Asistir a un concierto de Paul McCartney es siempre una maravillosa celebración nostálgica. Porque si algo tienen las canciones de los Beatles es que nos han acompañado durante toda la vida, y después de tantas décadas permanecen grabadas a fuego en el ADN colectivo de varias generaciones. Por eso volver a escucharlas de la mano de uno de los tipos que las hicieron posibles y cantarlas a pleno pulmón junto a miles de almas entrelazadas, como sucedió anoche en el WiZink madrileño, es tan emotivo. Ir a ver a Macca es como reencontrarse con ese amigo al que yo no ves muy a menudo pero que dejó aquella huella tan profunda. Y en realidad es también como reencontrarnos con nosotros mismos, con los que fuimos y con los que entonces estaban a nuestro lado. Now and then.
Para McCartney, tocar a los 82 años estas canciones que tanto significaron en la vida de tanta gente también debe simbolizar algo parecido. Por eso, cada noche acostumbra a homenajear a sus eternos compañeros, a aquellos con los que se embarcó en la odisea más alucinante que nos ha legado la cultura pop. En cada show Macca tiene más de un recuerdo para John Lennon, tristemente asesinado por un loco en 1980, y George Harrison, víctima de un cáncer de pulmón en 2001. Pero el espectador atento se habrá dado cuenta de que no menciona a Ringo Starr, el otro superviviente de los 'fab four'. Y la duda es pertinente: ¿hay mal rollo entre los dos únicos Beatles vivos? ¿Pasó algo entre ellos?
Lo cierto es que a día de hoy las cosas entre McCartney y Starr están bien, ambos tienen una relación más que amistosa, pero no siempre fue así. Hay que remontarse a los últimos años de los Beatles, cuando la muerte del manager Brian Epstein dejó al cuarteto de Liverpool descabezado y sin rumbo, y Paul se vio obligado a asumir el liderazgo. Y bueno, Paul, podía llegar a ser muy obsesivo con el trabajo. Tuvo enganchones y tiranteces constantes con los otros tres cuando estos no tocaban como él creía que debían hacerlo.
Concretamente, en las sesiones del denominado 'White Album' Ringo tenía que soportar las constantes indicaciones de Paul sobre cómo debía tocar la batería, lo que provocó que en cierto momento terminara cogiendo las maletas y largándose. Sus compañeros le convencieron para volver solo unos días después, pero durante su ausencia a Macca le dio tiempo a grabar las baterías de 'Back in the U.S.S.R.' y 'Dear Prudence' que se escuchan en el álbum.
Aunque los Beatles terminaron entre ellos como el rosario de la aurora, si algo tenía Ringo es que nunca fue rencoroso, y su relación con McCartney se recompuso rápidamente. Ya el primer disco en solitario del batería, 'Sentimental Journey' (1970), contó con la colaboración de Macca. Y desde entonces ambos aparecieron con asiduidad en álbumes grabados por el otro.
La última vez que Starr y McCartney formaron equipo fue en 2023, cuando ambos trabajaron conjuntamente en 'Now and Then', la 'última' canción oficial de los Beatles, creada a partir de grabaciones hechas tanto por Lennon como por Harrison y con la ayuda de la inteligencia artificial.
En una entrevista de 2023 al medio chileno Radio Futuro, Ringo confesaba que Paul y él son "hermanos", y así lo sintió desde que se unió a los Beatles. "Soy hijo único y de repente tenía tres hermanos a los que podía querer, en los que podía confiar, a los que podía ayudar. Fue un gran momento para mí”, rememoraba, para después confirmar que su amistad sigue intacta: "Paul me llamó el otro día. Somos amigos íntimos”.
Así que si Paul no tiene un recuerdo específico para Ringo en los conciertos de la gira 'Got Back' no es ni mucho menos porque se lleven mal, sino porque Macca siente que tiene que rendir tributo a los compañeros caídos. Entre la pirotecnia incendiaria de 'Live and Let Live', el éxtasis colectivo de 'Hey Jude' y el despliegue de banderas, incluida la arcoíris del colectivo LGTBIQ+, Paul siempre tiene un momento (o varios) para John, el tipo con el que compuso mano a mano el cancionero más inmarchitable del siglo XX. Primero interpretando íntimamente con guitarra acústica 'Here Today', el tema que compuso "entre lágrimas" cuando le mataron, y después en 'I've Got a Feeling', con el mismo Lennon en la pantalla cantando parte de la canción en el célebre concierto de la azotea.
El otro homenaje que no falta es el que le rinde a George, del que interpreta su clásico 'Something', primero él solo con el ukelele que le regaló el guitarrista y a mitad de canción entrando la banda entera. Aunque es cierto que en las dos horas y media que suele durar el recital hay suficientes evocaciones a los 'fab four' (son 21 las canciones Beatle que tocó en Madrid), porque Paul es muy consciente de que "al final, el amor que recibes es igual al amor que das".