Nadal Suau o la pasión por el tatuaje: "Su lógica profunda es no borrarlos, sino pactar con quien fuiste"
Hablamos con este periodista y escritor catalán sobre su libro, 'Curar la piel', último premio Anagrama de ensayo.
¿Por qué nos tatuamos? ¿Qué significa en este mundo acelerado? ¿Es posible uno más atento al paso del tiempo? ¿Cómo es esta comunidad de tatuados en la que se celebra el dolor como una fiesta?
"Sigue siendo una cuestión de clase social qué eliges para tatuarte", explica
Presos, marineros, freakies, rockeros. Hubo un tiempo en el solo la gente de 'mal vivir' se tatuaba, precisamente para enorgullecerse de su marginalidad. Pero ahora ya no. La subcultura ha devenido cultura y también las clases altas retan a la eternidad o apelan a la ligereza con un dibujo bajo la piel. De todo esto y mucho más habla el escritor y periodista Nadal Suau en su libro 'Curar la piel', último premio Anagrama de ensayo.
La cosa surgió muy personal, como no puede ser de otro modo para un amante de la aguja y la tinta. Suau comenzó a tatuarse hace años (aunque el primero no salió del todo bien le tiene "mucho cariño"), y ya rondando los 50 se puso a pensar. ¿Por qué lo hacemos? ¿Qué significa en este mundo acelerado? ¿Es posible uno más atento al paso del tiempo? ¿Cómo es esta comunidad de tatuados en la que se celebra el dolor como una fiesta?
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Y cuando se quiso dar cuenta tenía 192 paginas escritas, llenas de emociones, referencias históricas y decenas de libros y películas, sobre una de las grandes pasiones de su vida. "Los tatuados mantenemos con nuestra piel una relación creativa, parecida a la del comisario de arte con las instalaciones", explica.
¿Qué significa ahora tatuarse?
Vanidad, narcisismo, exhibicionismo, moda, rebeldía familiar; otros, por espiritualidad, estética, reconocimiento en alguna subcultura; y otros, y otros, y otros… Salvo que su contenido sea muy explícito ideológica o culturalmente, un tatuaje hoy no te permite sacar conclusiones inmediatas.
¿Por qué se da ahora en todos los entornos?
Desde los sesenta, las clases media y alta han ido apropiándose de numerosos elementos de la cultura proletaria o marginal. El tatuaje se convirtió primero en complemento estético de la rebeldía artística y moral; después en marca del éxito en los mundos del espectáculo o el deporte; y finalmente, en complemento de belleza.
¿Sigue siendo una cuestión de clase social qué eliges para tatuarte?
Sin duda. Y más importante aún: cuánto dinero puedes invertir en tu tatuaje, eso sí que es una cuestión de clase.
¿Por qué crees que ahora lo raro es no tatuarse?
A pesar de lo que pueda parecer, todas las estadísticas desmienten esa impresión. Hay más gente sin tatuajes que con ellos, y las personas fuertemente tatuadas (digamos, con más cinco) somos clara minoría.
¿Qué siente una persona al tatuarse?
Justo antes de hacerlo, yo siento expectativa y nerviosismo. Al empezar, un estupor extraño y orgulloso: “¡Sí, lo estoy haciendo otra vez!”. Durante la sesión, dependiendo de la zona del cuerpo o la técnica del tatuador, puedo oscilar entre una calma rara y un dolor atroz. También siento curiosidad por lo que ocurre: me gusta mirar las agujas mientras me penetran. Cuando acaba la sesión: alegría, euforia, ganas de mirar mucho tiempo la pieza en un espejo.
¿Qué impulsa a hacerlo en el 2023?
Deseo de experimentar un rito, de sellar un vínculo con alguien, de hacer perdurar la memoria de algo, de sentirte más guapo, de jugar, de ironizar con el miedo a lo que permanece...
¿Qué está diciendo al mundo poniendo tinta bajo su epidermis?
Al “mundo”, nada. A mí mismo, muchas cosas. Por ejemplo, que la memoria me transforma y que guardo memoria de las transformaciones. Sí admito que mis tatuajes quieren conversar con ciertas miradas, desde la intimidad y la complicidad. Pero no son “el mundo”.
¿Uno es más eterno tatuado?
No. Nadie es eterno. En todo caso, tatuarse (como escribir, componer, tener hijos…) es un modo de no resignarse al hecho de que no somos eternos, luchar por que nuestra vida tenga significado.
¿Y qué hacemos con el dolor? ¿Tiene algo de soft sado judeocristiano?
¡No tanto!, y no particularmente judeocristiano. Sí tiene algo de ritual, desde luego, de indagación (bajo control) acerca de nuestros límites. El componente de dolor le otorga un valor distinto a la pieza que obtienes.
¿Qué se tatúan ahora los menores de 30?
A menudo, sus motivos son irónicos, dibujos random que ponen en jaque la idea de que un tatuaje debe ser “profundo”. Otras veces, al contrario, se tatúan piezas emocionales, homenajes a sus mascotas o sus mayores. Y gustan mucho dos estilos opuestos: minimalismo abstracto vs. hiperrealismo.
¿Y los mayores de 50?
Hay de todo, pero el old-school sigue siendo hegemónico.
¿Te has arrepentido de alguno?
No. He estado muy bien asesorado y mis tatuajes son todos preciosos, o me lo parecen.
¿Es agotadora esta pregunta del arrepentimiento?
Desde luego, es recurrente. Claro que hay quien se arrepiente. En mi opinión, lo suyo es conservar cada tatuaje, da igual si con el tiempo deja de gustarte. Borrarlos o cubrirlos rompe un poco con la lógica profunda de esta práctica, que radica en pactar con nuestra propia memoria, con quienes fuimos en cada momento.
Tus tres tatuajes favoritos del cine.
Alabama Monroe; Tatuaje, de Yasuzô Masumura; el cine quinqui. Aparte, me parto de risa con una especie de monólogo-parodia sobre tatuarse que sale en Espíritu sagrado, de Chema García Ibarra.
Tus tres favoritos de novelas
Moby Dick, El hombre ilustrado y, aunque no muestre tatuajes sino cicatrices y no sea exactamente una novela, debo citar El cristo de la rue Jacob de Severo Sarduy.
Los tres mejores tatuadores españoles
No puedo contestar, porque haber escrito Curar la piel no me convierte en un experto del panorama. Te diré mi favorito: Gustavo Barahona, el Bara.
¿Hay modos de que el paso del tiempo no afecte al tatu ya en la piel a partir de los 50?
Pocos: evitar el sol, hidratarlos mucho. De todas formas, a mí me encanta saber que mis tatus envejecerán conmigo.
¿Qué es lo próximo que vas a tatuarte?
No lo he decidido. Quizá algo de imaginería cristiana.