Entre lo rebelde y la maldad: ¿por qué las monjas están de moda?
Novelas, podcasts, series, películas, y obras de teatro se han ido llenando de hábitos y crucifijos en los últimos tiempos
¿A qué se debe este auge no religioso? ¿Por qué esta reinterpretación en pleno siglo XXI de una figura que muchos tienen asociada a los años de dictadura?
Hablamos con creadores que, por un camino u otro, han acabado inspirándose en el convento; y con una psicóloga sobre su simbolismo
María de San José, Santa Teresa, María Jesús de Ágreda, Juana Inés de la Cruz, Clara de Asís, Catalina de Erauso y todas las de tu infancia y las de la infancia de tu madre y las de más atrás. Las monjas están de moda. Imagen de candidez para unos y de pura maldad para otros, dejando a un lado sensibilidades religiosas, sus misteriosas comunidades femeninas y su búsqueda (mística y no tanto) de la carnalidad de Cristo se están viendo retratadas de diferentes modos en novelas, podcasts, series, películas, y obras de teatro. ¿A qué se debe este auge de los hábitos en lo cultural? ¿Qué simboliza para unos y para otros?
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“El secretismo con el que han vivido su vida durante miles de años hace que hayamos construido un pensamiento mágico sobre ellas, despojándolas de su humanidad y creando figuras casi mitológicas”, explica la psicóloga María Fernanda Plata, acostumbrada a que muchos de sus pacientes hablen de alguna monja que les marcó, para bien o para mal, sobre todo en un país como el nuestro, en el que varias generaciones han aprendido a escribir (‘la letra con sangre entra’) y sumar en colegios religiosos.
“Esta revaluación está relacionada en cierto modo con la llegada del feminismo a todos los ámbitos. La visibilización de la mujer, ¡aunque parezca mentira, también en la iglesia católica!”, afirma Plata. Además, para las nuevas generaciones de mujeres jóvenes que han vivido el #Metoo tiene un matiz extra: “Simboliza la sororidad que siempre ha existido entre las comunidades femeninas inmersas en comunidades tremendamente patriarcales. Una monja siempre pertenece a su comunidad, no está sola sino que está y pertenece al sistema de sus hermanas”.
De todos modos, la psicóloga advierte de que son figuras muy dicotómicas, y ese rasgo se ve también las diferentes creaciones artísticas que se están dando: “Tenemos la imagen de la madre severa, rígida y estéril, y también la imagen de la bondad y de la pureza de las vírgenes dedicadas a un Dios masculino y caprichoso”.
Distopías crueles
Buen ejemplo de ello es la reciente y esperada novela de Agustina Bazterrica, ‘Las indignas’ (Alfaguara), quien, tras más de medio millón de lectores y ser traducida a 30 idiomas con su anterior libro, ‘Cadáver exquisito’, se lanzó a investigar este universo. Un universo que se le quedó metido en el cuerpo desde su niñez. “Mi madre fue a unas monjas jesuitas y lo paso muy bien. Pero luego me mandó a unas alemanas, le falló el cálculo. Era un ambiente muy represivo, funcionábamos como una secta, consiguieron que nos vigilásemos entre nosotras, su trabajo con la culpa era descomunal y extremadamente dañino para unas niñas”, explica Bazterrica.
En la novela una monja va escribiendo de noche, a escondidas, los perturbadores sucesos que le van ocurriendo a ella y a sus compañeras. Bazterrica pone en pie una distopía en la que el mundo que conocemos desaparece por las catástrofes ecológicas y solo quedan vivas un grupo de mujeres, organizadas en un convento bajo el mando de una madre superiora malvada y un hombre-dios en lo alto de la pirámide. Es decir, cierto regusto a ‘El cuento de la criada’, famoso libro de Margaret Astwood que luego se convirtió en una serie de seis temporadas, un éxito mundial que para muchos es uno de los precedentes del fenómeno.
Sororidad, hermana
Algo hay en el imaginario colectivo de estas primeras dos décadas del siglo XXI que está conectando de lleno con una sor. Y no solo en España. ‘Las hijas de Felipe’ son un dúo formado por Ana Garriga y Carmen Urbita, ambas expertas en el Barroco con doctorados en Estados Unidos, que durante los últimos años han ido contando en su podcast las andanzas de monjas extraordinarias (muchas de ella lesbianas) de sus siglos favoritos, el XVI y XVII.
Su futuro libro sobre monjas, que escriben estos meses, ha sido el más deseado de la última Feria del Libro de Frankfurt, donde editoriales de toda Europa van a intuir tendencias, se enteran de lo que les está funcionando en los países vecinos y pujan por hacerse con el último superventas, a veces incluso antes de que llegue al mercado de origen.
"He ido a muchas ferias y he vivido algunos fenómenos, pero nunca lo de ir pasando por los pasillos y que todo el mundo vaya diciendo 'son las de 'the nun book”, aseguró el pasado noviembre la agente literaria María Cardona a El Cultural sobre el libro que preparan Garriga y Urbita, y que se publicará en Blackie Books en el 2025 con sobrenombre de ‘Sabiduría de convento: cómo las monjas del siglo XVI pueden salvar tu vida del siglo XXI’.
