Septiembre a la vuelta de la esquina y la montaña de libros que con tantas ganas seleccionaste para leer en verano, aún por disolver. Aunque estos 'deberes' estivales no te los ha puesto nadie y son cosa tuya, siempre gusta presumir de biblioteca extensa (y leída, claro). Los residentes españoles leemos una media de 13 libros al año y lo hacemos a una velocidad de entre 200 y 300 palabras por minuto. Superar la media es cuestión de práctica: la lectura es un músculo que también se entrena. ¿Cómo puedo leer más rápido sin perder comprensión lectora? ¿Hay técnicas para ganar velocidad sin perder disfrute? La respuesta es sí, y estas son algunas de ellas.
Seguramente lo estás haciendo ahora mismo: la tendencia de nuestro ojo y nuestro cerebro es leer y asimilar cada una de las palabras que nos encontramos en el texto. Por ello, una de las formas de reducir tiempo de lectura es sintetizando el material a golpe de vistazo. Es decir, dividir cada frase en grupos de dos, tres o cuatro palabras que leemos como un todo. La intuición y el entrenamiento harán el resto, consiguiendo que comprendamos el total de la frase.
Primero, puedes echar un vistazo general a la página o al texto. De esta forma, logras hacerte una idea de cómo está estructurado, buscando los puntos y los diferentes párrafo que lo conforman. Después, al pararte frente a cada frase, presta atención a la longitud de esta para hacer la división mental, a esto te ayudará buscar primero el punto final que la delimita.
Generalmente esta lectura por palabras que señalamos en el párrafo anterior va seguidor de una repetición o lectura mental de lo que estás leyendo, la subvocalización. Es complejo activar esa especie de mute cerebral, pero una vez conseguido, no debe ir en detrimento de la comprensión lectora.
Usar el dedo, un lápiz o incluso una postal o papelito a modo de guía ha sido siempre considerado como un signo de falta de habilidad lectora. De hecho, si eres de la generación del baby boom, es posible que hasta te cayera algún castigo por ello. Desestima esa idea, ayudarse con una guía puede facilitar esa lectura en grupos de palabras que mencionábamos, facilitando la tarea al ojo.
No solo se trata de optimizar técnica, también es cuestión de tiempo y saber aprovechar huecos. En vez de sumergirte en el scroll con WhatsApp, Facebook o Instagram mientras esperas a que tus hijos o pareja se duchen antes de salir a cenar o mientras se cocina la paella del domingo, saca el libro y avanza, por poco que te parezca el rato, siempre cunde.
En la era de la obsesión por la medición (pasos, calorías, kilómetros…), también puedes obtener los datos de tu propia optimización lectora. Si quieres comprobar el antes y el después tras con minuciosos detalles sobre tus avances, toma nota del siguiente truco para saber cuántas palabras lees por minuto.
Primero, cuenta el total de palabras que tiene el texto que vas a leer. No tienes que hacerlo manualmente, cualquier programa editor de texto te da la cifra en un clic. En segundo lugar, activa el cronómetro y empieza a leer. Divide el número de palabras por el tiempo (en segundos) de lectura. Y al total, multiplícalo por 60. La cifra obtenida son el total de palabras que has leído por minuto.