En el Madrid de los 80 convergieron el arte, el deseo y los excesos. La semilla de libertad y diversión había germinado en España por fin, tras los eternos y grises 40 años de dictadura franquista. Fue el tiempo del libertinaje sexual más desenfrenado, la generalización de algunas drogas, el alcohol de garrafa, los besos apasionados y los 'garitos' oscuros. Fue el tiempo de La Movida madrileña, el fenómeno cultural y transgresor que marcó a toda esa generación que perseguía con urgencia la libertad de la juventud.
Si hay alguien que sabe de la movida, ese es Javier Menéndez Flores, periodista cultural de larga trayectoria y colaborador en innumerables medios de comunicación, entre ellos Uppers. Cronista musical y melómano empedernido, Menéndez definió hace un tiempo un objetivo pendiente: contar La Movida más allá de sus "filias" y "fobias", de los estereotipos y prejuicios que marcan el relato de lo que aconteció en Madrid en los años 80. El colofón a su búsqueda es 'Madrid sí fue una fiesta: la Movida, y mucho más, de la A a la Z' (Libros Cúpula), una suerte de biblia sobre los templos, personajes y conciertos que marcaron aquel periodo de libertad.
Hablamos con él sobre aquel contexto histórico, en una charla dirigida a desmitificar algunas leyendas y a corroborar otras.
P. Define en pocas palabras qué fue para ti la Movida
R. La Movida fue un estallido de libertad, una primavera superlativa que sucedió a un larguísimo invierno, que fue las cuatro décadas del franquismo. La movida no fue ese movimiento elitista que se nos ha vendido, ni fue si quiera un movimiento. Fue, como digo, un estallido de libertad. Los ciudadanos toman los espacios públicos, los bares, las salas de concierto, las calles, y entre esa gente estaban los artistas, artistas que venían ya rodados y otros que nacen en aquel entonces. Eso fue la Movida.
Tres mitos que no son ciertos de la Movida
La Movida fue un movimiento: es falso, no lo fue. Fue, si acaso, un fenómeno o atmósfera.
La Movida fue solidaria: falso, fue eminentemente individualista. Incluso entre los grupos musicales, cada integrante quería erigir su propia estatua.
La Movida fueron solo un grupo de niños de papá un poco salvajes y adictos a la vida peligrosa: hubo otras tribus urbanas, como los rockeros, los mods, los punks y los flamencos sacrílegos con la tradición. También estaban los heavys... Fue muchísimo más variada y miscelánea.
¿Tú la viviste? ¿Cuántos años tenías?
Yo conocí Rock-ola con catorce años. Estuve en un concierto de Séptimo Sello, nos llevó el amigo de un hermano mayor de mi mejor amigo. Eso hoy en día sorprende, porque uno no dejaría que su hijo de catorce años fuera a una sala, y menos a Rock-ola, pero entonces las cosas eran distintas. Quizá yo fui un poco precoz, pero había más chavales de mi edad. Luego llegué a estar en los conciertos del paseo Camoens, donde se celebraban las fiestas de San Isidro, y allí vi a Sabina, a Radio Futura, a Ramoncín, a los Smith... También conocí La Bobia al lado del Rastro, el Penta y la Vía Láctea.
De esos bares, ¿cuáles quedan abiertos?
El Penta sigue abierto, la Vía Láctea también. La Bobia ha cambiado de nombre, Rock-ola ya no existe, pero la Vía Láctea y el Penta siguen y mantienen ese espíritu de bares míticos.
Si tuvieras que quedarte con un concierto, ¿cuál sería?
Eso es difícil. Yo no estuve en los grandes conciertos de la Movida, pero me quedo con esos que tuve la oportunidad de ver en el paseo de Camoens. Recuerdo el concierto de Ramoncín que se cayó del escenario, se tropezó y fue muy vibrante. También el de los Smiths, por supuesto. Me gustó el de Sabina y el de Radio Futura. Aquella explanada estaba llena de gente porque claro, eran conciertos gratuitos.
Las nuevas generaciones piensan que la movida fueron Alaska y Almodóvar. ¿Fue así?
Cuando se habla de estos fenómenos hacen falta posters, y es necesario tener una referencia, un icono. Almodóvar es incuestionable que es uno de los personajes grandes que ha dado la Movida, porque es muy internacional y ha triunfado a lo largo del planeta. Pero no fue solo él ni Radio Futura ni Parálisis Permanente. Hubo muchas tribus urbanas, estilos. También estaban los cantantes melódicos, cantautores despolitizados, el fenómeno fan con gente como Miguel Bosé o Los Pecos. Todo eso, ese totum revolutum fue el que abundó en esos años de libertades.
¿Cuál es tu personaje favorito de la Movida?
Eso sería difícil decirlo. Me parece que hubo personajes innovadores como Tino Casal. También Almodóvar por lo audaz de su propuesta, pero esas dos películas que sacaron (Pepi, Luz, Bon y otras chicas del montón y Laberinto de pasiones), que eran absolutamente transgresoras y valientes. Pero también Eloy de la Iglesia, que hizo un cine quinqui marginal que hoy es considerado de culto, que entonces fue demonizado.
