Ya casi no recordamos la época en la que podíamos disfrutar de un concierto de pie, sin mascarillas ni líneas en el suelo. Era la vida prepandémica, un mundo del que parece que nos hemos olvidado durante los últimos meses. Desde que el confinamiento comenzase a mediados de marzo, la idea de poder saltar y gritar viendo a Van Morrison, Extremoduro o Los Secretos en un gran estadio y con todas las garantías se ha ido disipando. En lugar de ello, nos hemos acostumbrado a vivir de otra forma, mucho más distante y menos pasional. Ahora, la sala Apolo, en un intento de volver a los grandes aforos, está preparando un concierto con muchas personas y una particularidad que define el momento actual: los test rápidos.
Este octubre, la mítica sala de conciertos barcelonesa organizará un concierto piloto de unas 1.000 personas. Antes de entrar, todos deberán someterse a un test rápido de coronavirus, que será realizado por profesionales del Hospital Can Ruti. La noticia la ha dado el presidente de la Associació de Sales de Concerts de Catalunya (ASAC), Lluís Torrents, en el programa 'Via lliure' de RAC1. Hay que aclarar que no se trata de una prueba PCR sino de un test de antígenos, que permite saber si el usuario tiene anticuerpos.
Todos los asistentes deberán usar la mascarilla en todo momento y deberán desinfectarse las manos con gel hidroalcohólico. Sin embargo, no será necesario que guarden la distancia de seguridad. Con ello podrán beber alcohol y entrar al recinto siempre que no tengan síntomas de Covid-19 y den negativo en el test rápido de la entrada. Será, por tanto, la primera vez que se usen test antígenos masivos para establecer si una persona "puede participar en un evento con un gran número de personas", según ha destacado el médico a cargo de la situación, Boris Revollo. Con este concierto piloto, el objetivo que se persigue es "reactivar una parte de la economía" que está sufriendo para volver a la actividad con todas las garantías.
Estos tests rápidos permitiran analizar la interacción "en un espacio cerrado con la gente viendo un concierto, cantando y bailando, para luego ver si ha habido algún tipo de transmisión o no", detalla Torrents. También ha celebrado que la medida pueda convertir las salas de conciertos en puntos masivos de hacer tests. "Siempre hemos dicho que queríamos trabajar para no ser el problema sino la solución", ha valorado.
De esta forma, será la primera sala de conciertos desde que comenzase el confinamiento en marzo que realizará tests masivos a los asistentes. Una medida que todavía no ha sido valorada por las autoridades pero que va encaminada a reavivar un negocio, el de los espectáculos en vivo, que ha pasado por unos meses de verdadera incertidumbre ante la imposibilidad de retomar la actividad debido a la complicada situación sanitaria por la que está pasando nuestro país en los últimos meses.