El empresario Juanjo Fraile y una idea revolucionaria: dar las gracias como clave del éxito

  • Hablamos con Juanjo Fraile, fundador de Talentya y uno de los emprendedores más reconocidos de nuestro país en la materia de la comunicación estratégica, sobre su último libro: La Magia de la Gratitud

  • "La gratitud es un acto de grandeza, de generosidad, de humildad y sobre todo de compasión", opina el autor

Juanjo Fraile es uno de los principales expertos en comunicación estratégica de nuestro país. Empresario, emprendedor y autor, ha fundado algunas iniciativas relevantes en temas relacionados con la innovación en el aprendizaje y la integración de las herramientas tecnológicas e internet en diferentes aspectos de la vida, como Talentya. Ahora, acaba de publicar un libro: 'La magia de la gratitud' (Alienta Editorial, 2020), en el que aborda desde su experiencia personal la importancia de la gratitud como "eje del desarrollo personal". En un recorrido de 20 años de su vida, analiza pormenorizadamente todas las ventajas que supone el ser una persona agradecida. Hablamos con él para que nos cuente más acerca de los beneficios de la gratitud.

¿Qué es dar las gracias?

Hoy en día, para la mayoría de la gente, “dar las gracias” es una reacción de “buena educación” o cortesía. Nos han enseñado que debemos responder esto cuando recibimos algo de otra persona. Eso está bien... pero yo no me refiero a ello. Yo apuesto por entender que la gratitud, el agradecimiento, es una emoción que tenemos cada persona. Como decía Cicerón hace más de 2000 años, la gratitud no solo es la mejor de todas las virtudes del hombre, sino que incluso es la madre de todas las demás”. Por tanto, si nos damos cuenta de que la Gratitud es una emoción que engloba todas las emociones positivas que tiene cualquier persona, en ese Instante, seremos capaces de comenzar a mejorar nuestras vidas con un trabajo personal de desarrollo emocional.

¿Dar las gracias es lo mismo que agradecer?

Si hablamos de una emoción, sentir la gratitud es el primer paso para mejorar nuestra percepción de la vida, de las circunstancias que vivimos y, por supuesto, de nuestras relaciones personales. Por ello, cuando sientes la emoción de la gratitud en ti y la compartes con las personas que te rodean, ese “dar las gracias” es muchísimo más que una regla de educación o cortesía.

¿Por qué para ti es la clave del éxito?

Lejos de ver el éxito en lo que nos han enseñado en la educación que hemos recibido, el éxito personal no está en los logros materiales o intelectuales. Hemos crecido en una sociedad que nos ha engañado vilmente, separándonos de la verdadera felicidad, invitándonos a una vida de mentira superflua. Y cuando llegar a esos logros y el reconocimiento social por ellos, cuando piensas que ya lo alcanzaste, justo en ese momento te sientes vacío y te das cuenta que realmente lo logrado no vale casi nada. Es necesario vivir en el contexto que lo hacemos.

Pero seamos realistas: si no nos damos cuenta que esta vida es un regalo maravilloso, si olvidamos buscar nuestra alegría y felicidad interior, si no estamos en disposición de hablar con nosotros mismos y querernos, entonces estaremos lejos del éxito. Creo que el éxito lo tienen los niños menores de 5 años que, aún sin estar en un modelo educativo totalmente nefasto, aún disfrutan de cada día con alegría e ilusión. Eso es el éxito, al menos como yo lo entiendo. Porque el otro, el socialmente valorado, lo he vivido y créeme que no sirve cuando la vida te pone frente al final de la misma.

¿Los españoles damos mucho las gracias?

Realmente no lo sé... me temo que no hay datos o estudios sobre ello. En España, como en la mayoría de los países desarrollados de occidente, hemos perdido la capacidad de trabajar nuestro desarrollo emocional. Las últimas generaciones de españoles no han recibido la información necesaria para darse cuenta que sus emociones, sí estado de ánimo, depende de cada uno; y que se puede trabajar y mejorar. Es una pena dar las gracias sin sentir la emoción de la gratitud.... y me temo que todos necesitamos conectar con esa emoción para ser y estar mejor.

En España, como en la mayoría de los países desarrollados de occidente, hemos perdido la capacidad de trabajar nuestro desarrollo emocional

¿Y en comparación con otros países?