‘Las hijas de Felipe’ han optado por la pulcritud histórica y la retranca feminista para enfocar el tema. "¿Te atormenta la precariedad económica? Santa Teresa y sus compañeras carmelitas pueden ofrecerte consejos útiles para la supervivencia económica. ¿Te sientes a la deriva en un mar de apps de citas? Te aseguramos que un tratado de 1635 sobre las 7 maneras infalibles de detectar a una monja lesbiana serán un recurso muy útil para el romance moderno", explica el adelanto del proyecto.
“Para nosotras una monja simboliza agencia femenina, redes de cuidados, espacios de recreación y sociabilidad, ímpetu autodidacta y también supervivencia. Sosiego, regocijo, atención”, explican Garriga y Urbina a Uppers por email.
Más difícil les parece concretar exactamente lo que significa para el imaginario colectivo español. “Depende mucho de cada generación. Cuando a Carmen Martín Gaite, por ejemplo, le encargaron el guion de la serie ‘Teresa de Jesús’, protagonizada por Concha Velasco, comentó en un artículo en Diario 16 que, de primeras, le costó relacionarse con el personaje por sus asociaciones con la Sección Femenina y su hermanamiento con Isabel la Católica. Es inevitable que haya una vinculación, en el imaginario español, del catolicismo (monjas incluidas, por supuesto) con el régimen franquista. Pero para nosotras, y para muchas personas que se han animado a leer o escuchar las vidas de las monjas en la época de la Contrarreforma, también simbolizan ese afán de huir de los mandatos masculinos”, explican.
Las monjas de la Contrarreforma simbolizan el afán de huir de los mandatos masculinos
Santa Teresa también es la protagonista de la nueva película de Paula Ortiz, 'Teresa', versión libre de la obra de teatro ‘La lengua en pedazos’, de Juan Mayorga, a su vez basada en ‘El libro de la Vida’. Ortiz aborda el duelo a muerte entre ella (Blanca Portillo) y su mayor enemigo (Asier Etxeandia), un inquisidor que pretende quemarla en la hoguera.
“Es una de las personas más inabarcables, apabullantes, contradictorias, poderosas y hermosas que tiene la cultura occidental. Hay mil Teresas. Como decía Walter Benjamin, ‘Teresa es un ángel de la historia’. Era muchas mujeres en una, y su contexto, el de la Contrarreforma en España, es un momento histórico abrumador también. Todo eso ha hecho de ella alguien a quien, 500 años después, podemos seguir leyendo según códigos y agendas culturales y políticas muy distintas”, ha explicado la directora.
Algo tiene ("nada te turbe, nada te espante") que todos la ven a su modo. De hecho, una de las últimas polémicas culturales también se centró en ella, cuando la derecha reaccionaria retiró de la programación de los madrileños Teatros del Canal (es decir, censuró) la obra 'Muero porque no muero. La vida doble de Teresa', de Paco Bezerra, galardonada con el Premio SGAE Jardiel Poncela.
Interpretada por Belén Cuesta, mostraba una monja recién aparecida en el XXI, a la que no paran de sucederle cosas muy de nuestro siglo: la recoge un camionero que la viola mientras hace autostop, duerme en los soportales de la Plaza Mayor de Madrid, prueba la heroína y se prostituye en un polígono y, tras muchas peripecias que incluyen una pintada en el Congreso, descubrirá que la misión que el cielo tenía reservada para ella no era ser "ni monja ni puta; ni vándala ni mendiga; ni yonqui ni presa, sino actriz y DJ". ¡La música electrónica para reconquistar el espíritu!.
Más hacia un estilo desenfadado y ligero, un poco 'La que se avecina', va sin embargo 'La reina del convento', la comedia a punto de estrenarse en cines que 'congrega' a protagonistas tan diversos como Dulceida, Mario Vaquerizo, Antonia San Juan, Paz Padilla o Bibiana Fernández para narrar la dura vida de Juanita, quien, hostigada por una malvada madrastra, decide lanzarse de cabeza a su vocación al ver que sus amigas van haciendo su vida. La familia elegida espera al otro lado del muro, las monjas toman las carteleras.
La monja anticolonialista
Otra novela que propone una reinterpretación queer, está vez también anticolonialista y con Catalina de Erauso, la Monja-Alférez, como protagonista, es 'Las niñas del naranjel', de la escritora argentina Gabriela Cabezón Cámara. ¿Qué pasaría si en vez de verse obligada a cortar cabezas y a ser cruel en las matanzas contra los indios hubiese tenido solo que dedicarse a la ternura en medio de una bella selva?, se pregunta la autora.
“Conocí a la Monja-Alférez a través del amor. Estaba en casa de una novia a la que quise mucho y tenía en el salón una acuarela de un artista argentino que se llama Fermín Eguía y había una persona como en gesto de asesinar a alguien con una lanza y tenía una armadura dorada. Y abajo decía ‘la Monja Alférez’. Me llamó la atención por lo obvio: armadura y monja no suelen ir juntas. Aunque no sé por qué, sería divertido un ejército de monjas”, zanja con ironía Cabezón Cámara.