50 años del 'Artaud' de Luis Alberto Spinetta: ¿es este el mejor disco de la historia del rock latinoamericano?

  • A mediados de 1973, el músico argentino Luis Alberto Spinetta grababa en solitario 'Artaud', que aparecería en octubre del mismo año

  • Firmado por Pescado Rabioso, la anterior banda de Spinetta, el disco era tan extraño que motivó en parte la disolución del grupo

  • Tanto por su ambición musical como por la lírica entre lisérgica y revolucionaria de sus letras, es considerado una obra maestra

'Artaud', de Pescado Rabioso. Esa es la respuesta que obtuvieron no una, sino dos veces, los periodistas de la 'Rolling Stone' en su típica encuesta de ¿cuál es el mejor disco de la historia del rock (argentino, en este caso)? La primera vez en la encuesta de 2007 y la segunda en la de 2013. Como para estar seguros.

En realidad el disco no lo grabó la banda Pescado Rabioso, sino su fundador e ideólogo, el músico Luis Alberto Spinetta (1950-2012), uno de los patriarcas indiscutibles del rock del país sudamericano. Y en realidad su 'Artaud' no es solo el mejor disco de la historia del rock argentino, sino que lo es, muy probablemente, de todo el continente.

'Cuando lo escuché, me quería matar'

Quizá la medida de la grandeza de disco, lo de la historia de su gestación. En 1971 el ya reconocido Luis Alberto Spinetta -había logrado el éxito en su país con la banda Almendra, unos años antes- forma Pescado Rabioso, junto a los músicos David Lebón, Black Amaya y Carlos Cutaia, junto a quienes publica 'Desatormentándonos' (1972) y 'Pescado 2' (principios de 1973). La banda incorporaba elementos de hard rock, psicodelia y rock progresivo a sus composiciones, pero Spinetta estaba iniciando un camino introspectivo y filosófico que poco lo iría alejando de sus compañeros. Spinetta estaba desbordado de música. Y no todos era fácil seguirle el ritmo. Literalmente. "Él empezó a perfilarse para otro lugar, una mano más arreglada tipo lo que después fue Invisible [la siguiente banda que formaría Spinetta] - recuerda el baterista Black Amaya de esos caóticos meses-. A lo último escribía un tema y yo no lo entendía; estaba leyendo mucho a Artaud, a Rimbaud. Primero se fue Cutaia, después David y después yo. El Flaco se quedó solo, sentado en una butaca de la sala Planeta, se sintió abandonado porque quería seguir tocando con Pescado, y me dijo que no iba a tocar nunca más conmigo. Como se quedó solo y quedaba pendiente grabar un disco más con Microfón, grabó 'Artaud' con los temas que tenía para Pescado Rabioso; cuando escuché 'Artaud 'me quería matar".

Porque lo que había hecho Spinetta al 'quedarse solo en una butaca de la sala Planeta' era convocar de emergencia a su hermano, Gustavo Spinetta y a sus antiguos compañeros de Almendra para que hicieran de músicos de estudio y lo acompañaran en la aventura sonora que tenía en la cabeza. El disco resultó un conjunto de apenas nueve temas, cada uno de los cuales es trascendente a su manera. El estilo podría calificarse de intimista y poético, los arreglos oscilan entre el blues y el jazz, y las estructuras de los temas son eclécticas, destacando temas como 'Cantata de los puentes amarillos' (inspirada en Van Gogh) que tiene esa vocación de opereta del rock progresivo que se hacía también al otro lado del mundo. Otros temas como 'Todas las hojas son del viento' (en homenaje a su compañera Patricia, en ese momento embarazada de su primer hijo), 'Cementerio Club' o 'Bajan' se han convertido en verdaderos clásicos del rock del otro lado del charco, y su influencia se ha dejado sentir durante décadas.

Significado político

Spinetta quería romper todo. Y lo hizo en el aspecto musical, pero también fue subversivo en el aspecto comercial: la funda del disco, por ejemplo, era octogonal, algo que hacía muy complicado exhibirlo, apilarlo o embolsarlo y solía volver locos a los vendedores. Además, para la presentación del disco, Spinetta lanzó un manifiesto en el que revelaba sus ideas sobre la relación del rock y la sociedad. Para empezar, el disco se llamaba Artaud, pero en realidad era una respuesta al nihilismo del francés. En el manifiesto, que tituló 'Rock: música dura, la suicidada por la sociedad' (otra referencia a Van Gogh), afirmaba, entre otras cosas que el rock no le concernía a "quienes siguen guardando una actitud paternalista, tradicional en el sentido enfermo de la tradición, formulista, mitómana, y en la última floración de esta contaminación, sencillamente “facha”. Y hablamos de 1973, en los años en que el infame Plan Cóndor se cernía sobre América Latina.

"Más vale que los rockeros -continuaba Spinetta- cualesquiera sean sus tendencias (entre las cuales dentro de lo que se entiende por instinto de Rock no hay mayores contradicciones) jamás se topen con los personajes hijos de puta demonios colaterales del gran estupefaciente de la represión que pretende conducirnos por el camino de la profesionalidad."

Spinetta fue un profesional, publicó una treintena de discos memorables, veinte de ellos como solista. Pero de alguna manera no lo fue, porque nunca abrazó el estatus de 'estrella del rock' que incluso otros genios, como su par, Charly García, abrazaron entre excesos y rayas de cocaína. Ni abrazó jamás ninguna moda ni se complació en sus éxitos pasados, lo suyo fue, hasta su último disco, grabado en 2008, una vanguardia incesante. Spinetta fue un músico apasionado, un poeta, un rockero, y también un intelectual y un filósofo. 'Artaud', grabado hace medio siglo, es sin duda su obra cumbre.