Si en los 90 le regalaste a tu hijo los primeros libros de Harry Potter, atiende. La saga de magos de J.K. Rowling ha protagonizado alguna de las subastas más jugosas del panorama editorial en los últimos años. En octubre de 2020 se vendió por 75.000 libras un ejemplar de la primera edición de 'Harry Potter y la Piedra Filosofal' en Inglaterra. Una muestra del alcance del fenómeno de compraventa de libros en la actualidad. Claro que estamos hablando de encontrar la aguja en el pajar, pero en esto de las joyas editoriales, el ojo también se entrena. Toma nota.
Vayamos por partes. Lo primero es saber de qué hablamos cuando hablamos de primeras ediciones. "La primera vez que una editorial lanza un nuevo libro, todas las copias del mismo que son impresas sin cambios importantes pueden ser consideradas primeras ediciones" explican desde la web especializada IberLibro. En el caso del citado libro de Harry Potter, la primera edición incluía una cortísima tirada de 500 ejemplares que se sustituyó al encontrarse en ella dos erratas. Al subsanarse, la siguiente tirada pasó directamente a ser una nueva edición.
Aunque una primera edición siempre añade valor, esta per se no lo único que interviene a la hora de considerar una joya literaria. La rareza de la obra en cuestión, su antigüedad, la relevancia del autor, la de la técnica de impresión usada o la inclusión de grabados o tipo de papel, el hecho de que esté autografiado, suman. Una máxima con la que sí se puede generalizar es que, cuanto más antiguos y mejor conservados, también mayor valor.
Algunos ejemplos históricos para despertar el gusanillo: en 1989 se vendió uno de los primeros ejemplares de El Quijote, impreso por Juan Cuesta en Madrid en 1605, por más de un millón de dólares, un valor que seguro ha aumentado tras tres décadas. En 2017 se subastó por 1.200.000 dólares el borrador de ‘Los Watson’, una novela inacabada de Jane Austen. El Bay Psalm Book, del que solo se han localizado 11 ejemplares en el mundo, fue subastado en 2013 por 7.600.000 dólares. Se trata de un libro de salmos editado por primera vez en 1640 y es el primer libro conocido (hasta la fecha) impreso en inglés en norteamérica. Estos son casos excepcionales, pero no está de más volver a hojear la biblioteca familiar por si acaso.
Si doy con un libro o colección que creo que puede tener valor, ¿qué hago? La figura del tasador de libros es escasa pero, como ocurre con las propiedades inmobiliarias, la más recomendable una vez se considere que verdaderamente se tiene una reliquia editorial o, al menos, una pieza interesante entre las manos.
Para hacer los primeros tanteos, sin embargo, es recomendable echar un vistazo a páginas especializadas en la compraventa de libros en castellano, como IberLibro o tasacionyvaloracionlibros.com,que ofrecen guías y consejos y donde, además, se puede consultar en catálogo lo que otros usuarios han vendiendo y cotejar piezas. También es útil preguntar a algún librero o librera de confianza o en las conocidas como ‘librerías de viejo’, especializadas en libros antiguos.
Si la idea es comprar alguna de esas obras a modo de inversión, el proceso es similar. Conviene consultar esas mismas webs especializadas para adquirir nociones básicas y, además, adentrarse en la búsqueda a modo 'cazatesoros'. Por ejemplo, conviene estar pendiente a las ferias del libro, eBay, todocolección o incluso Wallapop. Puede que haya alguien vendiendo algo valioso y que no lo sepa. Aunque también puede darse el caso contrario: ojo y que no te den gato por liebre.
Respecto al precio, una regla básica sería, como apuntan desde webs especializadas, tener en cuenta que no porque alguien le marque un precio a un libro este sea su valor. Antes de comprar, coteja siempre los precios de otros vendedores o el precio al que un mismo ejemplar (o uno similar) se vendió anteriormente. Esto se puede ver en algunos catálogos, webs o incluso casas de subastas que lo publican.
Volviendo al mismo ejemplo del principio: el libro de Harry Potter que se vendió por 75.000 libras salió a subasta por 30.000; un comprador muy interesado dobló el precio de salida que la casa había estipulado, aunque eso no es lo habitual. Un término medio de cara a invertir son las piezas que cuestan entre los 1.000 y 10.000 euros; hay más en el mercado y son más asequibles.
Por ejemplo, en 2016, en IberlLibro, el ejemplar más caro vendido fue 'Regla de las cinco ordenes de Architectura’, de Jacome de Vignola. Original de 1562 y vendido por 6,171 €. Quizás no da para incluirlo en las subastas de Sotheby’s ni para mansión, pero sí para sumarle un buen pellizco a la cuenta de ahorro.