'La Abuela', el homenaje de un nieto que emociona a tres generaciones: "Genera un sentimiento muy profundo"
El objetivo de la banda madrileña 'Flores para Tristia' es reconocer a una generación que vive “en un mundo que ya no existe”
La idea surgió para una propuesta flamenca y llegó a pasar por el trap, pero se descartó para no restar emoción al mensaje
Reivindican visitar a los abuelos, abrazarlos y besarlos… aunque el tema está compuesto desde la paz y con la conciencia tranquila
Dicen los estudios que al menos un 27% de los abuelos cuidan de sus nietos durante un mínimo de 10 horas a la semana. La cifra crece cuando más joven es el abuelo, ya que sus capacidades para ocuparse de los pequeños son mayores y la afinidad con sus hijos suele ser también superior.
Sea por eso o por otro millón de razones que sus protagonistas pueden explicar, la banda Flores para Tristia ha decidido hacer un homenaje a todas las abuelas con su último tema, La Abuela. Se trata de un proyecto que va más allá de la poesía o de la música. Es una oda a ese amor incondicional que se da entre abuelos y nietos y que habla del miedo a la oscuridad, del cajón del chocolate, de sillas de mimbre y de braseros bajo la mesa camilla.
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La canción habla de una generación que ya supera los 80, que vivió la guerra y/o la postguerra, que pasó hambre y a la que nada de eso le importaba cuando de cuidar a sus hijos y sus nietos se trataba. Una generación de un mundo que ya no existe a la que hijos y nietos rinden ahora homenaje. Así lo ven los propios protagonistas. “Es un homenaje muy emocionante para abuelos, padres y nietos. No he podido parar de llorar”, apuntaba la madre de uno de los implicados en el proyecto.
Diego del Fresno, uno de los pilares de 'Flores para Tristia', nos explica el porqué de este sentido homenaje y cómo se fraguó. En un principio, casi por casualidad: “Lo primero que surge es una propuesta de Diego Guerrero, un cantante de flamenco amigo nuestro, que me propone escribir una canción para él. Yo, volviendo de un viaje muy largo desde Shanghai, empecé a escribir una canción pensando en el género flamenco. Y empiezo a escribir sobre sobre mi abuela, que genera un sentimiento muy profundo en mí”.
“Recuerdo que cuando comencé a escribir la canción empecé a llorar. Estaba tan emocionado que no podía dejar de llorar ni tampoco de escribir. Estuve horas escribiendo y llorando sin parar. Ese recuerdo de los abuelos y de las abuelas es real y duele. A mí me gusta, pero es cierto que me hubiera gustado hacer una canción más alegre. La canción te enfrenta a la cuestión de la vida y la muerte”, añade.
El trap fue una posibilidad
A partir de ahí, la rueda comenzó a girar. Y de qué manera. “A partir de haber escrito la canción, empezamos a probar con diferentes músicas que había hecho Cristian. Él propuso una música de trap experimentando así que yo empecé a improvisar sobre esa música. Luego llegó el piano de Joaquín Rodríguez y después Daniel, que es otro amigo nuestro, convirtió los pianos de Joaquín en ese instrumental, que es ahora tan trascendental y tan profunda”, argumenta Diego.
La canción, a caballo entre la poesía y la música, se maneja en un género muy particular que le da fuerza. Los propios miembros de Flores para Tirstia creen que si hubieran optado por el trap no habría funcionado tan bien. “Nos gustaba mezclar una música como el trap con una canción que habla de una abuela, pero terminamos no haciéndolo porque las abuelas no habrían entendido el homenaje en modo trap. Habría tenido menos emoción”, explican.
