Cuando hablamos de los prohibitivos precios de las entradas de los conciertos de música en la actualidad nos viene al recuerdo la anécdota protagonizada por The Beatles cuando en 1963 fueron invitados a actuar en una gala benéfica en el London Palladium presidida por la mismísima familia real. Antes de acometer 'Twist and Shout' a John Lennon se le ocurrió dirigirse al respetable con una frase que pasaría a la historia: "Por favor, en este tema quiero que todos participen. Los que están en los asientos más baratos, aplaudan; el resto, basta con que sacudan sus joyas". Pues bien, hoy ya ni siquiera parece haber asientos baratos en el gallinero.
Sin embargo, y a pesar de todo el pataleo en las redes sociales contra los precios dinámicos, los gastos de gestión absurdos y los paquetes VIP, a Live Nation, la principal organizadora de conciertos en todo el mundo, las entradas no le parecen tan caras como podrían ser. El CEO de la empresa, Michael Rapino, asegura que la demanda demuestra que los precios podrían seguir subiendo.
"Creemos que todavía estamos dramáticamente subvaluados en comparación con la demanda, y eso se ve todos los días en el mercado secundario", asegura, refiriéndose al mercado de reventa. Su razonamiento es diabólicamente sencillo: si ellos sacan la entrada a 100 euros y y alguien está dispuesto a pagar 1.000 en la reventa, eso significa que la empresa está perdiendo 900. Por lo tanto, "el 'precio justo' lo marca el fan más rico", tal y como apunta el periodista musical Nando Cruz en Twitter.
En la misma línea que Rapino se pronunciaba Joe Berchtold, presidente y director financiero de Live Nation: "Los precios promedio de las entradas secundarias siguen siendo cerca del doble que los de las entradas primarias, lo que continúa mostrando en qué medida los conciertos y otros eventos en vivo siguen estando por debajo del valor de mercado".
Los números parecen respaldar esta línea de pensamiento. El último informe de ganancias de Live Nation mostró un aumento impresionante del 73% interanual en el primer trimestre de 2023, con ventas de 145 millones de entradas, incluso a pesar de que los precios han aumentado un 16% interanual.
Pero también hay motivos para sospechar que estas cifras podrían cambiar y que los precios elevados de los conciertos podrían dar alguna sorpresa si siguen tensando la cuerda más allá de lo razonable. Artistas como Taylor Swift, The Cure o Bad Bunny ya han puesto a la gran promotora en el punto de mira. También el Senado de EE.UU, que la investiga por monopolio en el negocio de los espectáculos en vivo.
En Live Nation son conscientes de eso y por eso destacan destacan sus esfuerzos para crear una gama más amplia de precios, que presuntamente incluiría tickets más baratos para los conciertos, pero también entradas más caras para asientos y experiencias premium.
A la empresa le interesa sobre todo el concepto 'experiencia' para los seguidores más comprometidos (y económicamente desahogados). Por eso ha lanzado recientemente Vibee, una "empresa de experiencias de destino liderada por la música" que atiende a los fans a través de paquetes todo incluido que incluyen conciertos exclusivos en lugares íntimos, cruceros y tomas de hoteles. En conclusión, mientras la burbuja de la música en directo siga aumentando y la fiebre por las megagiras y los festivales no decaiga, que nadie espere que los precios bajen. Muy al contrario.