Cinco riffs de guitarra inmortales que nacieron por pura casualidad

Si hablamos de rock no hay nada más definitorio y memorable que un riff de guitarra. Cuando un tema encuentra el patrón de notas o acordes adecuado inmediatamente se queda grabado en la memoria. A menudo termina siendo el elemento más importante en la estructura de una canción, pero conseguir que sea inolvidable no es tan sencillo. Y muchas veces es más cuestión de suerte que de complejidad.

Algunos de los riffs más famosos de la historia se compusieron en cuestión de minutos, otros llegaron cuando el guitarrista estaba estaba simplemente jugando con su instrumento y por casualidad se topó con una combinación de notas que daban en el clavo sin haberlo pretendido siquiera. En la historia del rock hay multitud de ejemplos de riffs icónicos que nacieron por accidente. Veamos cinco ejemplos representativos.

And I Love Her - The Beatles (1964)

Los cuatro de Liverpool se encontraban grabando 'A Hard Day's Night', cuando un día Paul McCartney llegó al estudio con una de sus baladas, 'And I Love Her'. La melodía era hermosa en sí misma, pero George Harrison sabía que al tema le faltaba algo, un golpe de efecto que se le ocurrió ya metidos en el estudio y que ejecutó sin pensarlo mucho, basándose en la progresión de acordes que tenía. El riff es tan diminuto como genial y hace que la canción termine por cobrar vida. Macca aseguraría después que George quizás debería haber sido considerado coautor por la trascendencia de su aportación.

Paranoid - Black Sabbath (1970)

Hoy 'Paranoid' es uno de los himnos más reconocibles del heavy metal, pero en su momento se grabó porque la discográfica apremió a Black Sabbath a entregar unos minutos más de material para completar la duración de su segundo álbum. Aprovechando un descanso de la banda para almorzar, el guitarrista, Tony Iommi, improvisó en el estudio lo primero que le salió de su Gibson. El resultado es uno de los temas más icónicos del género.

Life in the Fast Line - Eagles (1976)

Cuando Glenn Frey y Don Henley comenzaron a escribir el material que terminaría formando 'Hotel California' aún no sabían que estaban creando el que sería uno de los álbumes más vendidos de la historia de la música. Durante una de las sesiones de grabación, el recién llegado guitarrista Joe Walsh comenzó a tocar un riff que solía utilizar como ejercicio de calentamiento. Después de cambiarle un poco el tempo, el truco de destreza de Walsh se convirtió en la inspiración para un pegadizo tema que representaría la cara más rockera del combo estadounidense.

Sweet Child O'Mine - Guns N' Roses (1987)

La canción que hizo que las ventas del debut de la banda, 'Appetite for Destruction', despegaran definitivamente tiene también uno de los riffs e intros de guitarra más reconocibles de la historia. Sin embargo, surgió mientras Slash jugaba en un ensayo con una progresión de acordes que trataba de emular la música circense. Lo que comenzó como una broma se convirtió en uno de los riffs más famosos de la historia del rock. Y pese a que el emblemático guitarrista creció escuchando a Aerosmith y Kiss, su influencia más grande fue la de Peter Green, de los Fleetwood Mac primigenios.

Killing in the Name - Rage Against the Machine (1992)

La fusión de rap, rock y funk nunca tuvo mejor traducción que este furioso y comprometido tema, el más popular del disco de debut de Rage Against the Machine. La canción era también la mejor exposición de la novedosa forma de tocar de Tom Morello, quien dio con el riff principal por casualidad, mientras impartía una clase de guitarra. "Le estaba mostrando a alguien cómo hacer la afinación de D. Ese riff se derramó de mis dedos", cuenta en la biografía Know your enemy. En ese momento corrió a grabar el fragmento en su magnetófono y después continuó con la lección. El resto es historia.

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