Regrabar discos de éxito: la estrategia de Taylor Swift que está transformando la industria musical
Taylor Swift lleva desde 2019 regrabando sus primeros discos por no tener los derechos de las grabaciones originales
Sin embargo, la artista posee los derechos de las letras y las composiciones originales, suponiendo un cambio de paradigma en la industria musical
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Taylor Swift, con su decisión de regrabar sus álbumes antiguos, ha iniciado una revolución en la industria musical, desafiando las normas establecidas sobre los derechos de autor y la propiedad de las grabaciones originales. Esta acción, más allá de ser un movimiento audaz, refleja una lucha más amplia por la autonomía y el control artístico en una industria a menudo dominada por los grandes sellos discográficos.
El origen de la decisión de Taylor Swift
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La raíz del proyecto de regrabación de Swift se encuentra en la disputa sobre la propiedad de las grabaciones maestras de sus primeros seis álbumes, que comprenden desde el inicio de su carrera hasta 2017. Estas grabaciones fueron adquiridas por Scooter Braun en 2019, cuando compró Big Machine Label Group. Swift, que había intentado sin éxito negociar la propiedad de estas grabaciones maestras, se encontró en una situación incómoda, en la que no tenía control alguno sobre la música que había creado durante años. Tanto es así que, según Swift, la discográfica le impidió tocar sus canciones en los American Musica Awards de 2019 y utilizarlas en su documental de Netflix , Miss Americana.
En respuesta, al no poseer los derechos de las grabaciones, pero sí de las letras y composiciones originales escritas por ella misma, optó por regrabar sus álbumes primigéneos, una maniobra que le permite tener el control sobre las nuevas versiones de sus canciones antiguas. De esta forma en 2021 lanzó Fearless (Taylor’s Version), álbum que originalmente se publicó en 2008, Red (Taylor's Version), que se lanzó en un primer momento en el año 2012 y Speak Now que se publicó en 2022. El próximo 26 de octubre se lanza el cuarto relanzamiento 1989 (Taylor’s Version), que se lanzó originalmente en 2014. Además, cada uno de estos relanzamientos tienen su propia portada original, y van mucho más allá que ser simplemente ‘lo mismo’ que hace años.
Impacto en la industria musical
La decisión de Swift ha puesto en primer plano la importancia de la propiedad de las grabaciones maestras para los artistas. Tradicionalmente, los sellos discográficos han retenido la propiedad de estas grabaciones, un estándar que muchos artistas están empezando a cuestionar. La regrabación de álbumes no solo permite a los artistas recuperar cierto grado de control sobre su trabajo, sino que también les brinda una nueva fuente de ingresos y una bola extra para permitirse redefinir su arte.
Como decíamos, el caso de Swift ha abierto un debate sobre los derechos de autor en la música. Mientras que las leyes actuales ofrecen una protección considerable a los compositores por sus letras y melodías, las grabaciones maestras son una cuestión más compleja. Los artistas que busquen seguir los pasos de Swift deben estar preparados para navegar por un laberinto de acuerdos contractuales y posibles disputas legales. Sin embargo, la tendencia creciente de los artistas que buscan la propiedad de sus grabaciones indica un cambio en la percepción del valor y la propiedad del trabajo creativo.
Nuevas oportunidades creativas
Más allá de las implicaciones legales y financieras, regrabar obras anteriores ofrece a los artistas la oportunidad de reinterpretar su música. Esto puede ser particularmente poderoso para los artistas que han evolucionado significativamente desde sus primeros trabajos. En el caso de Swift, sus álbumes regrabados no son meras réplicas; ella ha aprovechado la oportunidad para revisar y mejorar sus canciones, ofreciendo a los fans una nueva perspectiva sobre su trabajo que, además, está encantando a su gigantesca base de fans.
Un cambio en la dinámica de poder en la industria musical
La iniciativa de Taylor Swift de regrabar sus álbumes es mucho más que una respuesta a una disputa sobre derechos de autor; es un símbolo del cambio en la dinámica de poder en la industria musical. Al tomar el control de sus nuevas grabaciones, Swift no solo desafía las prácticas tradicionales de la industria, sino que con ello también inspira a otros artistas a considerar la autonomía sobre su arte. Este movimiento puede señalar un futuro donde los artistas tienen más influencia sobre su legado musical y una mayor participación en los beneficios generados por su trabajo.