Loquillo y su Cadillac ya tienen biografía: "El nacimiento de su hijo Cayo le hizo superar el personaje de rocker frenético"
Hablamos con el experto musical Felipe Cabrerizo sobre la primera biografía autorizada del Loco, un libro para conocer a fondo a la estrella de rock and roll.
“Fue Epi, el jugador de baloncesto, el que le dio el nombre de Loquillo"
Desde su retirada de Trogloditas hasta su papel de padre, el periodista hace un recorrido por las luces y sombras del artista.
"Hago discos porque estoy enfadado con el mundo, por orgullo, por pasión y porque me da miedo ser olvidado", confiesa Loquillo en la que es su primera biografía: 'Loquillo: La biografía oficial'. Para este arduo trabajo, el artista ha depositado toda su confianza en el periodista musical Felipe Cabrerizo, con el que hemos charlado para averiguar algunos de los misterios que envuelven la figura de José María Sanz, el niño que nació en la Barcelona humilde de los años 60 y consiguió hacerse camino en la música a golpe de rock and roll.
Loquillo era una figura polémica y esquiva, pero consiguió alcanzar el éxito gracias a Los Intocables y Trogloditas. Y a un tupé inconfundible con el que creó un icono, todo hay que decirlo. Decidió reinventarse en solitario, un camino propio que le hizo tocar las estrellas, pero también experimentar una vida de luces y sombras.
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El Loco, como le llama amistosamente el autor de su biografía, ya es un referente para la cultura española, aunque algunas de sus canciones no hayan envejecido bien gracias a la llegada de un feminismo necesario, otras muchas siguen sonando en los bares, entre copas de wisky y amigos que recuerdan una era dorada. Indagamos un poco más en la vida del artista.
¿Cuántas noches de rock y wisky han hecho falta para crear este libro?
Pues le hemos dedicado cuatro años. Primero porque es una vida muy larga y con muchos vaivenes, había mucha gente con la que hablar, mucha información que recabar y hemeroteca que revisar. Además del parón de la pandemia. Yo conocí al Loco cuando estaba terminando la biografía del cantante francés Johnny Hallyday, uno de sus grandes referentes. En aquel entonces él iba a hacer 40 años de carrera y me propuso formar parte de este proyecto.
¿Qué diferencia a Loquillo del resto de artistas en España?
El Loco siempre ha estado un escalón por encima, al menos en la liga de rock and roll, que es en la que él juega. El que lleve ya 42 años de carrera y que siga llenado estadios, plazas de toros… demuestra que él juega en otra división desde luego.
¿Qué es lo más sorprendente que podemos encontrar en esta biografía?
Lo más sorprendente es que se muestra la mecánica del día a día de una estrella del rock and roll. Conocemos el personaje, pero no lo que hay detrás. Una de las fortunas de hacer este libro es que el trabajo de hemeroteca es muy revelador, porque nunca se ha callado nada y siempre ha dicho todo lo que pensaba.
¿Qué ritual o capricho no falla en el camerino de Loquillo antes de un concierto?
Todos los artistas tienen algún elemento maniático, casi supersticiones. Los momentos del camerino antes del concierto hay mucho nervio y tensión. En su caso, los rituales suelen terminar con una pequeña arenga que da él a la banda, se dirige siempre a ellos y les dice unas palabras antes de salir al escenario para ponerlos en situación y devorarse el concierto.
¿Cuántas horas hay detrás de ese tupé?
Pues eso no lo sé, a esas intimidades no llego porque nunca he entrado al baño con él (ríe). Pero desde luego, nunca, jamás, le he visto sin tupé, y eso que he pasado muchísimas horas con él.
¿Por qué le empezaron a llamar Loquillo?
El nombre de Loquillo se lo puso ni más ni menos que Epi, el jugador de baloncesto. Loquillo de chaval fue un alero bastante competente. Aunque luego la atracción por el rock and roll y por la vida un poco enloquecida le fue alejando, porque ya requería de un rigor, disciplina y dureza que no quiso afrontar.
