Leer, esa provocación intelectual, a plena vista, que mata ignorantes y que no necesitamos ocultarle a nadie. Ya puede incendiarse la casa, que si un libro nos atrapa costará soltarlo. Pocas cosas comparables al placer que da sumergirse en un universo de ficción donde somos nosotros los que, a través del lenguaje, ponemos andamios y vigas, rostros, realidades literarias que se llenan de matices a través de las voces de nuestros autores predilectos. ¿Alguna vez te has sentado en tu sillón favorito, has abierto una novela y te has preguntado cuánta gente habría leído ese libro antes que tú?
A través de los tiempos, ciertos libros escogidos se han perpetuado entre los lectores como auténticas epidemias (maravillosas). Superventas en el sentido más puro del término: el del contagio al lector, el del boca a boca.
Ciertamente, la lista que da la Wikipedia sobre los libros más vendidos de la historia es gruesa como una salchicha, pero preferimos ahorrarte el posible horror gástrico de volver a pasar una página de El código Da Vinci o El alquimista.
Solo primeras calidades. Ocho recomendados. Literatura de la mejor.
‘Historia de dos ciudades’, de Charles Dickens. Aunque este autor nos suene tan clásico como un busto de piedra en el jardín, en su época era un auténtico vendepáginas. Llegaba a millones de lectores, tanto a los humildes como a los de las casas pudientes. Dickens solía construir sus novelas por entregas, con hordas de fans agolpados en los puertos que esperaban al barco que las traían, deseosos de saber cómo continuaban. ‘Historia de dos ciudades’ tiene además uno de los comienzos más inolvidables de la historia de la literatura. “Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación”. Unos doscientos cincuenta millones de ejemplares vendidos.
‘El ingenioso hidalgo Don Quijote de la mancha’. La historia del hidalgo enfermo de irrealidad y deseo que salió a protagonizar sus propias novelas de caballerías. Una novela total en la que caben todos los géneros y todas las argucias experimentales, desde la épica a la carcajada, la metaliteratura y la caja china narrativa. A pesar de ese marchamo intocable de tocho, y el hecho de ser una mentira recurrente en las encuestas sobre hábitos lectores (‘sí, claro que la he leído’), El Quijote es una obra maestra sin parangón que sigue siendo tan moderna como Moby Dick o el Ulises de Joyce.
‘10 negritos’, de Agatha Christie. Un ‘whodunit’ (quién lo hizo) de la dama del suspense con una particularidad: aquí no hay detective, así que no verás a Poirot interrogando a diez sospechosos de haber ensartado el cuchillo. Christie era una auténtica máquina de generar asesinatos en la cabeza de los lectores. Más de 100 millones de ejemplares que han pasado por caja. Como curiosidad, es mucho mejor el título original, cambiado posteriormente. ‘Y no quedó ninguno’.
‘Harry Potter y la piedra filosofal’. Te sabes la historia del pequeño mago muggle con una cicatriz en la cabeza que acabó derrotando a ese señor vestido con ropa oscura, y seguramente te sepas la anécdota mil veces amplificada por la épica y los aspirantes a escritor (sin mucho dinero en el banco) que habla de JK Rowling, su autora, con un bebé de meses, una máquina de escribir y un piso con goteras del que no podía pagar el alquiler. Harry Potter es un pilar en la cultura popular contemporánea, y haría falta un superordenador para contar el número de lectores jóvenes que ha creado Rowling gracias a su saga más famosa.
‘Alicia en el país de las maravillas’, de Lewis Carroll. Una novela en apariencia infantil llena de trampantojos, dobles lecturas y símbolos, sobre todo si tenemos en cuenta la más que ambigua y reprobable relación de Dickens con la niña que inspiró la obra. Con todo, o a pesar de todo, un clásico lleno de humor y juego. Leer a Alicia es como entrar en un sueño de los que luego se recuerdan para siempre.
‘Cien años de soledad’. Los Buendía y sus guerras a lo largo de muchos años, y también la historia viva de la literatura, y una prosa bellísima y festiva preñada de imágenes memorables. “Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”. Si te lo estás pensando, es para darle una oportunidad.
'El guardián entre el centeno', la historia de Holden Caulfield, de su huida del internado para jóvenes rectos y de los famosos patos de Central Park; la historia del chico sin aparente rumbo en la vida que solo quiere custodiar a unos niños para que no se caigan por un acantilado. No es la mejor obra de Salinger, pero aún permanece en ella el sabor de los libros que nos abren los ojos.
'Lolita', de Vladimir Nabokov. Si algo tienen ciertas novelas es la capacidad de reventar nuestro horizonte moral, y eso es precisamente 'Lolita', una de las cien mejores novelas de la historia según un apabullante número de listas y una auténtica máquina de generar mitos y reimaginaciones del original: la sensual Lolita, la niña-casi-mujer atrapada en las garras de la bestia. La salida de la obra no fue fácil. Tras varios rechazos, tuvo que ser publicada en Olimpia Press, una diminuta editorial francesa, que no pudo evitar el veto geográfico masivo en multitud de países. Aún sigue siendo un libro incómodo y provocador que nos lleva al centro de la mente del monstruo, Humbert Humbert. La definición que nos da el diccionario ('adolescente seductora y provocativa') ya merecería una revisión, más acorde con los tiempos que corren.