¿Quién fue Rita la Cantaora, la artista de quien te acuerdas cuando no quieres hacer algo?
Detrás del dicho popular "Eso lo va a hacer Rita" está la figura de una popular cantaora y bailaora de flamenco de finales del siglo XIX y principios del XX
La artista jerezana hizo carrera en los cafés de Madrid y no dudaba en actuar en cualquier parte, a pesar de su fama
Su nombre empezó a usarse en tono peyorativo cuando un artista se negaba a actuar en obras mal pagadas o que exigían un esfuerzo extra
"Eso lo va a hacer Rita La Cantaora". ¿Quién no ha utilizado alguna vez esta expresión popular o alguna de sus múltiples variaciones como '"Que trabaje Rita" o "Que vaya Rita"? Todos nos acordamos de ella cuando nos asignan una faena que no tenemos la menor intención de hacer, por ingrata o mal pagada, pero pocos saben quién era realmente. Porque la tal Rita existió, igual que otros habituales del refrenero español como el Tato, un torero que no se perdía ningún evento social, o Maricastaña, gallega del siglo XIV que lideró una revuelta contra el obispo de Lugo.
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En el caso que nos ocupa, Rita era Rita Giménez García, niña prodigio jerezana nacida en 1859 y que desde muy temprana edad mostró unas aptitudes excepcionales para el baile y el cante flamenco en reuniones familiares y entre sus vecinos. En uno de esos eventos la descubrió un agente, que le propuso viajar a Madrid, donde se foguearía en distintos cafés y en compañía de grandes profesionales de su época.
La fama de 'la Cantaora'
Su arte y personalidad no pasaron desapercibidos y se granjeó la admiración tanto de hombres como mujeres. En 1885 la revista 'El Enano' le dedicó unos versos en los que elogiaba su gran belleza y gracia: "Del pueblo andaluz señora. Todo el elogio merece. Que su mirar enamora, que una rosa que florece es Rita la Cantaora".
Su popularidad fue en aumento. A principios del siglo XX ya era considerada una de las mejores cantaoras flamencas de su época y su nombre aparecía en un sinfín de carteles. La infatigable Rita, alegre y dicharachera, siempre estaba dispuesta a saltar al escenario, con independencia de lo que fuese a ganar. De hecho, se decía que tres duros diarios le bastaban para aceptar cualquier actuación, a pesar de su fama. De ahí procede el dicho popular. Cuando alguien no podía o no quería cantar, llamaban Rita y ella iba, cantaba y bailaba.
La frase con su nombre inicialmente tuvo un cariz positivo, según señala la Real Academia de Historia, pero con el paso de los años, y debido a las envidias que despertaba entre sus compañeros, fue adquiriendo un tono negativo. Su nombre empezó a usarse cuando un artista se negaba a actuar en obras mal pagadas o cuando se les exigía un trabajo extra.
"Más probe que las ratas"
Rita vivió prácticamente toda su vida en el barrio madrileño de Carabanchel, donde se enamoró del volquetero Manuel González Flores, viudo, con un hija y cuatro nietos. Cuando este falleció de forma súbita en 1930, Rita se hizo cargo de ellos, a pesar de que en sus últimos años pasó por grandes estrecheces económicas. "Había vivío como una reina, pero ahora soy más probe que las ratas", dijo en una entrevista dos años antes de su muerte en 1937, a los 78 años.