La noche de aquel día era viernes, 2 de julio. La hora era poco taurina, las 20.30. Pero el lugar no dejaba lugar a dudas de donde se encontraba el cuarteto de Liverpool: la Plaza de Toros de Las Ventas. Allí, en los tendidos, les esperaban 5.000 personas. Muchos era fans jóvenes enamorados del rock, algunos curiosos y la mayoría temerosos de los grises. Hubo teloneros, entre los que se encontraban Los Pekenikes, pero el concierto de los Beatles duró tan solo 35 minutos. Paul, George, Ringo y John, que lucía un sombrero cordobés, tocaron algunos de sus grandes 'hits' de entonces: 'Twist and Shout', 'Can´t buy me love' o 'A Hard Day´s Night'. "Sin demasiada pena y sin demasiada gloria" dijo el NODO el día después. Aunque poco después se marcharon a dar una segunda actuación, este fue el primero y el que, de alguna manera, contribuyó a modernizar España.
La organización del concierto fue un verdadero acto de valentía por parte del representante y promotor Francisco Bermúdez. Al final las negociaciones con el manager del grupo, Brian Epstein fueron tan bien que incluyeron en su gira las dos actuaciones españolas en Madrid y en Barcelona. Los británicos llegaron el día 1 de julio en un vuelo de Air France. 200 personas les esperaban en el aeropuerto y un Cadillac les llevó al Hotel Gran Meliá Fénix. Por supuesto, además del concierto, visitaron un tablao flamenco e hicieron una cata con vinos de Jerez. Había que empezar a promocionar el producto español entre las estrellas de la música internacional.