Las primeras palabras de Sabina tras su último concierto: "Lo que parecía imposible, sucedió"
El cantante acaba de despedir una gira que lo ha llevado por 12 países y un total de 56 conciertos
El último de ellos, celebrado en Madrid, cierra así un año particularmente intenso para el de Úbeda
El emotivo discurso de Sabina en su despedida: "Lo que tenemos los supervivientes es que nos vamos quedando solos"
La caída fue profunda pero el resurgir triunfante. Hacía poco menos de tres años que Joaquín Sabina sufría uno de esos aparatosos traspiés que ya son difíciles de encajar para cualquier pero que a su edad pueden conllevar riesgo. Sobrevivió el poeta con orgullo torero y ayer mismo cortaba oreja y rabo en el Wizink, al acabar, 'contra todo pronóstico' la gira homónima.
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Se saca el sombrero
Hoy, ha sido a través de las redes sociales, particularmente la de La Banda Sabinera, que el autor de 'Esta boca es mía' ha querido agradecer a sus seguidores. "Se acabó la gira, lo que parecía imposible sucedió", ha dicho. Y no es para menos. Tras la caída muchos lo daban ya por retirado, pero si de algo sabe Sabina es de fajarse con la vida como si le fuera la muerte en ello.
De ahí que el resultado de todo el proceso de recuperación, con disco y película ('Sintiéndolo mucho' de Fernando León de Aranoa) incluidos, fuera esta gira llamada así, 'Contra todo pronóstico', un éxito monumental con medio millón de entradas vendidas, recintos a rebosar desde hace un año y nada menos que 56 conciertos, que se dicen rápido para un septuagenario que lleva medio siglo dándolo todo dentro y fuera de los escenarios.
"Quiero mandaros un abrazo muy grande por tanta y tan emocionante complicidad", dice Sabina. Y complicidad es justamente lo que se ha vivido en esta gira que lo ha llevado por 12 países. Mención especial se merece el predio madrileño, la niña de los ojos del autor de 'Yo me bajo en Atocha' y 'Pongamos que hablo de Madrid'. La ciudad a la que nunca vuelve porque en realidad nunca se va. “Que sepáis que después de tocar en las salas más grandes y más míticas de Londres o de Nueva York, en ninguna de ellas me da los saltos el corazón y me tiemblan las piernas como aquí", decía solo hace unos días.
Se ha despedido así Sabina de su público, pero no es el adiós definitivo, y seguramente cualquier día vuelva entrar ya no por esa puerta, sino por el balcón. A tenor de su producción más reciente, le quedarán muy cortos esos 19 días y, sobre todo, esas 500 noches.