Xavier Font, fundador de Locomía: "Nuestra historia fue como hacer el amor y no llegar al clímax"
El polémico creador de Locomía vive su momento más dulce tras el éxito del documental y reflota la banda con una nueva formación
"Si llego a ser un chico del Bronx yo estaría al nivel de los más grandes. Hoy Locomía recogería más Grammys que todos los del reggaetón"
Locomía, la guerra que acabó con los abanicos: "Voy a seguir en mi papel de tocacojones"
Se nota que Xavier Font (Sant Boi de Llobregat, 1963) está disfrutando el momento. La reciente serie documental de Movistar + ha desempolvado del baúl de los recuerdos los abanicos de Locomía, aquella extravagante anomalía estética y musical que él creo en Ibiza y que triunfó a finales de los 80 en España y parte del extranjero. Pasiones, rencillas, traiciones y venganzas nutren una docuserie que es tan adictiva como un culebrón y que ha colocado el foco sobre el cráneo tatuado de Font, fundador, ideólogo y líder de la banda, quizás ahora incluso más popular que cuando lucía como el miembro menos ‘bonito’ del cuarteto multicolor.
La historia de Locomía queda dibujada como una guerra a calzón quitado entre el carisma embaucador de Font y el ego megalómano de José Luis Gil, el productor que los descubrió en las noches ibicencas del KU y les convirtió en una ‘boy-band’ superventas. El inevitable choque entre los dos archienemigos es lo que en última instancia terminó dinamitando el proyecto. Al menos el proyecto original. A Font le hace gracia que les comparen con Godzilla y King Kong. “¿Tú sabes lo que llevaba King Kong en la mano en el Empire State? Esa rubia es Locomía, mi concepto y mi historia”, aclara en la charla que mantiene con Uppers poco antes de participar en el Disco Vibra Mahou, un espacio de encuentro en el festival Mad Cool en el que se homenajeó a la música disco.
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Llama la atención la naturalidad con la que asumes en el documental en muchos momentos el papel de ‘villano’ de la historia, pero siempre se nota que amas a Locomía con todo el alma
Es que los buenos no son tan buenos ni los malos son tan malos. Soy perfectamente imperfecto, el más perfecto de los mortales imperfectos, y lo asumo sin ningún tipo de problema. Otros no lo asumen, pero bueno, allá cada uno. En el documental yo quería que se transmitiera la verdad, la historia de Locomía, porque lo que ha vivido cada uno es distinto a lo de los demás. Yo me veo desde fuera y la verdad es que me caigo bien.
Está funcionando muy bien, ¿no?
Mejor que Lola Flores y y Rafaelísimo, eso ya te lo digo. Es lo más visto en series de no ficción y están encantados con el producto. La gente está pidiendo a grito pelado el cuarto capítulo. Tendría que salir un cuarto con el ‘making of’. Ahora se va a hacer una película y eso ya será ficción, pero estarán obligados a fijarse en esta Pandora que he creado yo, que es nuestra verdad.
En el documental te defines como un flautista de Hamelín, una especie de ladrón de almas. ¿Fuiste en los 80 un adelantado a tu tiempo?
Yo creo que sí. Yo creo que esto ya lo traigo de otro tiempo. Yo vine de este tiempo a terminar lo que no hice en el otro. Cuando a los demás les preguntan qué vieron en mí, tres de ellos admiten que se enamoraron de mis zapatos. Mis zapatos eran mágicos, atemporales, porque si no, un grande de la música no se los pone.
Se refiere a los extravagantes zapatos puntiagudos que llevaba Freddie Mercury en uno de los últimos videoclips de Queen, ‘I’m Going Slightly Mad’, cuando la estrella ya estaba gravemente enferma y a pocos meses de su muerte. Font se los regaló en la escapada que Mercury hizo a Ibiza en 1987, una de esas anécdotas que cuenta en la docuserie con la que no puede evitar emocionarse
Lo cierto es que él no era mi gran amigo. Cuando vino a Ibiza ni sabía quién era Freddie. Para mí era uno más de los famosos que llegaban de Europa. Le regalé unos zapatos igual que se los regalé a Nina Hagen, a Grace Jones y a otros. Yo siempre decía que 'para celebrity, yo'. Pero sí que es verdad que lo del zapato es mágico porque a mí me ha hecho llorar con Freddie.
Como sé que eres honesto, dime tres cosas buenas que José Luis Gil hiciera por Locomía
Lo que hizo bien fue enamorarse de nuestra historia, que es la gran frustración que tenemos todos los demás (risas). Y lo que hizo mal fue subestimarme y tratarme como uno más del grupito, sin darse cuenta de que todos teníamos nuestro valor pero que yo tendría que haber sido tratado de otra forma.
