"Un error tremendo es circunscribir el ocio únicamente al fin de semana". Lo dice a Uppers.es Ricardo de Pascual, profesor de Psicología de la Universidad Europea y portavoz del Instituto Terapéutico de Madrid. Casi nunca es fácil, sabemos, sacar una noche entre diario para salir a tomar algo. La amenaza de pasarte con las cañas y enfrentarte a un día de trabajo sin plenitud de facultades, el estrés habitual que tenemos de lunes a viernes o el cansancio propio de los días laborales, a menudo, nos empujan irremediablemente al sofá. Sin embargo, recordamos, los expertos avisan de que esa rutina de cinco días de obsesión laboral por dos de desconexión como el conejito aquél de las pilas no son la manera más sana de organizar el ocio.
Un catalizador, servidor lo usa con asiduidad, puede ser la música. Si hay quien practica el afterwork, nosotros vamos a patentar el 'after rock'. Conciertos en noches de diario como excusa para que nos dé la luz del sol (o de la luna) también los días laborables.
Para empezar, busca con antelación. Hazte con las entradas un mes, dos meses antes. Seis si hace falta. Lo ideal es que cuando estés comprándolas quede suficiente tiempo como para no estar pensando en si es miércoles, jueves, enero o abril. Las compras y te pones un recordatorio –ojo con esto, uno compró una vez entradas para Guns and Roses nueve meses antes del concierto de Madrid de 2018 y después un vuelo a Londres para el mismo fin de semana-. Para cuando llegue el día, las ganas de ver a ese grupo o artista y tener las entradas ya en la mano te desperezarán.
Elige bien los horarios. La mayoría de salas de conciertos en días laborables programan entre las ocho y las nueve de la noche. Piensa qué haces habitualmente en casa a esas horas (preparar la cena, hacer la compra del día, ayudar a tus hijos con deberes, planificar cuentas familiares, responder correos del trabajo, planchar, poner una lavadora…). Todas, actividades menos gratificantes que ver a tus grupos favoritos. Como los conciertos empiezan pronto, acaban pronto. Lo normal será que entre diez y media y once de la noche estés fuera.
La bebida. No te obsesiones con que al día siguiente hay que trabajar. Disfruta y tómate algo. Pero acuérdate de que no es una noche de salir. Es una noche de ‘after rock’. Cada cuerpo es un mundo a la hora de soportar el alcohol. Pero entre diario, por norma general, mejor tres cervezas que un gin tonic. Igual que Bill Murray le repetía obsesivamente a la marmota “no conduzcas cabreado”, repítete a ti mismo: “no amanezcas un miércoles con resaca”.
Última sugerencia, no te vayas corriendo a casa. Cena. Lo normal será que no vayas solo al concierto. Aprovecha y pica algo a la salida para ir cenado a casa, comentar el concierto y completar la noche. No te líes. Apenas una hora para una hamburguesa y un poco de charla debería ser suficiente. Llegarás a casa cenado y listo para meterte en la cama. Además, te servirá para digerir mejor esas cervezas que hayas tomado durante el concierto. No salir huyendo para volver rápido a casa también te servirá para no tener la sensación de haber forzado el plan solo por salir un miércoles. No se trata de eso, sino de que realmente sea un tiempo para exprimir el ocio y desconectar de verdad en medio de la semana.
Para terminar, unas propuestas en algunas de las principales capitales españolas para las próximas fechas, por si revisando la agenda no das con algo que te convenza:
Sala Razzmatazz (Barcelona). Devendra Banhart, jueves 13 de febrero. Horario: 19.30h.
La Riviera (Madrid). Ketama, jueves 23 de enero. Horario: 20.30h.
Sala Repvbblica (Valencia). Bad Religion, jueves 28 de mayo. Horario: 20.00h.
Kafe Antzokia (Bilbao). El mató a un policía motorizado, jueves 27 de febrero. Hoario, 21.30h.
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