Cuando el punk de 'La Polla Records' hace pensar a los chavales (y a los de 50): “Su líder, Evaristo, es un filósofo"
Tomás García Azkonobieta es el autor de ‘La filosofía es La Polla’, libro que conecta las letras de las canciones del grupo con doctrinas filosóficas.
“Tenía el talento de coger esas ideas y transformarlas en canciones, en versos muy agudos”, explica.
“En su música hay un aire libertario, anarquista, que impregna todo, pero también alegatos comunistas. Y cosas del liberalismo”, describe.
Cuando el libro 'La filosofía es La Polla' salió de imprenta, el editor de Pepitas de Calabaza envió en ejemplar a Evaristo Páramos, líder de La Polla Records, invitándole a leerlo. Tiempo después, al preguntarle si le había gustado, el cantante y compositor respondió: “Sí, aunque yo de filosofía no tengo ni puta idea”.
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No está de acuerdo Tomás García Azkonobieta, el autor. Posiblemente, Evaristo no ha leído a los clásicos, pero según el escritor, sus canciones sintetizan, de forma clara y sencilla, muchas de las ideas que a lo largo de la historia los pensadores han plasmado en sesudos volúmenes. “Evaristo es un gran filósofo”, sostiene. “Sus letras han hecho pensar a mucha gente. No solo pensar: contribuyen a que la gente esté despierta y actúe. Se puede hacer filosofía cantando”.
García Azkonobieta, de 51 años, es un apasionado del rock y de la filosofía. En su vertiente musical, ha formado parte de varias bandas (de grunge, de heavy metal) y, en la actualidad, tiene un grupo consagrado a tocar versiones de blues. Por parte de la filosofía, estudió la carrera, se doctoró, y ahora es profesor de la materia en un instituto de Logroño. “Las dos facetas han ido paralelas, y el libro ha sido la consecuencia lógica: usar a un grupo como excusa para hablar un poco de filosofía”, dice.
Descubrió a La Polla Records cuando tenía once años, allá por 1984, cuando el grupo publicó su primer disco de larga duración, Salve. “Alguna cinta cayó en mis manos y la escuchaba con los mayores. Me hacía gracia porque soltaban tacos”. Al entrar en la adolescencia conservó la afición por la banda, y fue entonces cuando descubrió que tras esos tacos, de esa furibunda procacidad, había algo más.
“Me di cuenta de que en sus letras había ideas, protesta, análisis social e ingenio. Me encontré con otra gente que pensaba lo mismo y me decía: ‘Evaristo, cuidao, que hay mucha filosofía detrás’. Lo que he hecho en el libro ha sido tirar del hilo de esas letras para conectarlas con filósofos que han pensado sobre esa cuestiones”.
¿De dónde viene, si no es por formación académica, ese interés de Evaristo por abordar cuestiones que tienen que ver directamente con el pensamiento lógico y la ética del ser humano? “No se ha puesto a leer a los autores —explica García Azkonobieta—, pero, como nació en 1960, creció expuesto a ideas políticas que estaban en ebullición: final del franquismo, la gente muy concienzada queriendo salir de ahí, una alternativa que no era tan bonita como la pintaban, seguía habiendo mucha represión… Fue muy consciente de la situación política del momento. Tenía el talento de coger esas ideas y transformarlas en canciones, en versos muy agudos”.
Evaristo y los sofistas
En su libro, el autor aporta abundantes ejemplos. Uno de los temas que aborda La Polla Records es su rechazo a los nacionalismos (“Sin país”, entre otras canciones) y lo absurdo que resulta que algo que es legal en un país, sea ilegal en otro. Eso, afirma García Azkonobieta, es lo que pregonaban los sofistas.
“Rompieron el modo de pensar tradicional. Vivían en sociedades cerradas, con culturas y valores fundamentados en creencias en dioses. Los sofistas eran viajeros, conocían leyes de las distintas ciudades y veían que en Atenas un esclavo podía comprar su libertad y en Esparta no. Y se preguntaban por qué, de dónde venían esas costumbres: de los hombres. Somos los que decidimos qué está bien y mal. Dieron una gran patada a las sociedades tradicionales y replantearon en qué consiste gobernar”.
