Inauguramos 'Living la vida Upper', un espacio en el que conocer el lado más personal de protagonistas experimentados del momento, con Ara Malikian, el violista libanés que se ha hecho un hueco en la música española gracias a su talento y su espíritu libre. Aprovechando que el documental sobre su accidentada vida, que ha puesto en pie por su pareja, Natalia Moreno, acaba de ganar un Goya, nos hemos ido a su casa, un ático en el madrileño barrio de Malasaña, para conocer más cosas sobre su modo de estar en el mundo, como por ejemplo qué ha aprendido del accidente de hombro que tuvo hace unos meses y que hizo peligrar su carrera, cómo fue su infancia tocando en los túneles durante la guerra del Líbano, qué opina del amor y cómo es ser padre de un niño "que no quiere ver el violín ni en pintura".
"Cuando ves que tu brazo no se mueve te entra mucho miedo", explica el libanés, preguntado por la productora Anna Saura, hija del director Carlos Saura. "Piensas si vas a poder tocar al mismo nivel que antes y si puedes seguir viviendo de ello", sigue. "Pero enseguida le di la vuelta, fue una gran terapia" (dale al play para saber cómo se reinventó estos últimos meses, llenos de preguntas sobre el futuro que nunca se había hecho).
Malikian, mientras toca para nosotros por su ático, enseñándonos sus rincones favoritos (en especial la terraza al sol), nos desvela la intrahistoria de cómo surgió el documental sobre su vida. Su mujer, actriz, decidió reciclarse tras dar a luz a su hijo y lanzarse a la dirección para contar su historia en 'Ara Malikian, una vida entre las cuerdas', que acaba de ganar el Goya. Un recorrido por su vida desde que nació en el Líbano, donde tocaba en los sótanos para entretener a sus vecinos mientras caían bombas fuera, hasta sus años de nómada por el mundo, aprendiendo música en Alemania con lo mejores. "No pensé que le interesaría a nadie. Gracias a este documental he vuelto a vivir, es necesario saber de dónde vienes para agradecer el presente".
Y antes de despedirse también nos habla de su hijo, de cómo Cairo le cambió la vida y empezó a relativizar los problemas. "Me gustaría que hiciese música pero no quiere. Me ve con el violín todo el día y piensa que es un coñazo", algo muy diferente a lo que le pasó a él, "mi padre era un enamorado del violín y yo también quería ser violinista", concluye.
*Anna Saura es productora e hija de Carlos Saura.
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