Érase una vez una niña que se adentraba cada tarde en el bosque y que ante la reiterada pregunta de su madre, ¿pero qué haces todo el tiempo allí?, respondía simplemente: "estar". La insularidad de la figura de Ana María Matute en las letras españolas podría resumirse en esa imagen. Parte de la generación de los "niños asombrados", poética manera de describir el impacto de la Guerra en la mente de un infante, Matute escapó de todo aquello refugiándose en el bosque, frondoso, de su propia imaginación.

Cien años después de su nacimiento -y una década después de su muerte-, sus cuentos infantiles, sus novelas de posguerra, sus libros de madurez ambientados en universos medievales, la han convertido en un referente indiscutible de la literatura del s. XX. Sobre ella conversamos con Emili Rosales, editor de Destino, sello que ha publicado una edición especial de 'Primera memoria', punto de arranque de la llamada trilogía 'Los mercaderes', que completan 'Los soldados lloran de noche' y 'La trampa'.

¿Podrías resumir la importancia de una escritora como Matute en nuestra literatura del s. XX?

Yo diría que en los libros de Ana María Matute se produce una pugna, visible o soterrada, entre la inocencia y la necesidad del conocimiento; entre lo doméstico y la aventura; entre la realidad y la imaginación. Su capacidad para expresar estas ambigüedades del ser humano la hace única.

¿En tu opinión cómo llega ‘la Matute’ al siglo XXI?

Con una vigencia rotunda. El valor de su obra ha sido ampliamente reconocido desde el punto de vista académico; y los lectores aman su anticipación al feminismo o a la moda de lo fantástico. 

¿Es la escritora ‘marcada por la Guerra Civil’ que se enseña en los colegios?

Una gran escritora es varias cosas a la vez. En el caso de Matute, es una autora para niños muy celebrada, una novelista existencial de toque personal, una creadora de un mundo imaginativo desbordante…

¿Cómo la definirías en tres palabras?

Imaginativa. Determinada. Inteligente

¿Cómo editor, tienes algunos favoritos entre sus libros? ¿Podrías decirnos los tres que consideres más importantes?

'Primera memoria', con el Premio Nadal se confirma su mundo literario. 'Olvidado rey Gudú' una novela río que es su mayor éxito. 'Paraíso inhabitado', su última obra maestra.

¿Crees que tiene herederas entre las escritoras más jóvenes?

Cada escritora es ella misma. Lo cierto es que en las dos generaciones posteriores a la suya hay un buen número de autoras que la reivindican: Almudena Grandes, Carme Riera, Soledad Puértolas, Rosa Montero, Inés Martín Rodrigo, Ledicia Costas.

Siempre huyó de la ‘feria de vanidades’ que era para ella el mundo de los escritores. ¿Era una persona tímida?

Era una persona con una rica vida interior; desde luego prefería cultivar esa vida propia, sobre todo a través de la lectura y la escritura, pero era una persona ocurrente y divertida en su círculo de amistades. 

Matute publicó ‘Olvidado rey Gudú’ con 70 años. ¿Consideras que es su obra cumbre? ¿Fue con ella que alcanzó, a esa edad, la plenitud de su escritura?

Es su obra cumbre. Por la dimensión del mundo imaginario que despliega, por la diversidad de personajes dotados de profundidad, por la combinación de registros e intereses, por un estilo en plena madurez, por la belleza que desprende…

Escribió hasta el último año de su vida ¿Cuáles crees que eran sus motivaciones?

Expresar sorpresa o desazón ante la vida; contarse un cuento; escribir el mejor libro imaginable.