Los secretos de seis discos póstumos de leyendas del rock: "Cohen bajó a los abismos del alma para contártelo"
Alberto Manzano, reconocido ensayista y traductor de los grandes poetas del rock, analiza seis discos póstumos en el nuevo libro 'El rock de la muerte'
Explica el mensaje que quisieron dejar con su música Freddie Mercury, Leonard Cohen, David Bowie, Johnny Cash, George Harrison y Warren Zevan cuando supieron que iban a morir
La muerte que más de cerca vivió fue la de su amigo Leonard Cohen: "El hombre que bajó hasta los abismos del alma para decirnos lo que allí había encontrado".
¡El rock nunca muere! Freddie Mercury, Leonard Cohen, David Bowie, Johnny Cash, George Harrison y Warren Zevan fueron seis músicos imprescindibles para comprender la evolución de la historia del rock, a pesar de sus diferentes estilos. Casualidades de la vida, el destino quiso que todos ellos coincidiesen además en cómo llevaron su adiós final. Todos descubrieron que padecían una enfermedad terminal y decidieron componer un último disco, su mayor legado antes de despedirse de los suyos... y de sus seguidores. Trascender con su arte fue su ultimo deseo.
Saber que acecha una enfermedad y que te vas a morir y dar lo mejor de ti mismo. Alberto Manzano, reconocido ensayista y traductor de los grandes poetas del rock en más de cien publicados, ha querido rendir un sentido homenaje en su nuevo libro 'El rock de la muerte' a estos músicos a través de ese último tributo sagrado a la vida. Y a la música. Amigo personal de Leonard Cohen, en Uppers hemos estado hablando con él.
Así fueron sus últimos días
Todos coincidieron en esa pulsión por crear en unos momentos donde la enfermedad hacía mella. Johnny Cash, en 2003, sufrió las secuelas de una diabetes que azotó su cuerpo. Cirugías y un glaucoma le llevaron a postrarle en una silla de ruedas desde donde grabó sus 50 últimas canciones.
Harrison, Zevon, Bowie y Cohen, vieron por el contrario cómo el cáncer se hacía fuerte en su cuerpo. Sin embargo, eso no les hizo flaquear. George Harrison dejó el que sería catalogado como uno de sus mejores álbumes, 'Brainwashed'. Bowie (2016), a pesar de las secuelas del agotamiento por su enfermedad, lanzó en 2015 'Blackstar', coincidiendo con su 69 cumpleaños. Y Leonard Cohen, el último de este cuarteto, publicó a sus 82, 15 días antes de fallecer 'You Want It Darker'.
Warren Zevon, por su parte, reunió a sus grandes amigos como Bruce Springsteen, Jackson Browne o Jorge Calderón y grabó un compendio de temazos, 'The Wind'. Haciendo gala de su humor ácido, Alberto Manzano, recuerda el día que estaba en un supermercado y le dijo a la cajera: "Perdone, tengo cáncer terminal, ¿podría hacer que la cola fuese un poco más rápido?". Como bien diría Mercury, 'The show must go on'.
Eras muy amigo de Leonard Cohen, ¿cómo llevaste su enfermedad?
Viví muy de cerca el proceso de aceptación de la muerte de Leonard Cohen. Nos escribíamos frecuentemente durante ese período. Sufría terribles dolores en la espalda y apenas podía levantarse de la cama. Me dijo que se sentía incapaz de completar el último disco que estaba preparando. Su hijo, Adam, asumió la producción del trabajo en los últimos meses de vida de su padre.
¿Cómo definirías a cada uno de ellos?
Mercury: Un parsi que practicaba el zoroastrismo. Las letras de muchas de sus canciones están impregnadas de la religión del profeta Zoroastro -Zaratrusta, como se le conoció en Occidente-. Poca gente lo sabe.
Bowie: Junto a Elvis y Dylan forma el triunvirato del rock que reinó en la música del siglo XX. Un genio con potencial de súper-hombre que finalmente comprendió que solo era un ser humano.
Cohen: El gran poeta del rock por excelencia. 'El Cantor del Fuego Sagrado'. El hombre que bajó hasta los abismos del alma para decirnos lo que allí había encontrado.
Cash: El Hombre de Negro. Un hombre atormentado. Su fe le salvó. Murió con Arte.
