Recorrer el país en busca de algunos de los vestigios más antiguos es una excusa perfecta para recordar nuestra historia. Escondemos auténticos tesoros arqueológicos que nos ayudan a comprender cómo vivíamos y cuál era el día a día de muchos siglos atrás y una muestra son los monumentos que construyeron los romanos. Desde Uppers hemos querido repasar cuáles son los monumentos romanos más importantes de España, aunque queremos pedir disculpas a los expertos porque solo hemos seleccionado diez de ellos.
A mediados del siglo III a. C. los ejércitos romanos ocuparon las tierras peninsulares empezando por Carthago Nova, actual ciudad de Cartagena en Murcia. En un principio se asentaron en la costa mediterránea, en el este y en el sur pero en el siglo I a. C., aunque con una fuerte resistencia, la invasión de Roma, con Augusto a la cabeza, concluyó con la derrota de los cántabros y los astures en el año 19 de esa era. Hispania era estratégica para Roma como despensa de metales, además de proveedora de soldados y mano de obra.
A lo largo y ancho de toda la Península los romanos fueron acomodando el terreno y las zonas pobladas a sus costumbres. Uno de los últimos descubrimientos de la época ha sido el Arco Jano Augusto en la localidad de Mengíbar, en Jaén, un monumento que era el punto de inicio de la Vía de Augusto en la Bética, desde el cual se medían las distancias en todos los miliarios andaluces y que además separaba la provincia Bética senatorial de la Tarraconense imperial.
Dejando a un lado este tesoro, a continuación, citamos diez grandes monumentos que los romanos dejaron en España.
La primera ciudad romana que se fundó en Hispania en el 206 a. C. fue Itálica que hoy ocupa la actual localidad de Santiponce, en Sevilla. El esplendor de Itálica llegó a finales del siglo I y se extendió hasta el siguiente siglo. Los emperadores Trajano y Adriano nacieron en esta ciudad donde se construyó un anfiteatro, un templo que supuestamente honraba al citado Trajano, unas termas o acueductos. Todo ello se conserva, así como diferentes viviendas, algunas muy pudientes tal como reflejan sus increíbles mosaicos sobre el suelo que se han restaurado.
Augusta Emerita, hoy Mérida, en Extremadura, también la fundaron los romanos en el siglo I a. C. Uno de los monumentos más representativos de su arquitectura es el teatro inaugurado quince años antes del nacimiento de Cristo gracias al patrocinio del cónsul Marco Vipsanio Agripa. El diseño está basado en la definición que Marcus Vitruvius Pollio dictó cómo debía ser un teatro. El graderío, con tres alturas, tenía una capacidad para acoger a 5.800 espectadores. Actualmente se celebran en él muchas de las representaciones del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida.
Según los investigadores, la construcción del Acueducto de Segovia data entre la segunda mitad del siglo I y principios del II, cuando ostentaban el poder los emperadores Vespasiano o Nerva. Se trata de una de las mejores obras de ingeniería civil que funcionó durante siglos. Su cometido era recoger las aguas del manantial de Fuenfría para el suministro de la ciudad de Segovia salvando los obstáculos de la orografía. Son más de 15 kilómetros de estructura que llega a alcanzar los 28 metros de altura en su punto más alto.
La ciudad gallega de Lugo puede presumir de una de las murallas romanas mejor conservadas. Entonces, la ciudad se denominaba de Lucus Augusti y se protegió con esta estructura de 2.266 metros de largo con 85 torres para guardar la urbe de los asaltos.
Segóbriga se encuentra en la provincia de Cuenca y se ha convertido en uno de los yacimientos arqueológicos romanos más significativos de toda la Península Ibérica. Tras diversos proyectos de excavación se han ido descubriendo los restos de lo que en su momento fue una importante ciudad que impulsó el emperador Augusto pero que ya había estado habitado por los celtas. De la época romana conserva casi todo: los edificios típicos como el anfiteatro, el teatro, el foro, la basílica, los templos o las termas; sus infraestructuras básicas como la muralla o el sistema de abastecimiento de agua; la necrópolis e incluso las viviendas.
En Navarra se conserva una villa romana que se llama Aurelianum o Villa de Arellano donde se halló un espectacular mosaico con unas musas, lo que hizo que la vivienda se conociera como la villa romana de las musas. Actualmente, el mosaico original se puede contemplar en el Museo Arqueológico Nacional y en la villa se realizó una minuciosa reproducción del original. El lugar fue ocupado por los romanos entre los siglos I y V y se ha podido comprobar gracias a los restos analizados que se producía vino en ciertas estancias dedicadas a esa actividad.
En 1950 se estaban llevando a cabo unas obras para ampliar el ayuntamiento de Córdoba cuando apareció el Templo de Marcelo Claudio. La ciudad andaluza recoge un rico patrimonio de todas las culturas que la han habitado empezando por los romanos. El templo está fechado entre los años 41 y 54 d. C. cuando gobernaba el emperador Claudio. La obra finalizó a finales de ese siglo I en tiempos de Domiciano. En la actualidad se conservan las escaleras, la cimentación y algunos fustes de las columnas que consiguen imaginar el imponente tamaño que tendría en su momento.
Las dunas de la playa de Bolonia, en Cádiz, protegen los restos bastante bien conservados de la antigua ciudad de Baelo Claudia, que fundaron los romanos en el siglo II a. C. Las avenidas, el teatro, las viviendas… quedaron sepultadas bajo la arena conservando los restos. Se cuenta que en Baelo Claudia era famosa el garum, una salsa que elaboraban a partir de tripas de pescado y sal que potenció la pesca del atún en la zona.
Las calzadas romanas se convirtieron en las autopistas del pasado para unir pueblos, el transporte de mercancías y el tránsito de las centurias. La Vía de la Plata era una de esas calzadas y trazó el camino desde la importante ciudad de Augusta Emerita, hoy Mérida, hasta Augusta Asturica, conocida como Astorga, en León. Han pasado siglos, pero una parte muy importante del trazado original se conserva al igual que muchos miliarios y puentes que salvaban los ríos.
A finales del siglo I a. C. se ha podido fechar el inicio de la construcción del Teatro Romano de Cartagena, una ciudad que entonces se llamaba Carthago Nova en Murcia. Era la época de mayor apogeo urbanístico de la colonia, el teatro se diseñó para unos 7.000 espectadores, se decoró como dictaba la arquitectura de la época del emperador Augusto y se utilizó hasta el siglo III cuando se empezaron a superponer otras