Eva García Sáenz de Urturi, la autora en español más leída del momento: "Nos estamos infantilizando con el 'lo quiero todo ya"
La escritora vitoriana acaba de publicar 'El Ángel de la Ciudad' (Planeta), quinta entrega de la exitosa serie Kraken ambientada en Venecia
""La vida que llevo ahora me gusta. De todas las profesiones que podía ejercer, escribir es la que me ha dado más felicidad"
"¿La clave del éxito? Meterte en el despacho todas las mañanas y concentrarte cada día en el capítulo que tienes que escribir"
Los canales, puentes, callejuelas, ángeles y demonios que pueblan la ciudad de Venecia son el combustible literario del que se alimenta uno de los libros más esperados del año, 'El Ángel de la Ciudad' (Planeta), la última incursión de Eva García Sáenz de Urturi (Vitoria, 54 años) en el universo del inspector Kraken, un fenómeno editorial que ya alcanza su quinta entrega y que ha enganchado a más de tres millones de lectores en todo el mundo. Hay presión, claro que sí, tanto la de los lectores que devorarán con avidez este nuevo thriller plagado de misterios y giros inesperados, como la de la propia editorial, que sabe que tiene entre manos una de esas obras llamadas a sostener la industria, pero la autora ya está acostumbrada a soportarla, consciente de que así es como funciona el juego.
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Viajar a Venecia parecía un paso lógico para continuar con la saga del investigador con nombre de monstruo marino, que comenzó en 2016 con 'El silencio de la cruz blanca' y a la que dieron continuidad 'Los ritos del agua' , 'Los señores del tiempo' y 'El libro negro de las horas', la segunda novela más vendida en castellano el año pasado. "Venecia está llena de escenarios que se prestan a un thriller sobre la falsificación de cuadros, con sus galerías, museos y librerías, pero también tiene una parte de leyendas poco conocidas y de tradiciones orales que me parecían interesantes incluir para darle esa pátina tan personal y alejada de lo turístico que tiene la obra", nos explica la escritora en una charla que mantenemos en el fastuoso hotel Danieli de la ciudad italiana, reconvertido también en uno de los escenarios de 'El ángel de la ciudad'.
Una dama recia y muy generosa
De hecho, la ganadora del Premio Planeta 2020 no escatima en localizaciones, bien documentadas como siempre es costumbre en su minuciosa labor de investigación, aunque reconoce que "Venecia fue muy generosa en ese sentido. Era muy sencillo. Si quería un palacio que ardiese en una isla de la laguna norte, lo encontraba. Si quería una librería de viejo, la encontraba. La ciudad me ofrecía bastante donde elegir. Hay algo de anciana dama, recia y bellísima en ella".
Un nutrido grupo de periodistas recorremos de su mano algunos de esos lugares en los que desarrolla la obra a través de las laberínticas calles de la ciudad. Desde la emblemática Piazza de San Marcos hasta la encantadora librería Acqua Alta, pasando por el puente de Rialto y el de la Academia. Nos cuenta que en su labor de preparación fue una fuerte influencia una serie de fotografías tomadas por un matrimonio francés durante la pandemia en las que las calles aparecían inusualmente vacías: "Cuando escribía en mi despacho, ponía un atril con esas fotos y me venían muy bien para colocar ahí a Kraken y los demás personajes". Le preguntamos cuáles son sus tres sitios venecianos favoritos: "Las librerías, de las que siempre me llevo un montón de libros, el Campo de San Vidal y la isla de los Franciscanos, por lo que tiene de antigua, medieval y diferente".
Cómo ser una autora de éxito
Dos tramas, dos líneas temporales separadas por tres décadas, dos puntos de vista y dos ciudades (parte de la acción también transcurre en su Vitoria natal), para una obra que, como las anteriores, se traducirá a varios idiomas y se publicará en decenas de países como Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia, México o Brasil. ¿Cómo lleva ser un autora de tanto éxito? "Siendo profesional. La única manera de seguir cumpliendo y publicando todos los años, manteniendo las giras, documentándote con rigor y haciendo unas novelas muy planificadas y estructuradas es ser muy profesional. Meterte en el despacho todas las mañanas y concentrándote cada día en cada capítulo que tienes que escribir", nos explica.
Nada que ver, pues, con el mito romántico de la inspiración divina que puede asaltarte en el momento más inesperado pero que también puede tardar años en aparecerse. "A ver, hay que cumplir. Hay un contrato. Cuando era óptico, si me tocaba graduar 20 veces al día lo hacía. El viernes me tocará escribir 2.000 palabras y lo haré", defiende. Porque antes de dedicarse por completo a ser escritora, Eva trabajó como óptica-optometrista en una multinacional y en la Universidad de Alicante. "La vida que llevo ahora me gusta. Me gusta esta profesión por lo que tiene de creativo, en el sentido de que tengo total libertad para crear la historia que quiero, con el género que quiero y ambientarlo en la ciudad que quiero. De todas las profesiones que podía ejercer es la que me ha dado más satisfacción y felicidad".
El peligro de la era de la inmediatez
Si pudiera comunicarse con la García Sáenz de Urturi que debutó en la escritura con la saga de los longevos le aconsejaría "que se centrara en el género. Aquella obra despistó mucho a los libreros porque no era un género concreto. Ni era contemporánea, ni romántica, ni fantástica, y yo no tenía ni idea entonces del mundo editorial ni de la importancia que tenía escribir en un género o en otro para algo tan sencillo como colocar la obra en una estantería de la librería". Y si pudiera ir más atrás en el tiempo, se diría a sí misma que fuese "más selectiva con su entorno. Ahora tengo una vida, con 30 años no tenía tanta". Se nota que el paso del tiempo no es un problema para ella. "Ser feliz a los 50 es igual que ser feliz a los 49. Solo media un día. Lo bonito es estar viva".
¿Y el futuro? ¿Habrá nuevas entregas de la serie Kraken? Aquí se pone seria y lanza una advertencia sobre la era de la inmediatez: "Vamos a frenar un poco esto de las hiper exigencias. No tiene sentido hablar de una novela que todavía no está escrita y que ni siquiera existe en mi cerebro. Es un sinsentido absoluto. Nos hemos infantilizado un poco con el tema de las series, las sagas y las maratones de Netflix. Lo quiero todo, lo quiero ya y lo quiero bueno, lo quiero sorprendente, lo quiero profundo y si es posible gratis, pero olvidamos que detrás hay un ser humano creando". Terminemos entonces la charla mejor con un deseo: "Seguir igual, ahora soy muy feliz".