Los peores discos de las bandas más legendarias del rock
Casi todas las grandes bandas terminan dándose un gran batacazo en algún momento de su trayectoria, especialmente si esta es larga
Hablamos de esos álbumes tan desastrosos que avergüenzan tanto al oyente como, con el tiempo, a quienes lo perpetraron
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Es muy difícil, casi imposible, que una gran banda de rock no termine pegándose un buen batacazo en algún momento de su trayectoria, especialmente si esta es larga. Y no nos referimos a parir un disco algo menos acertado o inspirado de lo habitual, sino a sacar al mercado un álbum que sencillamente avergüenza tanto al oyente como, con el tiempo, a los músicos que lo perpetraron. Hablamos del tipo de castaña pilonga que a todos -a nosotros y a ellos- no gustaría poder borrar de la memoria y hacer como si nunca hubiera existido.
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Este fenómeno suele darse mucho con los discos finales, cuando la banda en cuestión se obstina en seguir adelante cuando todos los indicios le gritan que haga lo contrario. También cuando sus miembros atraviesan una crisis creativa o personal transitoria que les impide distinguir entre lo que creen que es un genial atrevimiento y lo que provoca un bochorno lamentable. Ejemplos en la historia del rock hay muchos y variados. Aquí nos hemos decantado por una selecta selección que no admite enmiendas, aunque tenemos que reconocer que con desastres como los siguientes también se escribe la Historia.
THE DOORS - Other Voices (1971)
Quizás la primera prueba en la historia del rock de que tratar de continuar sin el miembro más carismático e icónico de la banda no es la mejor de las ideas. Jim Morrison llevaba poco más de tres meses muerto cuando sus tres compañeros en The Doors se apresuraron a publicar 'Other Voices'. “Probablemente no deberíamos haberlo sacado tan rápido", admitiría muchos años después el guitarrista Robby Krieger. Pero habría dado igual si hubieran esperado más tiempo. Nunca deberían haber continuado como The Doors sin el único componente verdaderamente insustituible del grupo. El teclista Ray Manzarek cargó con la tarea imposible de suplir a Morrison en la voz principal, y aunque la instrumentación seguía siendo más que digna la magia sencillamente ya no estaba ahí. Eso sí, los tipos eran tozudos y aún sacaron otro álbum sin Morrison, 'Full Circle', antes de dar carpetazo al asunto.
THE CLASH - Cut The Crap (1985)
The Clash fueron la banda más grande surgida del punk-rock que ha habido nunca, pero solo cuatro años después de alcanzar su cima con el esencial 'London Calling' (1979) ya eran un ente en descomposición. Tras despedir al batería Topper Headon y al guitarrista Mick Jones, autor de muchas de las canciones, Joe Strummer debería haber disuelto el grupo, como buen punk. Ya saben, es mejor arder que apagarse lentamente. Pero cometió el error de seguir. Se trajo a tres tres nuevos músicos y un nuevo productor para intentar adaptarse a lo sintetizadores de los 80, pero lo que no tenía eran buenas canciones, ni ganas, ni energía. 'Cut The Crap' terminaría siendo el epitafio de The Clash y Strummer, arrepentido, lo repudiaría nada más publicarlo. No es de extrañar que, salvo la decente 'This is England', siempre quede olvidado a la hora de confeccionar recopilaciones y grandes éxitos.
THE ROLLING STONES - Dirty Work (1986)
Los Stones habían comenzado los 80 por todo lo alto con 'Tatto You' (1981), pero conforme iba pasando la década cada vez se sentían más desubicados y fuera de lugar. Y lo peor es que entre ellos se llevaban peor que nunca. Posiblemente se habrían terminado separando si a Mick Jagger le hubiera salido mejor su tentativa en solitario, pero ni 'She's the Boss' (1985) ni 'Primitive Cool' (1987) fueron el super éxito que esperaba. Entre medias de esos discos como solista salió 'Dirty Work', un álbum en el que nadie quería trabajar, carente de inspiración y sin apenas canciones acreditadas a la dupla Jagger/Richards. Ni siquiera salieron de gira para defenderlo, para disgusto de Keith, que no podía creerse que Mick fantaseara con ser el nuevo Michael Jackson. Habría que esperar a 'Steel Wheels' (1989) -y a que Jagger se convenciera de que le iba a ir mejor junto a sus viejos compinches- para recuperar el rumbo correcto.
GENESIS - Calling All Stations (1997)
Cuando Phil Collins decidió bajarse del barco de Genesis en 1996, los otros dos miembros restantes, Tony Banks y Mike Rutherford, decidieron que ellos podían seguir navegando. Al fin y al cabo, ya sobrevivieron a la marcha de Peter Gabriel en los 70 y además se hicieron inmensamente más populares en los 80 con Collins al frente. Pero esta vez fallaron en sus cálculos. Por mucho. En realidad, Genesis pintaba ya poco entre el grunge, el brit pop y la electrónica de la segunda mitad de los 90, pero tampoco ayudó que reclutaran a un vocalista tan insulso y desconocido como Ray Wilson ni, por supuesto, que el nuevo material fuese tan inmensamente mediocre. En su pretensión de mantener el sello pop de la última etapa y recuperar la vena progresiva, se quedaron en una impersonal y aburrida tierra de nadie que no convenció a nadie, ni siquiera a ellos mismos. El naufragio del álbum y la posterior cancelación de la gira planeada por EEUU finalmente les convenció de que lo mejor a esas alturas era echar el ancla y saltar por la borda.
