Fue una de las más grandes comunicadoras que ha dado este país. Una pionera que rompió barreras en un mundo dominado por hombres como era la radio. Era la que tenía mas oyentes, la más influyente, la mejor pagada. Una superviviente nata, admirada y temida a partes iguales. A casi treinta años de su muerte, Encarna Sánchez sigue siendo una figura controversial, rodeada de misterios, de la que se ha hablado mucho y muchas veces con muy poco fundamento. Por eso, "por una cuestión de justicia a nivel profesional y personal", dos de sus colaboradores más cercanos, los periodistas Pedro Pérez Hernández y Juan Luis Galiacho, han escrito 'Encarna en carne viva' (La esfera de los libros).
El objetivo era descubrir a un personaje en el fondo desconocido, "a alguien a quien se ha juzgado sin conocer, sin saber su trabajo y lucha para ser la mejor". No se trataba solo de poner el foco sobre luces, éxitos y alegrías, sino de explorar también las sombras, fracasos y amarguras de un personaje visceral, explosivo y directo como pocos. Y, por el camino, escribir la crónica política, social y mediática de nuestro país en la segunda mitad del siglo XX. Casi nada. Hablamos sobre la locutora almeriense, fallecida en 1996 a la temprana edad de 60 años, con Pérez, productor durante dos décadas de sus programas de radio y televisión, y Galiacho, que fue jefe de investigación de 'Directamente Encarna' durante cinco años.
¿Cómo describiríais a Encarna en tres palabras?
Mejor en cuatro: única, irrepetible, líder y radiofonista. Así le gustaba definirse, “radiofonista”.
¿Qué clase de infancia y adolescencia tuvo?
Una infancia terrible. A los cuatro años fusilaron a su padre por ser leal al Gobierno de la II República en Almería. Con ocho años sufrió malos tratos, abusos y vejaciones en el orfanato “El Canario” en Almería. Con once años padeció unas fiebres de malta cronificadas que la tuvieron varios meses en la cama. A los doce años cantaba en festivales benéficos con el nombre de “Encarnita de Almería” para ganarse unas pesetas. Y a los quince años descubre la radio, en Radio Almería, porque la locutora titular se puso enferma. Ese fue su ADN profesional hasta que falleció en 1996. Encarna fue una niña proscrita, marginada, y que en su infancia pasó hambre.
¿Por qué fue tan buena haciendo radio?
Por una sencilla razón, porque tenía el don de comunicar. Encarna hablaba para sus oyentes con el corazón en la mano, lo hacía con la verdad por delante. Era una radio de sentimiento y emociones, por eso te atrapaba y tenía tantos oyentes. La escuchaban oyentes fieles y también sus detractores. Te podía gustar o no, pero no te dejaba indiferente con sus palabras.
¿Por qué marcó a toda una generación de oyentes?
Sus oyentes la veían como una líder, como una prescriptora de lo que pasaba en aquellos años. Ella solía decir “yo no tengo oyentes, lo que tengo es una secta de seguidores que me siguen y otorgan su confianza”. Tenía un poder de convencimiento asombroso.
¿Qué buscaban en ella sus seguidores?
Buscaban la credibilidad y confianza de que Encarna decía la verdad. Ella no engañaba. Era directa como el puño de un boxeador. Solía decir una frase que se convirtió en todo un hito: “Palabra de Encarna”. Con esa frase sus oyentes sabían que lo que había dicho iba a misa.
¿Llegó a tener tanto poder como se decía?
Sin duda alguna fue una mujer influyente y con capacidad para ayudar en un sentido u otro para conseguir un fin. Fue una locutora muy relevante con una personalidad fuera de serie. Corría el dicho en los círculos políticos, intelectuales y artísticos del país que “si no apareces en el programa de Encarna no eres nadie”. Ese proverbio se hizo muy popular.
¿Se granjeó demasiados enemigos?
Siempre decía que esta profesión era “muy de envidiosos y que el éxito en este país no se perdonaba”. Algunos mediocres la tenían envidia porque era una mujer triunfadora y con prestigio. No obstante a Encarna le iba la marcha. Pisó algunos charcos innecesarios. Pero su impulso y descaro en el micrófono algunas veces la sobrepasaban. Luego se arrepentía pero el daño ya estaba hecho.
Dos grandes éxitos suyos y dos grandes fracasos
Como éxito, revitalizar la radio en la noche-madrugada. Con su programa “Encarna de Noche” en 1978 en Radio Miramar de Barcelona, hizo posible que las cadenas de radio no cerraran a las 4 de la madrugada. Ese programa fue un bombazo que queda para la historia de la Radio. También fue una innovadora a la hora de implicarse en la publicidad. Lo aprendió en México y lo incorporó aquí. Su complicidad con los anuncios posibilitó que tuviera cola y lista de espera para anunciarse en su programa.
