadie más importante que las estrellas de cine. Así que Smith llegó a la conclusión de que si conseguía triunfar en Hollywood dejaría de sentirse insuficiente. Y gracias a su matrimonio con la actriz Jada Pinkett, se sentía capaz de cualquier cosa. Cuando se conocieron, Will sufría una inseguridad patológica porque el mejor amigo de Jada era Tupac Shakur, el rapero más importante de los 90. "Ella me eligió a mí, así que dejé de sentirme un cobarde. Nunca me he sentido tan validado como en aquel momento", ha confesado.
Una estrategia calculada para triunfar
Con una mentalidad empresarial, el actor se sentó a trazar una estrategia con su agente a principios de los 90. ¿Qué películas eran las más populares? Las superproducciones con efectos visuales. ¿Quién era la mayor estrella del mundo? Tom Cruise. ¿Qué imagen tenía el público de Will Smith? Un chaval sano con energía positiva. En base a esos tres preceptos (hacer solo blockbusters, aceptar solo papeles que haría Cruise y nunca interpretar personajes negativos), Smith encadenó una ristra de éxitos sin precedentes.
Taquillazos como 'Dos policías rebeldes', 'Independence Day', 'Men In Black', 'Soy leyenda' o 'En busca de la felicidad' convirtieron a Will Smith en la estrella favorita del público y derribaron barreras culturales: en ninguna de sus películas su personaje tenía raza en el guion, eran negros solo porque los interpretaba él.
Pero su estrategia era demasiado cerebral. "Quería ser la mayor estrella de cine y acabé promocionando películas porque quería ganar, no porque creyera en ellas. Ahora entiendo que tengo que estar conectado con el público y no engañarle para que vaya a ver 'Wild Wild West", confesaría años después.
Una crisis, drogas y un matrimonio abierto
La relación de Will y Jada, que tienen dos hijos (Willow y Jaden), atravesó una crisis hace diez años. Él estaba inquieto porque su carrera había sufrido su primer gran tropiezo con 'Siete almas' en 2008, un fracaso tan traumático que se pasaría cuatro años sin rodar. Durante aquel descanso el matrimonio discutía sin parar y, tras una bronca en el 40º cumpleaños de Jada, acordaron romper la relación.
Will se embarcó en un viaje espiritual y acabó tomando ayahuasca, una droga natural que provoca alucinaciones para conectar con los sentimientos y el subconsciente, hasta en 13 ocasiones. Al regresar, la parja llegó a un acuerdo que podría resumirse en que son amigos, socios y CEOs de lo que el New York Times proclamó la semana pasada como "La primera familia del entretenimiento americano".
"Éramos unos desgraciados. Nuestro matrimonio no funcionaba y no podíamos seguir fingiendo. No nos hacíamos felices el uno al otro. Así que empezamos a pensar en nuestra relación como una interacción fructífera destinada a nutrir a las personas que nos rodean. Nos gustase nuestra interacción o no, sentía que éramos demasiado especiales juntos, que el universo nos condonaba. Llegamos al acuerdo de que ella debía hacerse feliz a sí misma por su cuenta y yo por la mía, después nos presentaríamos el uno frente al otro felices", explica Smith.
El día que Will Smith dejó de ser una estrella
En el rodaje de 'Men in Black II' Smith exigió un tráiler de más de 100 metros cuadrados con dos habitaciones, dos baños de granito, un cine, suelos de mármol, una sala de maquillaje, un vestidor y una cocina con armarios de madera de cerezo italiano y ventanas con arcos. En 30 segundos, el tráiler se podía ampliar con un segundo piso que albergaba un bar y una sala de reuniones para su equipo de 30 personas, todas contratadas por el estudio. Al lado se instaló otro tráiler de tamaño similar que contenía un gimnasio. En total, Sony se gastó dos millones de dólares solo en acomodar a su estrella.
Los vecinos se quejaron porque el complejo colapsaba el tráfico y tapaba la luz del sol y la prensa se frotó las manos: Smith se convirtió en un emblema de los caprichos y excesos de las estrellas, especialmente en una época en la que ya no resultaban tan rentables como para aguantarles tantos caprichos. Aquel año, Smith lideró la lista de las estrellas menos rentables de Hollywood junto con Johnny Depp.
Su carrera nunca ha regresado a las cimas que alcanzó en los 90, pero lo cierto es que ahora mismo nadie tiene una carrera equiparable a la de Will Smith en los 90. El fracaso de 'Men in Black III' y, sobre todo, de 'After Earth' lo convirtieron en un hazmerreír para la industria.
La debacle de 'After Earth' resultó más dolorosa que ninguna otra, porque era la puesta de largo de Jaden. Se trataba de un proyecto personal que Smith protagonizaba, escribía y producía para lanzar a su hijo como estrella de cine. Y se presentaba como el comienzo de un ambicioso universo expandido de novelas, series de televisión y comunidades en redes sociales. Pero el fracaso comercial y los rumores de que era un panfleto de la Cienciología llevaron a Smith a replantearse qué estaba haciendo con su carrera. "Tras el fracaso de 'After Earth', algo se rompió en mi cabeza" admitió, "tuve que investigar por qué era tan importante para mí colocar películas en el número 1". Y entonces descubrió que todo lo que hacía era para demostrarle a Melanie que se había equivocado eligiendo a otro hombre.
La peor consecuencia de 'After Earth', eso sí, fue que Jaden sufrió tanto por la debacle que solicitó la emancipación legal de sus padres. El chaval se sintió decepcionado ante el liderazgo de su padre, lo cual rompió el corazón de Will "en mil pedazos, no hay nada peor que saber que has hecho daño a tus hijos".
Reconectar con el padre
Esta tristeza le llevó a buscar una reconexión con su propio padre. Smith lo cuidó durante sus últimos meses en los que, enfermo de cáncer, apenas podía caminar por sí mismo. Sin embargo esta etapa contiene uno de los pasajes más oscuros de su autobiografía. "Una noche, según le llevaba en silla de ruedas, una oscuridad se apoderó de mí. En el camino de la habitación al baño había que pasar al lado de unas escaleras y de repente me acordé de cuando era niño y juré que vengaría a mi madre. Que cuando fuese mayor, más fuerte y menos cobarde, lo mataría. Me detuve en lo alto de las escaleras, podía empujarle y nadie sospecharía nada. Décadas de dolor, rabia y resentimiento se apaciguaron en ese momento, negué con la cabeza y procedí a llevar a papá hasta el baño".
Un Oscar para Will Smith significaría el reconocimiento a una de esas estrellas de las que ya no quedan. Y también una alegría para un hombre que ha demostrado más que nadie que quiere ganarlo. Hace un par de años, cuando no dejaba de encadenar fracasos, costaba imaginar que su carrera pudiese volver a la cima. Ahora, tras el éxito de 'Aladdin', 'Bright', 'Bad Boys 4' y 'El método Williams' (que ha logrado seis nominaciones, incluida mejor película), parte como gran favorito al Oscar a mejor actor. Es difícil de creer, pero la carrera de Will Smith está llena de triunfos que nadie consideraba posibles. Nadie excepto él, claro, que nunca dejó de creer.