Harrison: En un mundo material, solo anhelaba besar los pies de loto de Krishna.
Zevon: Cantaba a la muerte, y, al final, la muerte le oyó y le sacó a bailar.
¿Crees que estaban solos o sentían que lo estaban?
“Oh no, love, you're not alone / Gimme your hand”, cantaba Bowie.
¿Qué pensaste al ver que todos habían pasado por lo mismo?
En 2016, David Bowie y Leonard Cohen fallecieron, pero dejaron un disco póstumo antes de abandonar este mundo. Yo sabía que otros músicos a los que admiraba -George Harrison, Johnny Cash, Warren Zevon y Freddie Mercury- habían atravesado las mismas circunstancias unos años antes. Entonces decidí escribir un ensayo sobre ese hecho. Para mí, ha sido un trabajo muy revelador.
¿Es muy duro o muy consciente dejar un disco como testamento?
Es realmente ejemplar y conmovedor ver cómo un artista se enfrenta a la Parca y, en un último esfuerzo por trascenderla, decida escribir las canciones de un disco para compartirlas con su público en los últimos días de su existencia.
En tu libro hablas mucho de aceptación.
La muerte pertenece a un reino en el que las cosas no se pueden discutir ni rechazar, ni siquiera juzgar. La aceptación es necesaria para poder irte en paz. Pero dejar este mundo cuando has tenido una vida plena, no parece ser un asunto tan grave.
¿Cómo crees que vivieron el hecho de saber que se iban a morir?
La mayoría de ellos ya había fallecido mucho antes de que yo empezara a escribir este libro -Mercury (1991), Harrison (2001), Zevon (2003), Cash (2003)-. Pero hay un gran blues que dice: “Todo el mundo quiere ir al cielo / Pero nadie quiere morir”. Creo que alguna religión todavía tiene pendiente un gran trabajo que hacer. Pero vida y muerte van cogidas de la mano, caminan juntas. Cuanto más te resistas a aceptar la realidad de la muerte, peor vivirás.
De todos los testamentos, ¿cuál es el que más te llamó la atención?
La mayoría de los artistas que estudio en el libro, cuando han sido diagnosticados con una enfermedad terminal, lo asumen sin dramatismo ni aspavientos, integran a la muerte en la práctica espiritual que han mantenido a lo largo de su vida. Más que un testamento es un informe sobre las cuestiones que realmente importan en la vida, y que frecuentemente se olvidan. No puedes tratar con lo sagrado si eres una persona digna solo a medias. Y vida y muerte son sagradas.
Al final la espiritualidad va muy unida a la música. ¿Quiénes eran los más espirituales?
George Harrison, Leonard Cohen y Johnny Cash eran personas muy espirituales. Cada uno practicaba su propia fe, y eso se percibe en las canciones que escribieron en su último disco.
¿Cuáles crees que son las canciones que más emocionan de estos artistas?
“The Show Must Go On” (Mercury), “Art Of Dying” (Harrison), “Life'll Kill Ya” (Zevon), “The Man Comes Around” (Cash), “Rock'n'Roll Suicide” (Bowie), “Going Home” (Cohen).
¿Crees que sacar fuerzas para sacar un nuevo disco fue su mayor terapia o lo que más les pudo reconfortar en esos duros momentos?
Creo que en semejantes circunstancias, solo quieres dar lo mejor de ti mismo. Y eso, como suele ocurrir en el arte, es un gran camino que puede llevarte a conocer algo parecido a tu verdad. No puedes engañarte en semejantes circunstancias.
El sufrimiento para dejar una obra trascendental
Alberto, parece que el rock es muy duro pero tú incides en que influyen sus vivencias y sus crisis personales. Dices textualmente: "El dolor es muy importante en la creación”. ¿Crees que la gente reconoce esta parte?
Deberíamos reconocer el sufrimiento por el que han pasado muchos artistas para dejarnos una obra trascendental. Por supuesto, hay mucho sufrimiento y dolor en la creación, un caos que debes tratar de poner en orden. Es un trabajo de una envergadura colosal.
¿Crees que Fredy Mercury fue un incomprendido?
Nos enseñaron a protegernos de los virus con una bufanda. Mercury iba desnudo por la vida.