Emilia Pardo Bazán, detective en el Titanic: "Le encantaba la crónica negra, incluso fue a ver ejecuciones con garrote vil"
Carmen Posadas imagina, en 'EL misterioso caso del impostor del Titanic' (Planeta), a una Emilia Pardo Bazán investigadora
Pardo Bazán no solo fue un referente literario indiscutible sino una precursora del feminismo español
Ganadora del Premio Planeta en 1998, Posadas (71) siempre se ha interesado por la intriga, el espionaje y la novela negra
Es sabido que Emilia Pardo Bazán llamaba a Pérez Galdós "mi ratoncito". Y es sabido porque en las últimas décadas su figura, la de ella, ha sido examinada, revisada, reivindicada, e incluso llevada a la pantalla. Eso sí, nunca la habíamos visto convertida en detective. Y bien que le hubiera gustado. La que ha tenido esta idea verdaderamente genial no es otra que Carmen Posadas, una escritora que comparte con la gallega la pasión por la intriga, el misterio y todo eso que compone lo que llamamos 'literatura de género'.
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En 'El misterioso caso del impostor del Titanic', Posadas (Montevideo, 1953) conjuga estos espacios comunes ("Emilia es la escritora que me hubiera gustado ser") en una novela que es también "un homenaje a las novelas de detectives de principios del s. XIX".
La escritora presentó esta nueva aventura en un almuerzo que recreaba el último menú del Titanic y, según recoge 20 Minutos, afirmó que "se me ocurrió esta idea de meterla porque, igual que a mí, a ella le gustaba la crónica negra; iba a la cárcel a ver a los condenados, y me sentía muy cercana a ella". Vamos, que a doña Emilia le encantaba lo turbio: "incluso fue a ver ejecuciones con garrote vil", recoge Zenda.
La historia
Hay un caso real que tiene ribetes de fantástico en la tragedia del Titanic y tiene que ver con Víctor Peñasco, 'Victorito', uno de los pasajeros españoles que fallecieron en el hundimiento más célebre de la historia. El caso llegó a Posadas a través de un amigo suyo, el juez Manuel Marchena. Al parecer, la madre de Victorito, al no poder recuperar el cuerpo de su hijo, decidió nada menso que comprar otro cadáver para recibir las ayudas económicas pertinentes. A partir de esa historia, Posadas empieza a tramar su propia intriga y es ahí donde entra la figura de Emilia, que intentará discernir si un hombre que, diez años después del hundimiento, aparece diciendo ser un superviviente, es un impostor o no.
Con estos materiales Posadas elucubra, pues, una ficción llena de aventuras, intrigas y misterios, que lleva la acción de España a Cuba en los años 20 y 30. Pero, como ocurría también en los libros de Pardo Bazán, imposible eludir el trasfondo social, que en este caso tiene que ver con los movimientos migratorios de la España de los albores del s. XX. También subyacen en la historia los problemas derivados de la diferencia de clases, algo que estuvo también muy presente en el fatídico viaje del Titanic.