‘Uppers’ habla con la periodista y escritora Joana Bonet sobre maternidad, cómo ha evolucionado el feminismo y qué cosas ha aprendido década tras década. La autora de ‘Fabulosas y rebeldes’ confiesa estar encantada por haber superado la frontera de los 40. “A esa edad era una mujer de siete cabezas. Me veo a mí misma corriendo por la calle, cargada de bolsas, con cara de velocidad. Intentando llegar a todo bien”, recuerda de esa época en la que la palabra 'conciliación' solo existía en el diccionario.
Bonet ha ingresado en los 50 liberada de cargas. “Llegar a los 50 es soltar. Lo decía hace tiempo una feminista italiana y a mí me hacía mucha gracia: ‘a los 50 por fin te sientes como una señora’. Es así: ahora puedo reírme de mí misma, decir lo que quiero, no me asusta llevar la contraria, no necesito pensar lo mismo que los demás para sentirme acompañada y me crezco en la disidencia”, afirma con aplomo y una chispa de coquetería.
Para esta mujer, que antes de escribir novelas ha dirigido algunas de las revistas femeninas más importantes y, por tanto, sabe mucho de estereotipos sobre hombres y mujeres, la madurez supone entrar en la vida que uno ha logrado construir a su medida. Es el momento de saborear los logros, ¿y por qué no?, los recuerdos. “Quizá haya un peso melancólico por todo lo que hemos tenido que luchar, por el camino recorrido”, explica. Parafraseando al inmenso Vinicius de Moraes: para que haya algo de belleza, tiene que haber un poco de tristeza. Se refería a la samba, pero también nos vale para la vida.
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