Fracaso fue su programa “Y Ahora Encarna” en Antena 3 TV en 1990. Se equivocó en el enfoque de algunos planteamientos. Y también la erró en brindarle su confianza a gente que luego no le fue fiel y la traicionaron. Lo de la traición de algunos y algunas no lo toleraba, era una cosa que le llenaba de angustia y amargura interna.
¿Cómo describirías en general sus relaciones amorosas?
Fueron relaciones desde la pasión y entrega. Encarna era una mujer muy pasional. Ojo, con la gente que ella quería y amaba siempre fue muy generosa. A esas personas las cuidó y mimó hasta que se terminó la amistad.
¿Por qué nunca hizo pública su condición sexual?
Porque era una protectora nata de su intimidad. No le gustaba nada que la relacionaran con fulana o con mengana. Era su vida privada y detestaba que la airearan. Es una cosa que la ponía enferma. También influyó que trabajaba para la Cadena Cope, propiedad de la Iglesia Católica, y temía que le llamaran la atención por algún protagonismo no buscado en ese sentido.
¿Fue Isabel Pantoja el amor de su vida?
Para nosotros dos, tanto Pedro como Juan Luis, creemos que sí. Esa relación amistosa de Encarna con Isabel se inició en 1990 cuando la locutora entrevistó a la tonadillera en su primer programa de televisión en Antena 3 TV. De 1990 a 1993, fueron muy felices, se ayudaron mutuamente, y disfrutaron de la vida. A partir de 1994, con el cáncer de pulmón de Encarna la amistad tuvo sus altibajos propiciados por la enfermedad hasta su ruptura en el verano de 1995. Encarna quiso mucho a Isabel Pantoja.
¿Cómo fue su historia con Mila Ximénez?
Eso no tiene nada que ver con la historia de Isabel Pantoja. Lo de Mila fue una 'sociedad de intereses' mutua. Mila al separarse de Manolo Santana en 1987 le pidió ayuda a Encarna. Encarna le proporcionó un espacio de entrevistas en su programa “Directamente Encarna”. Además, organizó una ingeniería financiera a través de Onda Publicidad 3000, empresa de Encarna, para que no le faltara dinero. Mila se lo agradeció con su romance con Pepe Sacristán en agosto de 1987. Lo de la traición de Mila, a Encarna le duró 24 horas. Ya sabía el tipo de personaje que era.
¿Por qué acabó mal su relación con Rocío Jurado?
Porque un amigo de las dos se chivó a un novio de Rocío llamado Enrique García Vernetta, un empresario perfumero de Valencia. Enrique se presentó en Madrid y cuando Encarna llamó a la puerta de la casa de Rocío, salió García Vernetta diciéndole que dejara a su novia en paz y que no quería verla más por allí. Con el paso de los años, retomaron su amistad otra vez a finales de los 70, y volvieron a distanciarse después por la relación de Encarna con Isabel Pantoja y por la separación de Rocío de Pedro Carrasco, ya que Encarna era muy buena amiga del boxeador.
¿Es verdad que odiaba a Millán de Martes y Trece?
Nunca les perdonó la parodia que hicieron en la Nochevieja de 1991 en TVE dando a entender la relación sexual entre Encarna e Isabel, ante diez millones de televidentes. Encarna sufrió mucho con aquel gag. Es más, un día nos contó que la noche anterior había soñado que Martes y Trece habían tenido un accidente de tráfico y que estaban muertos los dos. Los maldijo por la radio y les echó una condena “no vais a durar cinco años juntos como pareja profesional”. En 1997, Martes y Trece se separaron.
¿Le asustaba envejecer?
Era coqueta. Cuidaba su imagen y su cuerpo. No hablaba de cumplir años, de hecho en su DNI figuraba tener cuatro años menos. Le gustaba que le echaran menos años de los que tenía.
¿Cómo llevó su enfermedad?
Con mucho pundonor, fortaleza, valentía y a su vez rebeldía. Se rebelaba, no entendía por qué Dios le había asignado un cáncer de pulmón para ella. Una mujer creyente a su manera, que hacía el bien, y que colaboraba con donaciones para la iglesia.
¿Por qué no dejó testamento?
Porque su valentía le llevó a pensar que derrotaría al cáncer y que volvería a ponerse delante de un micrófono. Hasta siete días antes de fallecer pensaba en su recuperación. No se acordó de que había un testamento de 1970 para su madre Encarnación Giménez, pero que figuraba Pilar Cebrián como heredera universal fallecida su madre. Así de esa forma, Pilar una persona que no tuvo relación con Encarna en los últimos 25 años heredó toda su fortuna y bienes.
¿Os considerabais amigos suyos?
No solamente nos brindó su amistad también disfrutamos de su confianza. Nos abrió las puertas de su casa. Viajamos juntos. Comimos a su vera. Nunca olvidaremos su querencia para con nosotros.