Viendo el documental realmente no me quedaba claro cómo te dejaste liar para abandonar el grupo justo en su momento de mayor apogeo
Cuando tenía el grupo en Ibiza era un rollo natural, donde yo lo tenía a huevo porque éramos como Maluma, felices los cuatro. Allí tenía mi grupo de gente que me adoraba y a nuestra manera éramos más felices que vendiendo 4 millones de discos. Cuando entró Gil ya perdí un poco el control de la manada. Sabe usar muy bien lo de “divide y vencerás”. Y eso es lo que hacía. A cada uno le iba prometiendo algo, ‘yo te haré un disco, yo te haré un trío…’ y yo en ese momento, que era la suma de muchas cosas, me dejé llevar.
Me lo puso muy fácil, me dijo que iba a cobrar igual, y yo ya estaba quemado y cansado de discutir, de no poder hacer coreografías, hacer playbacks en televisión con su voz… pues me dije, ‘vale de puta madre, que pongan a otro en mi sitio’.
Si pudieras volver atrás, ¿eso es lo que harías de forma distinta?
Si pudiera volver atrás seguro que no habría dejado la formación, más por ellos que por mí. El gran error no fue la caída de Locomía en 1992, sino cuando me fui del grupo y se perdió un poco la esencia. Porque yo cumplía un rol importante. Aunque no me veía tan guapo ni soy mi tipo, la estructura del grupo la elegí yo. Los elementos que iba poniendo eran la gente que me parecía adecuada para esa historia. El rollo del escenario me daba un poco igual, porque si yo hubiese defendido mi parte artística igual habría obrado de otra forma. Y a lo mejor no habría Locomía y habría sido un solista como Tino Casal o Alaska.
¿Y qué crees que le diría el Font de aquella época al Font de 2022 si tuviera la oportunidad de echar un vistazo al futuro?
‘Qué pendejo e iluso que eres. No seas tan ingenuo’ es lo que yo le diría en mi época de joven al de ahora. Me dejé enredar, pero bueno, las cosas son como son. ¿Sabes qué pasa? Yo tengo dentro un niño que no se deja matar por el adulto, y a veces soy así de inocente. Soy muy listo para muchas cosas pero a la hora de confiar o delegar, que lo hago poco, me la dan.
Lo de tener que ocultar la orientación sexual por contrato ¿cómo lo llevaste?
Lo llevé muy bien porque nunca tuve ese problema. Nunca salí del armario porque nunca he estado dentro. Mi condición sexual es de puertas para dentro, y yo todas esas cláusulas absurdas que puso Gil en un contrato (no saunas, no orgías…) ya las cumplía. Yo nunca he cogido la mano a un hombre, ni en el 80 ni en el 90 ni en el 2022. Y he tenido pareja toda la vida. Soy un gay muy hetero, o muy chapado a la antigua con todo lo moderno que puedo parecer.
Nuestra estética era muy arrogante, muy adelantada y, para según qué ojos, muy gay, pero yo podía haber sido hetero perfectamente y habría sentido a Locomía igual. En el grupo ha habido gente hetero también, incluso en la época de Ibiza. En España esto la gente no lo perdona. La imagen nos ha marcado. Y las mofas de siempre, ya sabes, ‘pierdes más aceite que la furgoneta de Locomía’, que a mí siempre me ha hecho mucha gracia. Pero cuando Martes y 13 te imitaba en fin de año yo siempre digo que es porque algo grande has hecho.
¿Hasta dónde habría llegado Locomía si no se hubiese enfangado tanto la cosa con Gil?
Buah.Yo esta noche he soñado que tenía un hit mas grande que la Macarena, imagínate lo que yo sueño a los 58. Y me decía para dentro ‘ahora se callará la boca el Gil’… Yo sigo soñando estas cosas y mis sueños son poderosos.
Con un tío mínimamente decente que nos hubiera respetado como artistas, a mí y al resto del grupo, habríamos roto en Estados Unidos, y sin ser de Nueva York. Porque si llego a ser un chico del Bronx yo estaría al nivel de los más grandes. Esta historia está inacabada, por eso yo sigo en pie, resistiendo, buscando la fórmula, hasta que me muera. Y el día que me muera a lo mejor dejo a un sustituto a cargo de carro.
Pero ahora mismo, en 2022, ¿qué o quién es Locomía?
Tuvimos un impass de cuatro o cinco años antes de de la Operación Abanico -el episodio en el que fue acusado de tráfico de drogas en 2009-, pero después lo rehíce con Manolo -Arjona, otro de los miembros originales y permanente hasta hace solo tres años- y siempre lo he tenido. Ha habido años que hemos trabajado más y otros menos, pero el grupo siempre lo he tenido activo y ahora tengo un montón de galas y cada día me salen más. No doy abasto.
De hecho, la banda está formada por cuatro jóvenes cantantes y bailarines elegidos por Font, que no sube al escenario. Y, al contrario de lo que se sugiere en el documental, Gil no puede vetar esa formación. ¿No hay problemas con él?
Ahora me manda cartitas que parecen casi de amor: “Oye, tenemos que arreglar el 10% cuando quieras usar las canciones”. Pero no puedo usarlas porque, primero, está tu voz; segundo, sería engañar al público; y tercera, yo hace tres o cuatro años ya rehíce todo el master y grabé las voces con mi grupo actual. Gil ahí no tiene nada que hacer porque no hay canciones de su autoría ni voces ni instrumentación de sus canciones.