En esa época, solía llevar una beisbolera en la que se había cosido el Pájaro Loco. Y por esa razón, la gente le llamaba Pájaro. Pero un día, Epi le pasó el balón con tanta fuerza que le dio en el pecho y calló de espaldas, y entonces Epi se empezó a reír de él y le dijo: “Tu más que un pájaro eres un loquillo, eso es lo que eres” y de ahí surgió este nombre que ya se quedó para los restos.
Dime tres adjetivos que lo definan como músico
Constante, sobrio y épico.
¿Y en lo íntimo, como pareja o padre?
Los mismos: constante, sobrio y épico. Creo que la carrera y el aspecto musical del Loco es una prolongación de su propia vida, y las diferencias entre ambas son muy pocas.
¿Ha sido muy ligón con su Cadillac o más bien de relaciones estables?
Como buena estrella del rock ha sido un hombre muy deseado y perseguido. Pero también es verdad que Loquillo se emparejó con Susana cuando eran unos críos, tenían ambos 20 años y tanto tiempo después ahí siguen juntos. Susana es una persona fundamental para él y para su propia estabilidad.
¿Qué papel ocupa Cayo en su vida?
Su hijo es una figura fundamental para Loco. El nacimiento de Cayo le supuso un cambio de perspectiva. Fue una de las cosas que le ayudó a centrar su carrera y a intentar crecer con ella. Es decir, a superar este personaje que tenía anterior del rocker frenético y desaforado, y empezar a manejarse de otra manera.
Loquillo tiene 61 años, ¿qué te ha contado de llegar a esa edad en el mundo del rock and roll? ¿Pasan los años factura?
La presencia de Cayo ha sido muy importante en toda la evolución posterior porque una de las cosas, a mi parecer más interesantes que tiene Loquillo, es que nunca ha querido echar el freno. Siempre ha hecho un trabajo muy grande para hacerse adulto dentro de los límites del rock and roll, no mantener un personaje falsamente juvenil como hacen muchos cantantes, sino haber sido capaz de evolucionar y de madurar dentro de todo ello.
Cuando tienes 18 años y una vida por delante el rock and roll es una cosa, y cuando tienes un hijo que va a la universidad y tienes que pagar la carrera y otros problemas, la vida es otra, y desde luego eso lo ha transformado en sus trabajos y sus discos.
¿Cómo es envejecer en el mundo del rock and roll? ¿Le da miedo?
No le da miedo envejecer porque además es una persona que tiene una energía desbordante. Muy juvenil. Él se mantiene con esta fuerza de voluntad enorme que tiene y sigue trabajando. Precisamente viendo a ese referente de Johnny Hallyday, en Francia que fue el primero que hizo esto, viendo el grado de patetismo que alcanzan muchos artistas que a partir de los 40 o 50 intentan dar una imagen que no es la suya en realidad. Esto Loquillo se lo tomó muy en serio y vio rápidamente que no era el camino.
Creo que es la figura en España que mejor ha hecho este cambio. Sus discos hoy en día son discos de una persona adulta y madura, y son muy diferentes a los que hacía en sus primeros tiempos.
Desde el prisma actual, se han tachado sus canciones como machistas. ¿Cómo lo ves tú? 'La mataré', por ejemplo… ¿ha envejecido bien?
La música ha envejecido estupendamente precisamente por este cambio que ha hecho él. Esa necesidad de saber madurar dentro de su discografía. Cuando pasó la barrera de los 30 y pico años entendió que esto se tenía que convertir en otra cosa, y empezó a trabajar mucho en enriquecer la música, pero sobre todo en enriquecer los textos. Trabajar las letras muchísimo más y reflejar así otro tipo de situaciones.
¿Qué reflexiones sobre el paso del tiempo ha compartido contigo?
Son continuas porque es un tema que a él le importa mucho. Es un tema constante en su vida y un gran interés: el verse a sí mismo envejecer y amoldarse, sobre todo conceptualmente amoldando su trabajo a todo lo que ello significa. No es lo mismo trabajar con 20 años que con 60, ni con los 70 que tendrá dentro de un tiempo.
¿Cómo es el Jose María Sanz detrás de Loquillo? ¿Sigue siendo el niño que sale en la foto de tu libro posando con su guitarra?
