Sandra Barneda: "Hoy en las relaciones todo va muy rápido; coges y lo dejas porque 'ya no me sirves"
La presentadora y escritora que fue finalista del premio Planeta ha presentado su nuevo libro, Las olas del tiempo perdido
En un viaje por Cantabria del que ofició de anfitriona, recorrió los escenarios de la novela y habló a solas con Uppers.es del amor, el paso del tiempo y los aprendizajes que llegan con los años
Sandra Barneda bajó del avión en Bilbao y aunque en el aeropuerto no había casi gente no pudo dar tres pasos sin que alguien le pidiera una foto. "Es para mi mujer", se excusa un muchacho y ella sonríe al flash como una experta. A lo largo de dos días será el centro de la atención y mirada de un grupo de periodistas que viajó con ella para conocer los escenarios de su nueva novela, 'Las olas del tiempo perdido'. La historia ocurre en Ajo, una pequeña localidad de Santander cuyas casas de lujo se acercan a los vertiginosos acantilados y salpican de ladrillo playas que de lejos parecen vírgenes.
No, Sandra no pasó su infancia en Ajo, pero lo imaginó para este libro porque el arte permite vivir otras vidas y a ella le apeteció ubicar a sus nuevos personajes -numerosos, por cierto- en este destino encantador. Según contó, había visitado el pueblo algunas veces y luego volvió para recrear la atmósfera de los veranos en Ajo con un realismo impactante. Quizás en el fondo Sandra quería viajar, salir de la vorágine madrileña, del frenesí de la fama televisiva para coger una bici, ponerse un casco y emprender una ruta de fantasía por el paisaje cántabro hasta el faro, hasta la cueva donde sus personajes juegan a la botella y se besan a oscuras y se prometen amor eterno.
Poco pudo escapar, sin embargo, a las responsabilidades de ser una de las presentadoras más requeridas de la televisión local. Ese mismo día se estrenaba en Telecinco el programa que conduce, La isla de las tentaciones, un reality show en el que parejas sólidas se enfrentan a la posibilidad del engaño y ponen patas arriba su idea de la fidelidad. En plena cena, entre las rabas y el rodaballo, tuvo que salir en vivo en las redes del programa para promocionar el lanzamiento. Las dos facetas de Sandra, la de la reconocida escritora que fue finalista del premio Planeta y la de la anfitriona del reality de parejas, coincidían bajo el mismo techo. Quizás no están tan lejos, en el fondo.
-La novela y el reality tienen algo en común: aparecen nuevas formas de entender la pareja, muy lejos de lo convencional, tríos, relaciones abiertas, matrimonios arruinados por la falta de comunicación... ¿Qué cosas podemos aprender de Las olas del tiempo perdido y La isla de las tentaciones sobre el amor y las relaciones sentimentales?
-Tienes razón, tienen eso en común. Las olas del tiempo perdido tiene mucho de análisis sobre las relaciones humanas y sobre las parejas. Y cómo se relacionan y cómo se mueven. A qué le llamamos amor y cómo las relaciones han ido cambiando. Se muestra todo el abanico de cómo vivimos el amor. Incluso se habla en la novela de la necesidad de ser mucho más libres. En la pareja estamos en analógico y vivimos en digital. Creo que hay que romper estigmas en la forma en la que se quiere y en la que se vive en pareja, y una muestra de ello es Las olas del tiempo perdido. La isla de las tentaciones también. Es un ejemplo de no juicio. En una pareja te puede pasar que te sientas atraído por otra persona, o puedes estar con alguien pero hay cosas que no te gustan. O quizás ves cómo es con otras personas y no te gusta tanto cómo es en esa situación.
-¿Qué es lo más difícil del amor moderno?
-Lo más difícil es la evolución en pareja. Hoy todo va muy rápido. Coges y lo dejas. 'No me sirves'. Y el amor tiene sus tiempos y lo más difícil es alcanzar un nivel de comunicación profundo, que llegues a sentirte tu, creciendo y no decreciendo.
-¿Te preocupa el paso del tiempo?
-No, no es algo que me preocupe. Quizás el saber estar en cada tiempo acorde con lo que siento. Estar en sintonía con lo que siento. Llegar a estar en ese balance, en ese equilibrio. Y en cada momento disfrutar, agradecer. Uno puede ver el vaso medio lleno o medio vacío y yo prefiero verlo lleno. Creo que el paso del tiempo tiene un valor en la reflexión. El tempo vital se desacelera, no tienes esa ansiedad y eso te da una ventaja, porque no vas tan rápido y no te encuentras la pared de bruces, la ves antes de llegar. El tiempo es un valor a favor y forma parte de la vida.
-En la novela, uno de los protagonistas soñaba con cumplir 40 años porque había leído que era el comienzo de la vida. ¿Lo crees así?
- Eso es lo único autobiográfico que he metido en la novela: una taza que había en la casa de mis padres, en el baño, que ponía “Life starts at 40”, donde yo ponía de pequeña mi cepillo de dientes. Le pregunté a mi hermana qué significaba y me dijo que la vida empezaba a los 40. No lo entendía pero me quedó. Fui creciendo y veía que a lo mejor pasaba algo importante en mi vida a los 40. No pasó nada importante pero lo he metido en la novela. Quizás a los 40 miras un poco atrás, estás casi en el ecuador de tu vida y es un momento de pararte a pensar.
-Hay un personaje en la novela que es político y al mismo tiempo es el que más rechazo genera. ¿Por qué tenemos tan normalizado que los políticos nos produzcan rechazo?
-Yo creo que a los políticos le hace falta dejar el conflicto y empezar a enseñarnos los puntos en común que tienen, la conciliación. Hay una frase de Isabel II que decía que 'es mucho más fácil vivir en el conflicto y el odio que en el amor y la conciliación'. Creo que nos hemos ganado como ciudadanía tener unos políticos que gestionan mejor y buscan lo común en vez de señalar todo el tiempo, lo que podrían cambiar... Es un debate muy estéril, ¿no? Y muy agotador. El te voy a suplantar, te voy a quitar el puesto, y me dedico solo a eso. Dónde queda la gestión, lo común, ahí es donde deberían estar ellos. Cuando entren en eso vamos a estar más contentos con ellos.
-Dices de ti misma que eres intensa, una palabra que a veces se usa para descalificar a las mujeres. ¿Qué significa ser intensa?
-Sí, soy intensa y me gusta. Me gusta la intensidad en la vida, en las relaciones, en el trabajo, en general me gusta surfear hacia adentro. Bucear en las cosas. Me he quedado en la época del por qué. Cada uno tiene su forma de ser y las cosas que le hacen feliz. A mí el ser intensa me hace feliz no me gusta pasar de puntillas por nada, me gusta pasar por las cosas y reflexionar.