La sociedad globalizada en que vivimos comienza a fusionar culturas, mitos, hábitos. En este sentido muchas de las corrientes de desarrollo personal que llegan a España con origen en oriente están impulsando un movimiento cada vez más amplio de inquietudes y trabajo personal hacia la felicidad y la conexión con el ser interior. Hoy en día procuramos hábitos saludables en nuestra vida, cada vez más gente incluye hábitos de meditación y relajación en su día, incluso no es raro que quien lea este artículo también esté leyendo libros de autoayuda y desarrollo personal en este instante.

España evoluciona de forma interesante en este desarrollo espiritual y conecta con los pauses latinoamericanos en esta evolución. El mercado anglosajón lo hace también bajo el impulso de corrientes y conferenciantes norteamericanos. En suma, occidente mira de vuelta a oriente y se mueven cada vez más iniciativas que aquí eran impensables hace tan solo 10 ó 15 años.

¿En qué franja de edad se agradece más?

Sinceramente creo que en nuestra primera infancia, seguido de la tercera edad. No solo se agradece más, sino que en esos momentos de la vida vemos cómo quien agradece lo hace conectado con la verdadera emoción de la gratitud, sin impostar su agradecimiento. Y así debiera ser en todas las edades... nos iría infinitamente mejor a todos.

¿Por qué dar las gracias a veces lo entendemos como signo de inferioridad?

Francamente no lo veo así... Dar las gracias, cuando se hace desde la emoción verdadera es el acto de amor más maravilloso que tiene el ser humano. Quizá no nos han enseñado a desarrollar voluntariamente nuestras emociones... Probablemente estemos viviendo en una sociedad excesivamente competitiva y materialista y nos olvidamos que la emoción de la gratitud es un acto de grandeza, de generosidad, de humildad y sobre todo de compasión.

Sería bueno que cada persona se de cuenta de ello, que superemos miedos y prejuicios para realmente comencemos a vivir nuestra propia vida de forma auténtica, alegre y plena.

Probablemente estemos viviendo en una sociedad excesivamente competitiva y materialista y nos olvidamos que la emoción de la gratitud es un acto de grandeza, de generosidad, de humildad y sobre todo de compasión.

¿Quién da más las gracias: los hombres o las mujeres?

No creo que la emoción de la gratitud sea una cuestión vinculada al género. Basta observar a cualquier niño o niña de unos tres o cuatro años. En esa edad, cuando aún no hemos manipulado comportamientos para condicionar prejuicios y valores, los niños disfrutan de sus vidas de manera espontánea y natural. Nacen con ese don que se pierde con el paso del tiempo porque no nos enseñan a vivir con un desarrollo emocional sano.

Así, con el paso del tiempo, cada persona (da igual que se trate de un hombre o una mujer), va alejándose de esa esencia con la que nacemos y se pierde la conexión con lo realmente importante de la vida: sus emociones y la conexión con uno mismo. Pasa el tiempo y nos alejamos de nosotros, nos olvidamos de lo importante de nuestra vida y comenzamos a vivir cargados de miedos, prejuicios, ansiedades y limitaciones. Nos desconectamos de nuestro propio ser y sufrimos.

¿Por qué los hombres españoles dan poco las gracias? ¿Cuestión generacional de masculinidad tóxica?

Como comentaba arriba, sinceramente no creo que estemos ante una cuestión asociada al género de las personas. De hecho, cuando hablo de la emoción de la gratitud no lo hago desde una perspectiva mental o racional. Me refiero a una emoción. Y esta emoción está presente en todos los seres humanos, en todos. El problema es que nos olvidamos de vivirla y experimentarla de manera voluntaria. Enajenamos nuestras vidas por la influencia de un sistema educativo obsoleto que nos educa mal.

Quizá ahí, en una sociedad que arrastra valores equivocados como el machismo o la soberbia es donde se pueda ubicar el problema que planteas. Y no digo que no exista, que haya que mejorarlo. Sin duda hay que hacerlo. Pero sería extraordinario que recuperemos el desarrollo emocional de cada persona, independientemente de su género, y que apostemos como sociedad por cuidar lo mejor que traemos al nacer: nuestras emociones bonitas, la conexión de cada persona con su yo interior y, desde ahí, seguro que superamos la mayoría de lastres y valores erróneos que tiene el mundo en que vivimos.

Enajenamos nuestras vidas por la influencia de un sistema educativo obsoleto que nos educa mal.

¿Qué siente el interlocutor cuando se le dan las gracias?