En La Polla Records hay, por tanto, ecos de los sofistas. “En muchas de las letras podemos ver esa noción: un país es un invento, una construcción humana, y detrás de los países y las banderas hay muchos intereses creados de grupos sociales que tratan de aprovecharse de los sentimientos de pertenencia. Las letras hablan en contra las guerras, de que lo que buscan los países es algún beneficio, ya sea económico, expandirse… Los nacionalismos están fuera de lugar para Evaristo”.
Tampoco ha sido ajeno a los postulados del feminismo (“Conejas y gallinas”) o los derechos de los homosexuales (“El animal sin nombre”). “Habla de maltrato, del hartazgo de hacer todo el trabajo en casa… Desde sus inicios ha hecho letras muy reivindicativas acerca de la causa feminista, así como de la homosexualidad. Algo rompedor, ya que ahora nos parece normal, pero él lo cantaba a finales de los ochenta o principios de los noventa”.
Las diatribas de Evaristo no pueden clasificarse en una sola doctrina filosófica, añade: “Tiene elementos de aquí y de allá: hay un aire libertario, anarquista, que impregna todo, aunque nunca se han reconocido como anarquistas. Pero sí hay ese espíritu de rechazo a la autoridad, de no aceptar que te digan lo que debes hacer, y no subordinarse a nada, ni a un país ni a una ideología. Lo repite en varias canciones.
Luego él ha dicho que el disco de Los jubilados [1990] es un panfleto comunista. Y tiene cosas liberales, como la idea de que el estado es peligroso y hay que ponerle cortapisas para que no sea demasiado fuerte. En cada disco que saca tiene la habilidad de meter el dedo en la llaga y analizar problemas en que estamos inmersos”.
El punk, más que un estilo musical
En este sentido, La Polla Records es más que un grupo musical, lo mismo que el punk es más que un estilo. “Nace como una forma de protesta. Después del rock que se hace mainstream y los grupos que eran rebeldes empiezan a convertirse en algo asumido, el punk es este coletazo que dice: ‘Vamos a devolver el rock a sus esencias más mínimas’. Una guitarra, una voz y mucha rabia.
Después de una larga etapa de capitalismo y bienestar, cuando la gente obrera estaba ganando poder adquisitivo, llegan los setenta y hay una gran crisis, mucha gente se queda en la calle y todo empieza a tambalearse. La juventud en Londres se hace crítica, y el punk está dentro de esa visión crítica del sistema, con raíces en el anarquismo”.
“El punk —prosigue— tiene raíces en los situacionistas, que promovían acciones divertidas y transgresoras como disfrazarse de Papa Noel, meterse en un centro comercial y empezar a regalar juguetes robados a lo niños. Cuando venían los de seguridad, ¿cómo explicar a los niños que debían devolver los juguetes? Son acciones que hacen pensar. Y el punk tiene ese estilo transgresor, hasta en su estética”.
En cierto modo, y dando la vuelta a la ecuación, se puede decir que la filosofía es punk: “Yo creo que sí”, responde. “La filosofía es una actividad radical, extrema y va a la raíz de los problemas. Y cuando vas a la raíz, si quieres dejar tus posturas claras vas a entrar en una dinámica punk. Vas a decir cosas fuertes y a meterte a cuestionar problemas de una manera clara, lo que puede ser violento o políticamente incorrecto”.
En última instancia, el libro reivindica el talento de Evaristo como letrista, a pesar de haber sido muchas veces ignorado. “Es muy bueno, capaz de condensar ideas complejas, con metáforas muy ingeniosas, de una forma muy natural, con pocas palabras y con frases que todo el mundo recuerda. Eso es porque tiene mucho talento a la hora de escribir”, zanja.