Nos gustaba mezclar una música como el trap con una canción que habla de una abuela, pero terminamos no haciéndolo porque las abuelas no habrían entendido el homenaje en modo trap
Obviamente, el mensaje ha calado muy profundo en la generación de los abuelos de los miembros del grupo, pero también en la de sus padres. “Nuestros padres están muy orgullosos y agradecidos. Especialmente mi madre porque la destinataria de la canción es Heliodora Galán, mi abuela, y está dedicada a ella. Algunas de las madres de los de nuestra generación ya son abuelas y nos han preguntado por qué ellas no aparecían, pero es que esta canción es un homenaje a esa generación de un mundo que ya no existe”, asegura Diego del Fresno.
El leitmotiv del proyecto pasaba por reconocer la labor de esas personas que ahora viven en un mundo que apenas conocen, con internet, whastapp, redes sociales y docenas de pantallas a su alrededor a las que ni quieren ni, probablemente, podrían tener acceso.
“La idea es reconocer a una generación única y previa a un mundo que se ha transformado totalmente con la digitalización. El mundo físico del que ellos vienen está desapareciendo y sin embargo será su mundo hasta el hasta el día que se mueran”, comenta Diego.
Pero no se queda ahí su explicación: “Nosotros formamos parte de una generación que ha nacido en una grieta entre dos mundos y nosotros hemos podido nacer y vivir la infancia en ese mundo físico en el que todavía lo real era más importante que lo virtual y, sin embargo, ya estamos creciendo, madurando y envejeciendo en un mundo en el que lo virtual cada vez es más real”.
Flores para Tristia rinde homenaje a toda una generación desde la perspectiva y la consciencia plena del inexorable paso del tiempo. “Nuestros padres no serán los abuelos que fueron nuestros abuelos y, por supuesto, nosotros no seremos los abuelos que nosotros hemos tenido”, apuntan.
Nuestros padres no serán los abuelos que fueron nuestros abuelos y, por supuesto, nosotros no seremos los abuelos que nosotros hemos tenido
Cierto es que Diego, autor de la letra de La Abuela, no siente que tenga ‘cuentas pendientes’ con sus abuelos: “Escribí la canción desde la paz, desde el amor y también desde la pena profunda, pero con la conciencia muy tranquila de haber aprovechado el tiempo con mis abuelos. Crecí con ellos porque mis padres trabajaban de sol a sol. Hay una etapa de la vida en la que lo último que te apetece es ir a ver a tu abuela, pero yo fui a ver a mi abuela cada vez que pude”.
Por ahí pasa una de las reivindicaciones del tema de Flores para Tristia. “Hay que ir a visitar a nuestros abuelos, hay que ir a abrazarlos, a besarlos, a escucharlos y hay que aprender de ellos todo lo que se pueda”, argumentan.
Diego, además, añade: “He hecho la canción más sincera y honesta que se podía hacer. Con ella pretendemos que, de alguna manera, se remuevan cosas por dentro, que nos duelan y que nos olvidemos un ratito de nosotros mismos para pensar en los otros. Estamos muy obsesionados con el autocuidado y estamos perdiendo el sentido de comunidad, incluso el de la familia, y creo que es necesario que de vez en cuando nos olvidemos de nosotros mismos y nos preocupemos un poquito más por los otros”.
En este sentido apuntaban varios de los comentarios de los asistentes al evento en el que Flores para Tristia estrenó La Abuela, enmarcada, por cierto, en un álbum (Los niños también lloran) que verá la luz próximamente y promete emociones incluso más fuertes.
“Quiero ver el vídeo más veces porque la primera me la he pasado entera llorando y en las siguientes quiero escuchar bien la letra porque tengo la sensación de que se me han escapado cosas. Las abuelas nos han criado a nosotros y también a nuestros hijos. Es un sentimiento precioso poder vivirlo. Mientras nosotros pensábamos en trabajar y pagar lo que debíamos, los abuelos se volcaban con los nietos”, explicaba una de las madres.
Otra iba un poco más allá: “Nuestros padres son un regalo para sus nietos. Disfrutaban mutuamente. Se quedaban encantados de la vida con ellos y no nos ponían ni un pero. Esta canción no es un homenaje, es un regalo para todos que nos vamos a guardar para siempre”.