The Communards, el icono gay de los ochenta que se hizo reverendo anglicano y escritor de misterio
Richard Coles, la mitad del dúo The Communards, vio un vuelco a su vida tras la separación del grupo en 1988.
Ejerce, además, de rector de universidad, conferenciante y locutor de radio, y aparece en la televisión británica con frecuencia.
“Me habría gustado tener más sexo cuando era joven, con más gente”, declaró en una entrevista en 2023.
En 1986, el dúo británico The Communards llegó al número uno de la lista de ventas de su país con el sencillo “Don’t leave me this way”, versión del tema publicado la década anterior por Harold Melvin & the Blue Notes, así como por Thelma Houston. Aunque la canción estuvo cuatro semanas en esa primera posición, fue el único número uno de este dúo de synth-pop londinense formado por el cantante Jimmy Sommerville y el teclista Richard Coles. De hecho, la historia de The Communards fue corta: solo lanzaron dos álbumes, pese a lo cual se convirtió en símbolo de los ochenta y referente de la comunidad LGTBI.
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The Communards habían nacido como una escisión de Bronski Beat, grupo de pop gay ochentero por excelencia, y en el que Sommerville cantaba y Coles colaboraba ocasionalmente (aunque su formación es pianística, tocó el clarinete en el éxito “It ain’t necessarily so”, de 1984). A pesar de la óptima repercusión de “Don’t leave me this way”, en 1988 Sommerville y Coles disolvieron The Communards y cada uno siguió rumbo distinto. Sommerville inició una carrera discográfica como solista, que ha mantenido hasta 2015; Coles se hizo cura.
Antes que cura, Richard Coles —nacido en Northampton en 1962— dedicó un año a disfrutar en Ibiza. Era un músico de pop con cierta fama, abiertamente homosexual, y el embrujo noctámbulo de la isla balear le mantuvo cautivado todo 1990. “Me hubiera gustado haber tenido más sexo cuando era joven, con más gente”, dijo en una entrevista en 2023. “Para un hombre gay de mi edad y generación, había mucho para satisfacer los mayores apetitos. Pero era demasiado tímido, incómodo o inseguro para aprovechar al máximo cada oportunidad, algo que a veces desearía tener”.
A su regreso a Londres, a finales de ese año, entró por casualidad en una iglesia y tuvo una revelación: reordenar su agitada vida y consagrarla al sacerdocio. Simultáneamente, había comenzado a ejercer de escritor y periodista, colaborando en medios como el suplemento literario de The Times y The Catholic Herald. También presentaba programas musicales en Radio 3, de la BBC. Sin embargo, perseverante en su propósito, pasó cuatro años estudiando Teología en el King’s College de Londres.
Del pop al púlpito
Al término de la carrera eclesiástica, regresó a su ciudad natal. No quiso ser ordenado sacerdote de la iglesia anglicana porque pensaba que eso chocaba con su desenfadada condición de locutor radiofónico de pop. Además, debía terminar la tesis en la que estaba trabajando: una obra impenetrable sobre el texto griego de la “Epístola a los Efesios”. Finalmente, y tras abandonar las ondas temporalmente, fue ordenado en 2005, y se le envió, como coadjutor, a la iglesia de St. Botolph, en Lincolnshare, para, a continuación, pasar a la de St. Paul, en Knightsbridge. Se convirió en el vicario número 59 de Finedon, un pequeño pueblo cerca de Northampton, donde nació.
En la actualidad, Coles sigue trabajando en la radio; durante doce años ha presentado el programa Saturday live en BBC Radio 4. Aparece con frecuencia en la televisión británica, como en 2017, cuando participó en un espacio en el que personajes célebres demuestran sus dotes en la cocina (otra de sus pasiones). Lo contratan para ofrecer charlas y conferencias, y desde 2017 asume el cargo de rector de la Universidad de Northampton.
Pero si en su país lo han considerado el vicario más famoso del Reino Unido, cuando no el único que ha tenido un número uno en las listas musicales, es, además de por su labor evangélica (que ha abandonado parcialmente), por su parcela de escritor. Hasta la fecha, Richard Coles ha publicado doce libros entre los que hay, para colmo, varios que no son musicales ni religiosos, sino novelas de intriga policiaca (al estilo de las de Agatha Christie), con títulos tan sonoros como Asesinato bajo el muérdago o Una muerte en la parroquia, todos protagonizados por el canónigo Daniel Clement, rector que vive con su madre viuda y dos perros salchicha.
“El primer libro que recibí de niño fueron los cuentos cortos de Sherlock Holmes. Me fascinaba la idea de una figura enigmática al borde de las cosas, que ve lo que otros no ven y corrige las cosas que han salido mal”, declaró en marzo de 2024 a The Guardian.
Son libros que no se han publicado en España. También ha escrito sus memorias (Riquezas insondables: cómo pasé del pop al púlpito) y algunos volúmenes sobre vidas de santos. De carácter afable y risueño, desconocemos si él mismo va para santo; lo que sabemos es lo que piensa de ser un número uno de ventas en libros y en música. “Creo que nadie te arranca la camisa si has escrito una novela policíaca de gran éxito”, dijo en la misma entrevista. “Bueno, todavía no lo han hecho. Y literalmente te arrancan la camisa si tienes un disco número uno. Pero es enormemente gratificante conseguir un éxito a los 60 años cuando el último que tuviste fue a los 20. Eso es encantador y se siente como una reivindicación, supongo”.