Clásicos de Pink Floyd, escenario 360 y mucha incorrección: qué tienes que saber si vas a ver a Roger Waters
La gira 'This is not a Drill' del exlíder de Pink Floyd pasa por España tras ser cancelado en Alemania acusado de antisemitismo
Una espectacular pantalla en forma de cruz ubicada en el centro del pabellón proyecta imágenes apocalípticas, animaciones y soflamas de todo tipo
'The Dark Side of the Moon' y otros siete discos que cumplen 50 años en 2023
Roger Waters, el legendario cofundador de Pink Floyd, es perro viejo a sus 79 años. Se las ha arreglado para que el inicio del tramo europeo de su gira 'This is not a Drill' -anunciada irónicamente como su primer tour de despedida- no haya pasado desapercibido después de su enésima trifulca con David Gilmour y tras anunciar que acudirá a los tribunales por ser cancelado en Alemania. ¿El motivo? Ser "uno de los antisemitas más conocidos del mundo", según las autoridades de Frankfurt. Pero Waters nunca ha dejado a nadie indiferente ni jamás ha tenido miedo de pisar callos con sus controvertidas opiniones. De hecho, su actual espectáculo, que ya se ha podido ver en Barcelona y que llega al WiZink Center de Madrid este jueves y viernes, es un perfecto resumen de sí mismo: rock, parafernalia audiovisual, sarcasmo y toneladas de incorrección política.
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De negro psicodélico
En esta gira, que recorrerá en los próximos meses todo el continente europeo, o al menos donde no le cierren las puertas, Waters se presenta, como es habitual en él, de negro impoluto y rodeado de una magnifica banda formada por una decena de músicos que reproducen con dignidad su rock psicodélico y minimalista.
Clásicos de Pink Floyd y temas en solitario
El músico vuelve a centrarse en lo más magro de su repertorio, aquel corpus imbatible que creó en Pink Floyd durante los años 70 y del que ya se ha convertido en único gestor en directo tras el desinterés de Gilmour en las giras. En esta ocasión no se centra en un disco específico, como en el pasado hizo con 'The Wall' o 'The Dark Side of the Moon' -que justo ahora cumple 50 años muy bien llevados y que dice haber regrabado por su cuenta sin que nadie se lo hubiera pedido-, sino en un surtido variado dividido en dos bloques y que hace paradas en momentos álgidos de esos discos míticos pero también de 'Wish You Were Here', 'Animals' y 'The Final Cut'.
No faltan en el repertorio 'Confortably Numb', elegida para arrancar los conciertos en una versión más coral y desprovista de los grandes solos de guitarra de Gilmour, 'Another Brick in the Wall', 'Run Like Hell', 'Shine On You Crazy Diamond', 'Wish You Were Here' - con emotivo recuerdo a Syd Barrett-, 'Sheep' -y una oveja hinchable a falta del famoso cerdo volador-, 'Money', 'Us and Them' o 'Brain Damage/Eclipse'.
El peaje a pagar entre tanto clásico floydiano son algunas paradas en su discografía en solitario, bastante menos reconocida y ensalzada, aunque tampoco desdeñable. Un par de rescates de 'Radio K.A.O.S' (1987) y 'Amused to Death' (1992), dos incursiones en 'Is This the Life We Really Want', publicado en 2017 y que aún pasa por ser su último álbum de estudio, y un tema nuevo escrito durante el confinamiento por el covid llamado 'The Bar'.
Escenario 360º y pantalla en forma de cruz
Otra de las novedades de la gira con respecto a sus predecesoras es que se trata de la primera vez que Waters actúa en un formato 360º. El escenario, rectangular y con dos pasarelas laterales, lo preside una espectacular pantalla en forma de cruz ubicada en el centro del pabellón que se convierte en un protagonista más del concierto proyectando imágenes apocalípticas, animaciones, grabaciones, antiguas instantáneas y soflamas contra la guerra, el patriarcado, los drones y el antisemitismo durante las dos horas que dura el espectáculo. En definitiva, que nadie se sentirá defraudado, y quién sabe si volverá a haber otra ocasión de repetir.