La guarida del diablo: abre sus puertas en París la casa museo dedicada a Serge Gainsbourg
Este 20 de septiembre abre sus puertas en París la que fuera casa de uno de los grandes de la música, el polémico Serge Gainsbourg
Ubicada en el distrito 6, el artista vivió allí, solo o con su familia, durante más de 20 años
La casa se conserva tal y como la dejó el cantante al morir en 1991, pero el visitante podrá disfrutar también de librería, café y hasta un piano bar
Han tardado lo suyo en tenerla lista, pero desde este 20 de septiembre puedes visitar la casa en la que vivió durante 20 años el mítico Serge Gainsbourg. Mentira, no puedes: tal es la devoción que despierta entre sus seguidores, que las entradas están agotadas hasta 2024. Escandaloso, provocador, machista, violento, el lado oscuro de Gainsbourg no impidió que produjera en los franceses un profundo sentimiento de amor y admiración. Pueden verlo en este homenaje, hecho como solo se podía hacer en la Francia de finales de los ochenta: con niños simulando fumar y beber whisky.
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Gainsbourg probó suerte no solo en distintos géneros musicales, la chanson, el pop, el jazz, el rock y hasta el reggae, sino con otras disciplinas artísticas: fue también poeta, guionista, escritor y director de cine. Y en cada una de ellas dejó una impronta de sordidez y lujuria, de pasión.
Orgasmos en directo, incesto y Whitney Houston
Aunque Lucien Gainsbourg nació en París. Sus padres, judíos polacos, habían emigrado desde Ucrania. Gainsbourg recordaría siempre como de pequeño tenía que llevar la 'estrella del sheriff' en el pecho. Se refería a la estrella de David, las misma con la que los nazis señalaban a los judíos. El niño sobreviviría para probar suerte en las Bellas Artes, aunque pronto su afición por el piano y la chanson -le había enseñado su padre, a su vez pianista aficionado- lo llevarían a tocar en bares de mala muerte del París de la posguerra. Allí, mientras acompañaba a otros músicos y escribía sus primeras canciones, se aficionó a dos cosas que serían determinantes en su vida: el alcohol y el sexo. Aficiones que siempre llevó desde la más rigurosa iconoclasia.
La fama global llegó cuando lanzó el célebre tema 'Je t'aime... moi non plus', grabado originalmente junto a Brigitte Bardot (su amante de entonces), cuyos gemidos simulaban un orgasmo y regrabado antes de su lanzamiento comercial por Jane Birkin (su amante después), que lo hacía tan o más convincentemente que Bardot, al punto que la canción sería prohibida en muchos países del mundo, incluida la propia Francia durante un tiempo. Era el año 1968.
Pero no sería la única vez que el desbocamiento sexual le llevará al escándalo, por supuesto. En 1985, Gainsbourg publica el controvertido tema 'Lemon Incest' (juego de palabras con dos significados 'limón en la cesta' o 'incesto limón) nada menos que a dúo con su hija, la en ese entonces adolescente Charlotte Gainsbourg. Tildado de repugnante por algunos y de magistral por otros, la canción llegó a lo más alto del ránking francés. Otro de sus temas, 'Love on the beat' -una de sus últimas producciones- recogía también sonidos orgásmicos, grabados supuestamente sin consentimiento, de la cantante Bambou.
Esa era Gainsbourg, un seductor - a pesar de su consabida 'fealdad' - y un verdadero transgresor devorado por sus propias apetencias. Mismas que le llevaron a espetarle a Whitney Houston, en un plató de televisión, un 'quiero follarte' en directo. Eran otros tiempos.
La Maison
Toda está energía, dicen, está pegada en las paredes del número 5 bis de la rue de Verneuil, en el distrito 6 de París. Una dirección que ya es mítica entre los melómanos pero que ahora, gracias a la 'apertura' al gran público, podrán conocer todos sus fans. Si sacan las entradas con tiempo.
La fachada está cubierta de grafitis, no podía ser de otra manera tratándose de un artista eminentemente popular, y en ella están las cosas de Gainsbourg tal como las dejó. Además, el visitante es guiado por la propia Charlotte Gainsbourg, que explica en un audio cada objeto y rememora recuerdos de su infancia.
Allí están los vinilos del compositor, la foto de Bardot y Birkin desnudas, su piano, parte de su ropa y el maletín en el que su padre metía sus billetes de 500 francos, sus gafas, sus cigarrillos y sus apuntes. Entre otras joyas. También se han reformado secciones de la casa para agregar una librería boutique, un café-restaurante y un piano bar. La revista 'Sortir à Paris' llama a la experiencia de pasar por los 30 minutos que dura el recorrido "experiencia sonora inmersiva, tan increíble como desconcertante". Como el propio Serge.