En ese cine quinqui estaban Antonio González, Lola Flores, Quique San Francisco...
Eran personajes que tuvieron cierta relevancia por aquel entonces. Lo que pasa es que el cine quinqui fue considerado como algo marginal, estaba muy vinculado a la heroína, la prostitución y los medios generalistas no lo recogían. Pero en las salas de cine arrasaban y hoy es un fenómeno y un movimiento que realmente es de culto y tiene muchísimos seguidores.
Lola Flores.
Fue un personajazo por la influencia que tuvo en gente muy diversa, desde Carlos Berlanga y Almodóvar hasta diseñadores y fotógrafos. Tenía mucha fuerza, era una mujer muy expresiva, muy valiente, y una innovadora de su tiempo, igual que lo fue Warhol en el otro extremo.
Hablemos de los tres iconos que marcaron a la movida desde el extranjero.
Lou Reed, Andy Warhol y David Bowie. Además, han envejecido bien, porque siguen siendo referencias hoy en día. Te podría citar otros, como los Sex Pistols, Ramones, The Clash, Joe d'Alessandro como icono gay por las películas de Paul Morrissey o para la fábrica de Warhol. Pero realmente los grandes iconos fueron Bowie y Warhol. También estaba Mark Bolan como el rey del glam. Ellos, sin estar en Madrid, formaron parte de la Movida porque estaban muy presentes en las cabezas e imaginario de muchos de los protagonistas de aquellos años.
¿La gente se drogaba tanto como ha trascendido?
Sí, la gente se drogó. Las drogas eran como un pasaje al paraíso terrenal y formaban parte de aquella fiesta. El problema fueron las drogas duras y en concreto la heroína. No había información. Lo que en principio era un mundo maravilloso, como me dijo una vez Antonio Vega ("veías desde arriba a los ciudadanos que sudaban y trabajaban como obreros y tú estabas en el olimpo"), en seguida se dio cuenta de que aquello era el infierno. Luego hay otra cosa. El plan nacional sobre drogas se pone en marcha en el 1985 en el gobierno del PSOE. Era muy tarde, era un plan que se creó todavía muy cojo, con muy poca información. Para entonces, -estamos hablando del año 85 y la heroína venía de finales de los 70- había una legión de caídos.
También estaba el garrafón y la coca.
Por supuesto. Por fortuna, no fue todo la heroína. Estaba la coca, las anfetas, la heroína, por supuesto los porros eran un clásico, pero la gran droga de la movida fue el alcohol de garrafón. Desde luego, lo bebieron todos: ricos y pobres, y no se libró ningún templo. En Rock-ola también ponían garrafón. Las resacas que ha tenido todo aquel que ha bebido en esos garitos son antológicas, eso es peor que tener un coronavirus extremo.
¿Cómo influyó Tierno Galván?
Era un hombre muy inteligente y tenía mucho olfato. Enseguida entendió que los jóvenes eran un sector muy importante, porque eran votos. Entonces les dio lo que querían. Contribuyó el PSOE, de esa manera, a que la fiesta se mantuviera. ¿Cómo? Trayendo grandes figuras extranjeras gratis total o a precios muy baratos. Los grandes conciertos de los 80, la verdad, fueron muy democráticos. Era una manera de mantener a los jóvenes contentos y que luego, cuando llegara el momento de votar, entendieran quiénes eran los suyos.
¿Madrid ya no es Madrid o lo sigue siendo?
Madrid está por encima de todo. Es verdad que el único gran inconveniente que tiene es que políticos de un signo y otro piensan que es un territorio del que se pueden apropiar, y eso es como pensar que te puedes apropiar de los bosques o de los océanos. Madrid no es de nadie y es de todos. Madrid es la única ciudad en la que nadie te pide el DNI. Nadie se pregunta a qué se dedica tu padre, qué apellido tiene, y te pone una alfombra roja aunque llegues con hatillo. Y eso es maravilloso. En Madrid no hay banderas y están todas las banderas, porque en la Movida se puede hablar de una Movida española. Madrid fue el escenario, el telón de fondo, pero ¿quién hacía la Movida? Catalanes, extremeños, valencianos, andaluces, gallegos... Madrid era el sitio en el que había que estar si querías prosperar y llevar una carrera. Estaban las casas de discos, las teles...
Algo que echas de menos.
Lo que más echo en falta es la espontaneidad, la libertad de expresión y el modo de entender la vida tan salvaje que había en los 80. Letras como las de Pedro Almodóvar y McNamara, en Voy a ser mamá, en las que dicen que quieren tener un hijo al que enseñaran a matar y a prostituirse hoy serían tremendas. O Parálisis Permanente con Quiero ser santa, o Me gusta ser una zorra de Vulpes. Por no hablar de Siniestro Total... 'El sudaca nos ataca', 'qué tal, homosexual', 'prefiero ser punki que maricón de playas', 'al que eyacula dios le ayuda', 'chochos voladores'... Yo creo que hoy en día, eso generaría conflicto. Desde luego, en las redes sociales.