He visto a ese niño, sí. Han pasado muchos años, pero creo que esas raíces que tiene de estar asentado en el barrio y en un mundo proletario han sentado las bases de ese personaje que él ha sido. Su ritmo de vida es muy diferente, pero sus raíces las tiene muy metidas en la mente y siguen manejando gran parte de su comportamiento.
¿Qué le diría ahora a ese niño si pudiese hablar con él?
Creo a ese niño le tranquilizaría diciéndole: “Escaparás”. Que era lo que quería él. Loquillo viene de una situación familiar y personal de infancia complicada, viene de un barrio de Barcelona llamado el Clot que era muy proletario, hijo de un ex combatiente del bando republicano, lo cual marcaba desde luego una "X" al lado de su nombre en determinados ambientes.
Él cuenta una anécdota que desde la ventana de casa veía una estación de tren cercana y se tiraba horas viendo pasar los trenes pensando: "Tengo que irme a algún sitio, tengo que salir de aquí". Por eso creo que el mensaje que le daría sería ese: “Lo conseguirás y te irás. No te preocupes”.
¿Se ha tenido que enfrentar a muchas adversidades en su vida?
Ha tenido muchas, muchos altibajos. Sobre todo la enfermedad de su mujer, que está enferma desde hace muchos años y convivir con estas situaciones cualquier persona que lo haya vivido sabe que es durísimo y absolutamente terrible.
¿Un momento de su vida que crees que repetiría?
El momento en el que él suele vivir del recuerdo y que le da mucha gasolina es el momento de los conciertos. Para Loquillo es algo que siempre ha tenido una importancia fundamental en su carrera, y siempre dice que él solo es él mismo cuando está encima de un escenario y que empieza a actuar cuando se baja de él.
¿Y uno al que regresaría para cambiarlo?
Creo que el que la gran lastima o lo que él entiende como el mayor error de su vida fue alargar tanto la vida de Trogloditas, la primera banda que tuvo. Con Trogloditas hubo una mecánica de una unión muy fuerte, que funcionó muy bien durante unos cuantos años, pero sí que es verdad que a raíz de pasar la barrera de los 30 años y empieza a pensar en evolucionar y hacer otras cosas, él se da cuenta de que los "tróglodos" no son la banda que él necesita. Que él necesita otros colaboradores que le vayan abriendo otros terrenos.
Eran sus amigos y él quiso prolongar todo aquello, y posiblemente lo prolongó demasiado. En el año 2008 surgió la posibilidad de telonear a los Who y a los Rolling Stones, dos de sus grandes referentes y ese era el broche de oro definitivo para terminar este recorrido y pasar a otra cosa. Que el primer disco que hizo Loquillo en solitario fuera 'Balmoral', que es considerado el mejor disco de su carrera, habla a las claras del atasco que llevaba él con esta situación.
Loquillo es una especie de llanero solitario inconformista, ¿ese modo de estar el mundo es un superpoder o una condena?
Él que es súper amante de los superhéroes lo podría calificar de superpoder. Esta confianza en sí mismo y este pensar mucho en su carrera y su legado, que es su obra es lo que le da esa energía para tirar adelante y creo que lo que le crea esta fuerza de voluntad pasmosa para estar trabajando continuamente.
¿Cómo lleva Loquillo las críticas?
Las lleva mal, aunque le importa poco. Es un personaje muy impulsivo y explosivo y sí que es cierto que tiene un primer momento en el que le cuesta encajarlo, sobre todo porque muchas veces hay gente que critica de manera muy banal y superficial trabajos que llevan años y tiene un equipo entero detrás.
Él tiene ese momento de enfadarse, pero también es una persona que recapacita mucho y se da cuenta de la importancia que tiene.
¿Cuánta censura hay en esta biografía?
Ya sabemos que Loquillo tiene un piquito de oro y en algunas entrevistas atacaba a todos y a todo, porque es parte de la mitología del rock también, el crear piques entre las bandas y entre los músicos. Lo único que me pidió es que quitara algunos insultos desagradables hacia compañeros que ya no están.
No tiene ningún problema en criticar a un compañero que esté en activo, porque lo puede leer y se puede defender, pero si le parecía que cuando esto se refería a un artista muerto o fuera de circulación no le parecía adecuado. Algo que me parece muy honorable.