Mi querida Jeanette, me piden que escriba sobre ti y yo no sé por dónde empezar. Después de tantos años…¡de todos estos años! Miro a mi alrededor, en este salón de mi casa que se ha ido haciendo tuyo, en los últimos cinco; ¡el desorden creativo campando a sus anchas por cada uno de los rincones! Montañas de escritos, versiones de guion y minutados, tus fotos. Muchos de tus discos, viejas revistas, mil objetos de attrezzo y hasta una de tus muñecas de trapo.
Nos encontramos, en persona, en 2014, gracias a la serie documental Ochéntame otra vez, que yo dirigía por aquel entonces. El azar nos llevaría a coincidir, sólo unos días después, en la Gala de los Premios PopEye, de los que tú eras madrina y a los que yo acudiría por primera vez, para recibirlo por mi primer largo documental sobre Antonio Vega.
No estaba previsto pero, aquella tarde previa, en los platós de 'Cuéntame', junto a tu marido, Laszlo, y unos decorados completamente ochenteros, decidiste que no entregarías la estatuilla a los Burning -Premio de Honor de la edición- sino a mí, una humilde documentalista. Perdóname, Johnny Cifuentes pero no hubo manera de convencerla de que siguiera el guion de la gala. Entonces no lo sabía pero aquella era… ¡Jeanette en estado puro!
'Causas y azares' que canta mi admirado Silvio Rodríguez. En realidad, ese flechazo se había producido mucho tiempo antes. ¡Décadas! Desde un álbum titulado 'Cantantes y canciones', cuyas páginas yo desgasté de tanto pasar y pasar. Y es que a finales de los años setenta, ya imaginaba historias jugando con esos cromos.
La vida es así de traviesa. Y esa carita preciosa, la tuya del cromo, me mira ahora desde una película que ha ocupado cinco años de nuestras vidas, y en las que hemos compartido tantas cosas que daría para una novela.
En la salud y en la enfermedad, en pandemia y con mascarilla. Confinadas; después, cerrando citas para vacunas; reescuchando canciones, rastreando fotos, datos, audios, muchos audios y mucho teléfono. ¡Tantos problemas y duelos! Lamentamos juntas las giras suspendidas y nos reencontramos, finalmente al otro lado del Atlántico. ¡Cuánto ha pasado desde aquel primer brindis frente a tu casa!
Así fui descubriendo a otra niña, de nombre francés, a la que no le gustaba jugar con muñecas pero sí correr descalza por las playas de California. Y supe cómo “aprendió a caminar sobre adoquines grises” y, sobre todo, a componer canciones que parecían llegadas de Los Ángeles aunque nacieran de tu guitarra adolescente, en pleno franquismo y en Barcelona.
Es el principio de una historia fascinante, la tuya, prácticamente desde el principio junto a mi adorado Laszlo, pero no quiero desvelarla, sólo que otros entiendan por qué resulta fascinante mirar a esos ojos transoceánicos, incluso desde una tele en blanco y negro.
Sólo quiero explicar por qué inspiraste un hit enorme a un compositor tan gigante. “Bajo la penumbra de un farol…” soñaba un jovencísimo Perales mientras instalaba faroles, precisamente, en el madrileño barrio de La Latina, a un paso de la canción, 'Por qué te vas', que cambiaría para siempre, en un guateque, la vida del oficinista José Luis.
Rebelde también él, Perales ¡aunque haya quien no me crea! Rebeldes todos los que aparecen en esta película porque decidieron hacer un “dribbling” al destino y soñar que otro mundo era posible. Y en este entretejido de aventuras y canciones, siempre desde tu voz, Jeanette , cantada y contada, se resumen prácticamente seis décadas de Historia Contemporánea y otro de tus grandes éxitos 'Soy rebelde', que cumple ya medio siglo como himno generacional.
Me sobran razones para explicar el por qué no te has ido pero sería desvelar demasiado de este largo camino que hemos recorrido con algunos de los nombres más importantes de nuestra Historia reciente. Porque aunque eres una estrella, y doy fe de lo que he vivido contigo en México D.F y prácticamente en toda Latinoámerica, has sido lo suficientemente generosa para encabezar una película coral.
Parece que te estoy viendo, melena al viento con Fresa, tu banda por un tiempo, en la que te hacía los coros un joven guitarrista de Carabanchel llamado Rosendo. Un viejo éxito, 'Crossroads', y un escenario con los dos juntos emulando a los Cream en un país que trataba de dejar atrás el infierno.
Y es que tu historia es mucha Historia y aunque no cabe en un documental ha sido pura emoción haberla recorrido de tu mano.