Sería más fácil hacer el playback, pero yo no puedo hacer el ridículo ni puedo engañar a la gente. Yo si voy a hacer un show es para que los artistas se lo pasen bien, que canten con sus voces, con una base propia.
¿Cómo te llevas hoy con los otros exintegrantes originales de Locomía? En el documental no queda muy claro cómo están las cosas entre vosotros a día de hoy
Hoy vengo de ver a Manolo, he hablado esta mañana con Carlos (Armas), con Juan Antonio (Fuentes) ayer, con mi hermano (Luis Font), que un día se enfada él y al siguiente yo, pero al final somos una familia. Me llevo bien con el 90% de la gente que ha trabajado en Locomía. Y todos están de mi lado. Todos han salido en el documental no por Gil, sino porque yo he dicho, “señores es el momento de abrir este pastel”. Hay que hacer esto, porque después vendrá el musical, después la película y después el reality, que ya me lo han propuesto.
¿Qué crees que puede enseñar el documental a las nuevas generaciones?
Espero que les enseñe a tener un par de cojones como los que tuve yo a los 20. Ahora es más fácil porque por Amazon te lo traen todo a casa. Yo no tenía ni iPhone, ni Internet, ni redes sociales, y me tenía que buscar la vida porque yo quería salir brillante cada noche. Que los millenial vean el feeling de que aquella época, que era muy jodida para crear, porque no había medios.
Los jóvenes necesitan referentes y Locomía ha sido un referente toda la vida para diseñadores, gays, periodistas… Que vean que eso existió, que pasó para lo bueno y para lo malo, y que hay gente que soñaba. Pues yo sigo soñando, aunque tenga 58 años. Y esto es lo que tendría que hacer todo el mundo. Soñar, porque esto es solo un momento muy cortito que o lo disfrutas o mal asunto.
¿En qué ha mejorado Xavier Font con la edad?
Aún no escucho todo lo que debería, pero creo que escucho un poco más. Y, obviamente, mis 58 no son los 20 de Ibiza. He cambiado para bien. Antes hacía el daño gratuito y ahora tengo más conciencia. He aprendido a delegar, he aprendido a entender la vida y cada día me conozco un poco más.
Soy una persona libre que ha hecho todo lo que le ha dado gana, contra corriente y antisistema. Si estoy de pie y contento es porque me he quitado mucha porquería del sistema. Hay mucha gente con mucha menos edad que yo que se han perdido y no sabe dónde ir.
En el documental se habla de tu paso por la cárcel. ¿Aprendiste algo de esa época?
De la cárcel no me acuerdo de nada. Sí recuerdo que escribí una carta al director y la subidrectora para decirles que se habían equivocado. Pero no por mí, porque yo estaba pagando una causa que podía parecerme más o menos injusta, pero fuera yo tenía una vida, con artistas que tenían familias y que dependían de mí. Eso es lo que recuerdo de la cárcel. Y también que me hizo un poco más duro porque perder la libertad durante tres meses era una pérdida de tiempo para todo lo que tenía que hacer.
¿Qué crees que pasaría con Locomía si nunca hubiera existido y apareciera ahora por primera vez?
¿Un Locomía de los millenials? Buah, Eso sería la bomba. Si eso no hubiese pasado y ahora hoy vinieran cuatro chicos con toda esa estética y esas canciones lo petarían. Sería un batacazo. Dime qué grupo ha salido en todos estos años parecido a Locomía, que no sean Village People o Abba.
Es que el concepto de Locomía todavía sigue. Aún sigo dándoles vueltas a la música, a la imagen y a los personajes. Y estoy tratando de que sean eso, personajes. Como Batman, Robin y la amazona. Una cosa moderna y evolucionada. En eso estoy. ¿Que me puede funcionar más, menos o nada? Ese es el riesgo que siempre hay. Estoy buscando darle continuidad a lo que de alguna forma no pudo terminarse. Aquello fue como hacer el amor y no llegar al clímax, que te quedas con una sensación de mierda. Esa es mi sensación con Locomía. Eso y que no conseguí el puto Grammy.
Cuando dices que lo vas a terminar ganando, ¿es una boutade o lo dices totalmente en serio?
¡Lo digo en serio! Aunque para mí el Grammy ya es esta serie documental. Me ha hecho llorar desde el principio las tres veces que la he visto. Cuando digo que la industria me debe un Grammy, digo que Locomía eran los más vanguardistas de la época y eso lo deberían reconocer. Locomía hoy recogería más Grammys que todos los del reggaetón, o la de las uñas.
Qué le dirías al Xavier Font de dentro de 20 años
Déjame que haga mis cuentas… sí, aún me quedan, que lo tengo programado. A mi yo de dentro de 20 años le diría: “Sigue tu rollo y tus impulsos porque cuando no los sigues se jode todo”.