VAN HALEN - Van Halen III (1998)
Van Halen era otra banda clásica que había triunfado con dos cantantes diferentes (David Lee Roth y Sammy Hagar) en etapas muy diferenciadas. Pero al igual que sucedió con Genesis, a la tercera fue la vencida. En primer lugar, el cantante de Extreme, Gary Cherone, no solo tenía mucho que perder en la comparación con los frontmen anteriores del grupo, sino que también tuvo que lidiar con la férrea oposición de los fans tanto del uno como del otro. Pero si 'Van Halen III' decepcionaba no era tanto por la labor de Cherone como por la proliferación de temas tediosos y descafeinados, totalmente desprovistos de la mística de antaño. Ni siquiera Eddie parecía inspirado a las seis cuerdas. Y eso era mucho decir. Para colmo la portada del disco la debió elegir su peor enemigo. David Lee Roth dijo tras escucharlo que sonaba "como si alguien estuviese derramando agua hirviendo sobre un gato".
METALLICA - St Anger (2003)
Los fans más veteranos de James Hetfield, Lars Ullrich y compañía tenían verdadera fe en que con el cambio de milenio Metallica recuperarían las esencias thrash metal que se habían ido dejando en el camino, especialmente con aquellos intentos de adaptación al rock alternativo que fueron 'Load' (1996) y 'Reload' (1997). Pero probablemente ninguno estaba preparado para lo que encontraron en 'St Anger', un disco mal grabado, con una producción cutre, deliberadamente amateur, total ausencia de solos de guitarra y plagado de melodías horrendas, cuando no inexistentes. Alguien dijo de este disco que escucharlo era como recibir una paliza, pero no por su brutalidad y crudeza, sino porque para un fan escucharlo resultaba doloroso. En realidad, el álbum era el relato más certero de una banda que en aquel momento se encontraba en plena crisis existencial, tal y como mostraban sin pudor en el documental -este sí recomendable- 'Some Kind of Monster' (2004).
R.E.M. - Around The Sun (2004)
La banda de Athens es de las pocas que puede presumir de una trayectoria inmaculada, sin un disco malo... a excepción de este. Que fuera su primer fracaso comercial sin paliativos desde los tiempos de 'Out of Time' (1991) era lo de menos. Al fin y al cabo el single principal, 'Leaving New York', sí era una balada bonita. El problema era que la mayor parte del material aquí reunido era anodino, insípido e irrelevante. Por primera vez R.E.M. parecía una banda creativamente agotada. Y aquel triste disco era más propio de la trayectoria de Sting en solitario que de la banda que había renovado el rock norteamericano en los 80 y los 90. "Around the sun' no era realmente escuchable, porque suena como lo que es, un montón de gente que está tan aburrida con sus canciones que ya no puede soportarlo", admitió el guitarrista Peter Buck en 2008, año en el que sí recuperaron el antiguo vigor con 'Accelerate'.
GUNS N' ROSES - Chinese Democracy (2008)
Fue el disco más largamente esperado de todos los tiempos, y aunque esa demora de más de diez años precisamente no augurara nada bueno, existía la esperanza de que tantos estudios de grabación, tantos colaboradores metiendo mano y tanta pasta pulida -aún hoy se sigue considerando el álbum más caro de la historia, con un coste de 13 millones de dólares- cristalizaran en un chispazo de genio. Pero desgraciadamente no fue así. Durante su larga gestación, Axl Rose fue desprendiéndose de todos los miembros de la banda, de Slash a Duff McKagan, y lo que finalmente quedó estaba muy lejos de lo que uno debería esperar de un disco de Guns N' Roses. Mucho sobreproducción, mucho exceso sin sentido y muy pocas (buenas) ideas. Y aún menos actitud. La lástima es que aún hoy, a pesar de la reconciliación de la formación clásica y de haber realizado ya varias giras mundiales, sigan sin verse capaces de grabar algo nuevo que nos haga olvidar aquel desaguisado.
QUEEN + PAUL RODGERS - The Cosmos Rock (2008)
Este es uno de esos discos que sencillamente nunca deberían haber existido. Digámoslo ya: por mucho que Brian May y Roger Taylor se empeñen una y otra vez en lo contrario, sin Freddie Mercury no hay Queen. La discografía de la Reina se debió de quedar en 'Made in Heaven' (1995), y eso que ya aquel álbum construido con retales de aquí y allá era cuestionable, pero al menos ahí estaba la voz de Freddie. 'The Cosmos Rock' podía haber tenido algún sentido si sus perpetradores lo hubieran sacado bajo otro nombre, pero hacerlo bajo el amparo de la marca Queen no solo era indecente, sino injusto con su propio legado. Realmente Paul Rodgers, que ha sido un gran cantante de rock, estaba en las antípodas del estilo de Freddie. Nunca encajó. El resultado final quedó como un experimento fallido que no llegó a ningún sitio y que a día de hoy nadie quiere volver a escuchar.