Tanto dar las gracias como recibirlas, siempre que sea una emoción sincera, es algo maravilloso.

Me gusta plantear un ejercicio sencillo que cualquiera puede probar en menos de un minuto: respira tranquilamente y trae a tu mente el recuerdo del instante más feliz de tu vida. El que tú quieras. Revívelo intensamente, fíjate en los detalles, recréate en ese momento, el más feliz de tu vida... Disfruta revivirlo. Y justo ahí date cuenta de la emoción que tienes. Conecta con esa emoción y siéntela de forma intensa... Disfrútala unos instantes. Cuando lo desees, activa de nuevo tu conciencia al instante en que estás.

Si pruebas a hacer este sencillo ejercicio te darás cuenta de varias cosas importantes:

- En primer lugar te habrás sentido muy feliz y probablemente has descubierto una emoción dentro de ti que hace tiempo que no sentías.

- Seguramente has sentido una bella emoción hacia las personas o circunstancias que hacían posible ese momentos fantástico de tu vida en el que fuiste feliz. Esa emoción es la gratitud

- Finalmente me gustaría que te des cuenta que has activado una emoción bonita dentro de ti de manera voluntaria. Tú has decidido libremente qué instante de tu pasado recordar y eso ha servido para que estuvieras de nuevo feliz ahora. No has necesitado pastillas, ni ayuda de nadie; ha sido tu elección y ya ves el resultado magnífico.

Pues bien: acabas de darte cuenta que puedes elegir tus emociones de manera voluntaria siempre que quieras. Y que la emoción de la gratitud es la que aglutina el resto de emociones bonitas que te hacen feliz. Date cuenta de ello. Está en tu mano. Y lo mismo sucede cuando te dan a ti las gracias... ahí debes conectar con esa emoción bonita que se activa.

Amor, trabajo, amistad: ¿en qué se parecen esas 'gracias' según los ámbitos?

Estamos hablando de emociones que todos tenemos. La gratitud es la que aglutina todas las buenas. Y puedes probarlo por ti mismo para darte cuenta de ello. En el libro damos un paso más sobre esta base: te voy a proponer reflexiones, sencillos ejercicios y nuevos hábitos para que apliques la regla general de la gratitud a los ámbitos que desees de tu vida. Amor, abundancia, relaciones, trabajo, tus miedos...

Es imposible estar conectado con la emoción de la gratitud y a la vez sentirse mal, angustiado o negativo. Es imposible. Y desde esa premisa tú puedes trabajar voluntariamente cómo aplicar la Magia de la gratitud en el ámbito que tú quieras de tu vida. En el libro trato de inspirarte y abrirte opciones para que tu avances libremente en aquello que desees.

¿Qué beneficios físicos o mentales tiene?

Hoy en día ya nadie duda o cuestiona realidades evidentes:

- La tensión,la ansiedad y el estrés constituyen ­el eje inicial de muchas enfermedades y, en todo caso, dificultan enormemente los procesos de mejora, recuperación y sanación.

- Las emociones negativas, la autoculpa y el no amarse a uno mismo aceleran el ritmo destructor de más del 80 por ciento de las enfermedades que padecemos.

- La salud, el perfecto funcionamiento de nuestro cuerpo, es un regalo de la vida que funciona, milagrosamente, a la per­fección. De hecho, seamos sinceros: la salud física y mental es lo más importante de nues- tra vida y, sin embargo, en la mayoría de las ocasiones la damos por segura e ilimitada.

-Finalmente, y seguro que a ti también te ha ocurrido, normalmente solo nos preocu­pa la salud cuando la perdemos. Desde un 'tonto' catarro a un dolor muscular, cuando algo no va bien es cuando somos conscientes de su importancia, y activamos curas y cuidados. Ni qué decir tiene, cuando ese problema de salud es una enfermedad realmente grave, incluso mortal.

Sentirse bien, sano y fuerte es una riqueza impagable por la que hay que estar permanen­te e ilimitadamente agradecidos. De hecho, te garantizo algo: tu salud y tu estado general de gratitud están, normalmente, estrechamente relacionados.

Personalmente tuve una experiencia de salud dolorosa y la emoción de la gratitud me ayudó enormemente en esos tiempos para recuperarme y poder luchar contra la enfermedad. A ello le dedico un capítulo importante del libro, porque entiendo que es esencial que todos podamos vivir más y mejor, incluso en los momentos mas difíciles de nuestras vidas.