Si había alguien lista para exponerse al juicio de los espectadores de un reality show sin que se le arrugue el vestido, esa era Buika, aunque para algunos de sus seguidores haya sido inesperado. La cantante mallorquina había forjado su fama entre los amantes del cante flamenco, del jazz, del soul, había imprimido en sus actuaciones un estilo tribal – ella invoca mucho la idea de tribu en sus comentarios-, y había conseguido convertir su voz en marca registrada para un público de nicho pero al mismo tiempo global.
Se lanzó a viajar por el mundo cantando después de haber sido ungida por la mismísima Chavela Vargas como su “hija negrita”. Colaboró con Chucho Valdez, Javier Limón, Armando Manzanero y tantos otros referentes de la música popular y hasta actuó y cantó en la película de Almodóvar ‘La piel que habito’.
Y mientras sigue ofreciendo a su público lo que más le gusta -acaba de presentar su último trabajo, ‘El Silencio’, junto a Kiko Navarro- y tras recibir la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes que otorga el Ministerio de Cultura de España, se atrevió a lo inesperado: la audiencia masiva de un programa de televisión.
Los artículos de “¿Quién es la nueva jurado de Operación Triunfo?”, descubriendo a la artista de, paradójicamente, vastísima trayectoria han inundado la web y advierten sobre esa diferencia abismal entre su público original y esta audiencia que la está conociendo. El fenómeno es interesante: parecen dos personas diferentes, para unos es Buika, “la perla negra del flamenco” y para otros, “la nueva Risto”, por el rol sin pelos en la lengua y algo antipático que desempeña ante las cámaras de TV. Sin embargo, quienes siguen su carrera hace tiempo, saben que es la misma.
Filosa, dura, extrema, exigente, sentenciosa. Reflexiva. Buena consejera. Apasionada. Sobre todo, una mujer que sabe cantar, que ama la música, y que no se anda con vueltas: “Si no vas a por tu sueño trabajarás toda tu vida por el sueño del otro”, dice en una charla extensa con Uppers y con los ojos te empuja. “Sal ahí a cantar”.
Ahora, este perfil de mujer inmensa y llena de energía que muchos han visto arrasar en el escenario, está orientando a los llamados “triunfitos” en su carrera y los llamados "centennials" la están descubriendo. Probablemente sin quererlo se ha convertido en un fenómeno: los jóvenes la escuchan con atención y ya la han convertido en la jurado con más criterio. Tanto, que en las redes su nombre se convierte en Trending Topic cada vez que la audiencia rechaza una actuación y la buscan como cómplice para que "nomine" a ese participante. Cuentan con su honestidad y su frontalidad.
Sobre las nuevas generaciones, Buika le ha dicho a Uppers: “No les puedes exigir cuando no les das herramientas. ¿Reciben educación financiera en las escuelas? No nos quejemos de que a los 27 sean unos ni-ni. ¿Reciben educación psicoemocional en las escuelas? ¿Reciben educación física? ¿Cómo cuidarse? Les decimos que si no le partes la cara a un tío porque te ha mirado mal, eres un mierda, si haces caso a tu mujer eres un calzonazos, si haces no sé qué, eres un moñas. Y 20 años más tarde les decimos es que no tenéis sensibilidad. A ver… Es que se la hemos mutilado”.
Algo sabe sobre la generación que hoy está en los veintitantos. Su hijo, Menace Deville, tiene 25 y también quiere dedicarse a la música y ha dado sus primeros pasos como productor musical del género que apasiona a sus pares: el trap. Ante la consulta de si trabajarían juntos, Buika dice contundente que no. “No creo que los mundos de padres e hijos deban mezclarse”.
Siempre mirando para adelante, Buika alterna sus conciertos con viajes y se considera en permanente misión. Su vida es la música. Y va a seguir cantando todo lo que pueda. “Hay que aprovechar ese impass de entre los 30 y los 70 cuando tienes toda la energía. Porque cuando eres muy jovencita tienes la cabeza muy desordenada”.
Y concluye, como para zanjar la cuestión edad: “Cómo llevo el paso del tiempo es como preguntarme cómo llevo el tener pies. Yo tengo 51 años. Me lo estoy pasando muy bien. La cosa empieza de verdad ahora. Chica, descansa, que lo que se viene es divertido con cojones”.