David Gilmour está de vuelta. En un doble sentido. Por un lado, trae nuevo disco bajo el brazo, 'Luck and Strange', un trabajo con el sello característico del autor de las armonías de 'Wish You Were Here'. Y por el otro, a sus 78 años ya parece dispuesto a enterrar el hacha de guerra con Roger Waters. El peaje a pagar por promocionar el nuevo álbum es volver a hablar de Pink Floyd, algo que no es muy del agrado del legendario guitarrista, pero la perspectiva del tiempo ahora le permite echar la vista atrás con un punto no realmente conciliatorio pero sí de calma y sosiego.
Hace ya casi 40 años que Roger Waters abandonó Pink Floyd pensando que los demás se irían a pique sin él. Contra todo pronóstico Gilmour, Nick Mason y Richard Wright siguieron en pie y se embarcaron en nuevas monstruosas giras, comenzando un pique eterno con su antiguo líder en el que no faltaron demandas judiciales, cruces de ácidas acusaciones y reconciliaciones medio en falso. Pero hoy Gilmour prefiere rebajar la tensión, restarle importancia a las cosas: "Estaba en la treintena cuando Roger Waters se fue de nuestro pequeño grupo de pop y ahora tengo 78".
Al creador del solo de guitarra de 'Comfortably Numb' se le nota bastante harto de sus encontronazos con Waters, al que hace un año describió como un “misógino, antisemita y apologista de Putin”. En una entrevista en 'Rolling Stone' prefiere callar por ahora: "Es aburrido. Se acabó. Como he dicho antes, dejó nuestro grupo cuando yo tenía unos 30 años, y ahora soy una persona ya mayor, no es algo importante. Realmente no conozco nada de su trabajo desde entonces. Así que no tengo nada que decir sobre el tema".
Eso sí, Gilmour entiende ahora que el delicado equilibrio de fuerzas en los años clásicos de Floyd al final fue una ventaja para ellos. En otra entrevista en 'The Sun' considera que las personalidades enfrentadas y los agravios que se dedicaban los miembros de la banda les ayudaron en sus esfuerzos compositivos: "Podíamos ser tan groseros e insultarnos unos a otros sobre nuestras personalidades y nuestra música como quisiéramos, y sin embargo todo saldría bien al final. Nunca nadie se largó definitivamente, hasta que ese tipo lo hizo".
Gilmour no esconde su interés en vender el catálogo de Pink Floyd. Asegura que no lo haría por el dinero, sino por evitarse futuros roces con Waters. "Sería un sueño deshacerme de la toma de decisiones y de las discusiones que implican mantenerlo en marcha. Solo me interesa salir del barro en el que he estado durante tanto tiempo".
Según un artículo del 'Financial Times', la venta del catálogo de Pink Floyd podría rondar los 500 millones de dólares. En 2022, la banda estuvo cerca de concretar la venta pero las constantes disputas internas de los supervivientes del grupo alejaron a los potenciales compradores. Gilmour sigue esperando.