Ha ocurrido este martes, durante la fiesta por el 60 cumpleaños de Alaska. Y no es la primera vez que pasa: ya el año pasado se los vio juntos durante la presentación de una nueva colección del diseñador Palomo Spain. Pedro Almodóvar y Fabio McNamara, artífices de uno de los actos musicales más explosivos de la Movida por su mezcla de irreverencia, humor y puesta en escena queer, se vuelven a ver las caras tras la deriva reaccionaria, ultracatólica y franquista de McNamara en años recientes.
Se conocieron cuando el cineasta buscaba extras para una de sus primeras películas y Fabio se convirtió en habitual de cintas como 'Laberinto de pasiones' o 'Entre tinieblas', para las que empezaron a componer canciones de manera lúdica. Sacaron un solo disco pero fue suficiente para ponerlos en el mapa. Almodóvar y McNamara publicaban hace 40 años '¡Cómo está el servicio... de señoras!', su aporte en clave burlesque al iconoclasta momento generacional. Tras la separación, Almodóvar, que ya era un realizador reconocido, se consolidaría en el cineasta más importante de su generación y McNamara se movería entre la música y el arte en una vida que no podríamos llamar menos que performática.
"Voy a tener un bebé / lo vestiré de mujer / lo incrustaré en la pared / le llamaré Lucifer, le enseñaré a criticar / le enseñaré a vivir de la prostitución / le enseñaré a matar / sí, voy a ser mamá", cantaban aquella noche de 1981 en la mítica sala Rock-Ola de Madrid. La noche exudaba esa mezcla de energía creativa, sexualidad liberada y actitud contestaria con la que un puñado de artistas construyeron eso que ahora conocemos como la Movida. Es cierto que fuera de esa burbuja de maquillaje y exceso España seguía siendo gris, pero allí, en los mentideros juveniles de la década, algunos ponían los cimientos de lo que serían su futuras carreras. Otros no. El caso es tras ese concierto el productor Bernardo Bonezzi les ofreció grabar sus temas y así nació el que sería su único legado musical.
"Somos intrusos y no pretendemos ocultarlo -diría Almodóvar después de esa memorable incursión en la música-. Nuestras canciones son meras copias de lo que nos gusta, con letras irónicas y completamente vacías. El plagio, la vanidad y el atrevimiento pueden ser buenos ingredientes para el éxito, pero no tengo la intención de seguir por este camino".
Fabio De Miguel (Madrid, 1957) ha dicho recientemente que "ojalá pudiese borrar toda la Movida madrileña". No sorprende si tenemos en cuenta que ahora sus principales actividades son pintar e ir a misa. "Vale, te voy a contar lo que yo recuerdo de la grabación del disco: no me acuerdo de nada porque estaba demasiado drogado" le dijo a un periodista de El Periódico de España este mismo año. Hoy ni hace más discos, ni sale ni se droga. "Lo hacíamos todo por la risa, de broma, sin pretensiones. Sin pensar en el mercado. Y como nuestros amigos más cercanos eran músicos, decidimos hacer más temas. Componíamos juntos. Yo decía algunos disparates y Pedro los apuntaba" apuntaba en la misma entrevista.
"Fabio es Fabio. Una de las personalidades más auténticas, sinceras y puras que ha dado este país. Pintor, cantante, poeta y compositor. Él mismo es su mejor obra de arte humana", ha dicho de él Mario Vaquerizo, su gran amigo y autor del libro 'Fabiografía'. Las declaraciones que da en ese libro, son algunas de las pocas en las que Almodóvar se ha referido a su relación con McNamara. "Nunca imaginé que Fabio se convertiría en el portavoz delirante de Gallardón" dijo alguna vez a través de twitter, tras una declaraciones de McNamara en las que calificaba al aborto de sangriento satánico y maldito.
En 2018, Fabio estuvo en una manifestación que intentaba impedir el traslado de los restos de Franco fuera del Valle de los Caídos. "Esta es una Guerra Santa, es una cruzada por España y por su liberación para aplastar al enemigo. (...) El Valle de los Caídos y su cruz serán eternas, las fuerzas del mal no lo podrán destruir porque Dios es todopoderoso" dijo mientras blandía una bandera preconstitucional.
Nada de eso ha impedido que hoy, por lo que parece, su relación con el cineasta (cuyas ideas políticas están en las antípodas) sea cordial y puede que hasta cercana. El pasado común, el interés por la moda, el arte y los amigos en común como Alaska, parecen poder contra cualquier diferencia.